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Siria ha vivido otro viernes de rezo, manifestaciones y represión en decenas de localidades en las que miles de personas han vuelto a tomar las calles para exigir la marcha de Al Assad.

Pero la atención se centra ahora en la ciudad de Jsir al Shugur, en el noroeste del país, en donde un número indeterminado de militares se ha unido a los manifestantes.

El Reino Unido y Francia presentarán hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución de condena contra la represión del régimen sirio y una propuesta para abrir un corredor humanitario.

La situación interna en Siria puede estar degradándose rápidamente si las informaciones que llegan al exterior son ciertas. Los medios de comunicación oficiales informaron el lunes de la muerte de 120 miembros de las fuerzas de seguridad a manos de "hombres armados" en Jisr al-Shoghur, al norte del país. La televisión estatal asegura que los enfrentamientos continúan en la ciudad.

De confirmarse, sería el primer enfrentamiento armado de importancia entre opositores y fuerzas gubernamentales, y demostraría que, una vez que las protestas pacíficas han sido reprimidas a tiros, existen elementos con la voluntad y la capacidad para intentar una rebelión armada.

Sin embargo, Wissam Tarif, director de la organización de derechos humanos Insan, ha puesto en duda la versión oficial y ha afirmado en declaraciones a Reuters que los enfrentamientos tuvieron lugar entre fuerzas leales al Gobierno y soldados que habían desertado. También ha asegurado que el balance de víctimas es "inconsistente".

Los enfrentamientos armados han dejado más de un centenar de muertos en Siria. El lunes murieron un centenar de miembros de las fuerzas de seguridad en una emboscada y durante la noche han fallecido otras 15 personas. Mientras el ministro de Interior sirio anuncia dureza contra los opositores, Alain Juppé, ministro francés de Exteriores, afirma que el régimen ha perdido toda legitimidad y que ha perdido la oportunidad de las reformas.