Putin ganó las elecciones de marzo, a las que no pudieron presentarse los principales opositores porque estaban presos, en el exilio, o porque fueron inhabilitados. Las potencias occidentales criticaron entonces esos comicios y hoy ningún líder ha estado en su toma de posesión.
Unos minutos antes de las 12 a Putin le dicen que está todo listo para su juramento. Deja su despacho en el Senado y se dirige al palacio. Ambos edificios están en el reciento amurallado del Kremlin
En el salón de San Andrés, diseñado en su día para el zar Nicolás I, Putin jura el cargo. Lo hace sobre la Constitución rusa que, sobre el papel, garantiza derechos como la libertad de expresión o de prensa.
El presidente ruso ha reconocido que viven tiempos difíciles y ha asegurado que no se opone al diálogo con Occidente si es de igual a igual. También ha saludado a los que él llama héroes de la operación militar especial.
Ese es el principal reto de su quinto mandato presidencial: ganar en Ucrania, una guerra que el Kremlin pretendía resolver rápido y que ya está en su tercer año.
En clave interna, llamamientos a la unidad. Entre los asistentes, pocos occidentales. Estados Unidos y la Unión Europea han pedido boicotear esta toma de posesión, pero algunos han enviado a representantes diplomáticos como Francia, Hungría o Eslovaquia.
Para cerrar la ceremonia, 30 salvas de artillería y desfile en honor del presidente y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Después misa con Kiril, el patriarca de la iglesia ortodoxa, uno de los incondicionales del presidente ruso.
FOTO: Cao Yang / Xinhua News