China es un actor importante en la guerra en Ucrania. Se alineó con Rusia antes de la invasión frente a Occidente, pero una semana después del comienzo de los combates, Pekín ha evitado dar un apoyo explícito a Moscú.
Lo que no consiguieron varios presidentes de Estados Unidos en varias décadas, lo ha conseguido Vladimir Putin en apenas unos días: Alemania no sólo envía armas anticarro y antiéreas a Ucrania, sino que deja atrás 80 años de diplomacia pacifista y se propone levantar el ejército más potente de Europa. A partir de ahora, Alemania gastará más del 2% de su PIB en defensa: pasará de 50.000 millones a más de 75.000, unas 7 veces más que España. El gigante económico y enano militar ha despertado, pero su primeera tarea será reducir su dependencia energética de Rusia con renovables y la construcción de 2 puertos para gas licuado.
Francia propuso desde el primer día de la invasión las sanciones económicas más duras como aislar a Rusia del sistema financiero mundial y el envío de armamento. Pero el presidente de la República, Emmanuel Macron, también ha liderado la "estrategia del teléfono rojo": no quiere cerrar la puerta del diálogo con Putin.
Empezó con una ofensiva relámpago que pocos esperaban: Rusia atacó por tierra, mar y aire en tres frentes distintos, pero una semana después no parece haber logrado lo que buscaba. Ahora, con 200.000 soldados dentro de Ucrania, Putin ya no puede dar marcha atrás fácilmente, pero tampoco son suficientes para ocupar el país, y menos con la fuerte resistencia ucraniana. Por eso, Moscú parece cambiar de estrategia y, según los expertos, tiene dos opciones: combates urbanos, o una ocupación de las ciudades "más exterior". Lo que Moscú quiere evitar es una guerra larga, porque si empiezan a llegar cadáveres y las sanciones hacen efecto, quizá a Putin le cueste mantener su tradicional apoyo social.
El Gobierno del Reino Unido fue pionero a la hora de anunciar sanciones económicas contra el régimen de Vladímir Putin y su primer ministro, Boris Johnson, el primero en atreverse calificar al presidente ruso de dictador. "Un agresor manchado de sangre" fueron sus palabras, cuando apenas había comenzado la invasión de Ucrania. Londres ha enviado también ayuda militar y humanitaria.
En la estación central de trenes de Berlín se ha organizado el primer punto de apoyo a los refugiados. Hasta ahora han llegado Alemania más de 9.000 refugiados de Ucrania, pero la mayoría continúan camino a otras ciudades alemas, Sólo unos pocos se quedan aquí en Berlín. En la estación de Berlín, cientos de voluntarios se turnan para ayudar, como Mushkin, que vino de Afganistán en la oleada de 2015. Nos dice que no podía quedarse en casa y como otros asilados ha venido a ayudar. Un café, un bocadillo, un billete para otra ciudad donde vive un familiar o un amigo, pero , sobre todo, una palabra de aliento. Svetlana es rusa, nos dice que quiere pedir perdón a todo el mundo en nombre de todos los rusos, aunque no les cuenta a los ucranianos que es rusa, quiere aportar su grano de arena.
Olena ha huido de Kiev con sus hijos y habla del miedo a la guerra. "No sabemos si vamos a sobrevivir", explica. Cuenta el horror de la guerra y de como ha huido con sus hijos "llenos de miedo". "La gente está asustada, pasa el tiempo en los sótanos". Este es el testimonio de Olena que se ha marchado a una aldea donde "hay comida". "Los misiles caen y nadie abandona la cola del pan", cuenta emocionada.
La capital ucraniana resiste, pero los ataques con misiles están dañando cada vez más edificios. En superficie calles desiertas porque la mayoría de la población civil se esconde bajo tierra. Para Ilya no es normal que sus hijos se despierten y hagan pistolas de juguete. Los suburbios de Kíev también arden. Este es el único edificio alto de Hatne, una aldea de poco menos de 3.000 habitantes casi reducida a cenizas. Está a sólo 18 kilómetros de la capital y a 5 de su aeropuerto internacional. Mientras Rusia ha vuelto a difundir imágenes de una columna de tanques y blindados avanzando hacía Kíev.
Laura Alonso, enviada especial de RNE y Sergio Jiménez, con la asistencia técnica, han vuelto al centro de recepción de Dorohusk (Polonia) donde estuvieron hace cuatro días. Nos cuentan que la imagen es muy diferente, hoy hay menos de la mitad de refugiados y el exterior del centro está prácticamente vacío. Laura ha hablado con Ana, quien ha acogido en su casa a una mujer y sus dos hijas: “Ahora por suerte ya están en Italia”. También a Italia va a viajar Anastasia con su hijo David que nos cuenta que sólo tiene ganas de llorar. Aunque la situación es diferente a la de hace unos días, estos refugiados han dejado atrás a familiares en Ucrania que, según ellos, no saben qué hacer porque le tienen miedo a Putin.
Olga Hrom es una profesora ucraniana que vive escondida en la ciudad de Jersón, que ya ha sido tomada por las tropas rusas. Hrom, cuenta para el informativo 24 horas, que las fuerzas rusas están en la ciudad y que ha visto como cargaban a algunos ciudadanos en camiones. El Ejército ruso estaría tomando todos los edificios oficiales de de Jersón y minando zonas estratégicas, así lo afirma Olga. Precisamente en esta ciudad, no hay organismos que puedan ayudar a los vecinos, llevar alimentos a las casas y medicinas. Por tanto, se organizan entre ellos para ayudarse en los barrios. Esta profesora ucraniana pide a la comunidad internacional que se organicen ya esos corredores humanitarios que permitan la llegada de alimentos y la salida de heridos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ha protagonizado una rueda de prensa televisada. En ella, ha insistido en que Ucrania no se rinde y ha pedido hablar con Putin, ya que cree que es la única manera de parar la guerra. De lo contarrio, aventura que el conflicto se extenderá más allá de su país y que podría llegar hasta "el muro de Berlín". Ha agradecido a Occidente la ayuda enviada, aunque ha reconocido que ha llegado tarde.
Pocos minutos después, aparecía en televisión el presidente ruso, Vlaidmir Putin, en este caso, a través de un discurso grabado en vídeo. "Nunca dejaré de creer que rusos y ucranianos son un solo pueblo, a pesar de que algunas personas en ucrania han sido intimidadas por la propaganda nacionalista nazi", ha dicho Putin. Se ha felicitado por la buena marcha de la campaña militar en Ucrania y ha prometido ayudas a los familiares de los soldados muertos en combate.
El gobierno ucraniano niega la toma de Jersón de donde llegan imágenes y testimonios confirmando la versión rusa de que la ciudad está tomada al cien por cien. Jersón es clave para llegar a Odesa, el gran objetivo de Putin que pretende dejar a Ucrania sin salida al mar. Su plan es crear un corredor que una todo el sur del país, desde la anexionada Crimea, hasta el Donbás. Mariúpol, con salida al mar de Azov, también está en la diana desde hace días pero de momento, resiste aunque el alcade reconoce que a duras penas, sin agua ni luz, trabajan ahora para recuperar servicios básicos.
Rusia y Ucrania acuerdan facilitar la creación de corredores humanitarios para la evacuación de civiles, lo que supondrá un alto al fuego temporal donde se establezcan estas vías humanitarias. Es la conclusión, confirmada por ambas delegaciones, que ha salido de la segunda ronda de negociaciones que han mantenido en la región bielorrusa de Brest, cerca de la frontera con Polonia. Va a haber, sin embargo, un tercer encuentro, ya que ni unos ni otros han conseguido todo lo que querían. Kiev pide que el Kremlin ponga fin a sus ataques y se niega a aceptar exigencias rusas como el abandono de las armas. Rusia, por su parte, exige el reconocimiento de su soberanía sobre la península de Crimea y la neutrralidad de Ucrania respecto a la OTAN.
Informa Mónica Cartes, enviada especial a Ucrania, con la asistencia técnica de David Velasco.