El incremento de la incidencia acumulada en España ha obligado a las Comunidades Autónomas a volver a tomar nuevas limitaciones en los aforos y restricciones en la hostelería y en sectores como el ocio nocturno. Además, otras autonomías están empezando a plantearse un toques de queda selectivos.
La explosión de contagios se empieza a notar en los hospitales. Hace un mes, con 3.400 personas ingresadas con coronavirus, comenzó un descenso progresivo. Pero el repunte ha ido creciendo hasta superar, de nuevo, los 4.000.
Lo mismo ha ocurrido con las camas UCI. Se logró un descender al 6%, muy cerca de la ausencia de riesgo. Pero de nuevo la media está por encima del 8%. Y en comunidades como Cataluña rozan el 21%.
El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, ha alertado este martes de que "el 72%" de las 122 personas que actualmente se encuentran ingresadas en unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de hospitales de Andalucía con coronavirusson "negacionistas", es decir, "gente que no se ha querido poner la vacuna", de "entre 50 y 60 años" de edad.
Un millón setenciantas mil personas han pedido cita para vacunarse en Francia en menos de 24 horas después de que el presidente, Emmanuel Macron, anunciase la obligación vacunarse contra el coronavirus al personal sanitario y para realizar muchas actividades a partir de las próximas semanas.
Se acercan las doce y media de la noche y las terrazas recogen para cerrar. La gente comienza a irse a casa: en 32 municipios valencianos, desde esta madrugada, ya ha habido toque de queda desde la 1:00 horas hasta las 6 de la madrugada. La medida ha pillado despistado a más de uno.
Hasta 80 pacientes con COVID-19 están ingresados en el Hospital del Mar de Barcelona, el triple que la semana pasada. Ocupan ya el 80 % de las UCI, donde hay 17 enfermos: cinco son menores de 30 años. Por lo general, los afectados jóvenes de COVID grave no suelen necesitar sistemas de respiración asistida tan agresivos como la gente mayor, pero los médicos ya los están usando en algunos casos.
La Rebeca Abadía té 27 anys, és treballadora social de l'Hospital de Can Ruti i és una de les afectades per la covid persistent.
Es va contagiar al desembre a l'hospital on treballa i fa 8 mesos que amb símptomes de la covid com: tos persistent, pèrdua d'olfacte i gust, problemes gastrointestinals, problemes respiratoris com la disnea i la bronquitis, espasmes i afectació cognitiva. Totes aquestes limitacions no li deixen fer vida normal. L'afectació cognitiva li ha generat dèficit d'atenció i li costa molt concentrar-se.