Cocina en Tenerife por la paz en Ucrania
- El restaurante Jaxana participa en la iniciativa 'cenas solidarias' para recaudar fondos para los afectados por la guerra
- El próximo miércoles estará en Madrid Fusión
En la frontera norte de Rumanía con Ucrania, cientos de ucranianos pasan la noche tras salir de la zona donde hace solo unos días se bombardearon varias bases áreas. Sofía o Víctor son algunos de los hijos de Anna, que cuenta que desde el martes esperan un autobús que los lleve a Portugal. Los niños juegan e intentan evadirse. Llaman la atención sus caras de felicidad entre los juguetes que un grupo de voluntarios ha llevado hasta un hotel de 5 estrellas, reconvertido en centro de acogida. Han estado con ellos los enviados especiales de RNE, Laura Alonso y Sergio Jiménez.
María Tejada, de ACCEM y Margarita de la Rasilla, de ACNUR, organizan la acogida de los ciudadanos ucranianos que están llegando al centro de Pozuelo, en Madrid. Las dos coinciden en que está siendo un trabajo intenso, agotador tanto física como emocionalmente, pero ágil, porque todos los actores implicados están respondiendo muy bien. “Son familias separadas”, dicen, al explicar que llegan mujeres y niños que se han visto obligados a dejar a la mitad de la familia en el territorio de la guerra: “Necesitan que les escuchen (…) Ves el sufrimiento y en sus ojos”. Con respecto al cambio con respecto a la llegada de refugiados de otros conflictos, las dos coinciden en que se pondrá aprender mucho de la experiencia actual: “En menos de 24 horas la gente tiene concedido el permiso temporal. Es una oportunidad para aprender buenas prácticas en otros aspectos en los que hay muchos problemas. Mejor no olvidarnos de que a España llegan muchos refugiados”.
Ana y Elias viven desde hace unos días en Madrid con Lili y su madre Hanna, dos mujeres que salieron huyendo de Járkov hace casi un mes. Las han acogido en su casa y dicen estar encantados: “Son de la familia”. Lili estaba de vacaciones en Ucrania, en su país, cuando estalló la guerra. Consiguió sacar a su madre, recién operada. “Ella no quería venir, prefería morir en su país que salir de él”, nos cuenta Elias, que ahora intenta ayudar a Lili a hacer todos los trámites para que residan con todos los papeles en regla en España. “Cuando las acogimos, su madre estaba sobre unos palés, porque no puede moverse”, relata Ana. Su acogida se ha puesto en marcha de una forma rápida a través de una ONG. Ana y Elias dicen que sus hijos ya viven por su cuenta y que esta ha sido la mejor decisión para ayudar a quienes han tenido que dejar su hogar por culpa de la guerra. Ha estado con ellos Minerva Oso.
Miriam Benterrak es directora general de Programas de Protección y Atención Humanitaria. Nos cuenta en el Centro de Refugiados de Pozuelo que ahora mismo hay allí 340 personas, un 35% de ellas son niños. La mayoría son núcleos familiares. Los hombres no han podido salir de Ucrania y esto cambia las circunstancias habituales de los refugiados de otros conflictos: “Es importante pensar que eso es una dificultad añadida. Son núcleos familiares donde hay que poner la mirada en que son personas solas con niños a cargo. Hay que pensar muy bien en la escolarización y en el apoyo para su incorporación a la sociedad. Hay que pensar en su conciliación”. Añade Benterrak que el sistema de acogida necesita refuerzos para cubrir todos esos huecos. También habla del cansancio con el que llegan las refugiadas: “Cada vez nos encontramos con personas más cansadas, que han pasado por un proceso más complicado”. La gran mayoría quiere volver a su país y muchos cuentan con redes de apoyo en España y saben dónde quieren dirigirse cuando dejen este centro de acogida.
En la frontera entre Rumania y Moldavia, a solo unos kilómetros de Ucrania, ya no se observan las colas de hace un mes, cuando miles de personas huían de las primeras horas de guerra. Ahora encontramos a mujeres que vuelven por unas horas a sus ciudades en Ucrania, para recoger enseres de su casa o visitar a sus maridos. Son las historias de Tatiana o de Nasha, que han estado con nuestros enviados especiales a la zona, Laura Alonso y Sergio Jiménez.
En el paso fronterizo de Medyka, el más multitudinario de Polonia, es fácil encontrar cooperantes y voluntarios españoles. El castellano es uno de los muchos idiomas internacionales que suenan en el ir y venir de personas y entre los tenderetes humanitarios que forman un pasillo desde el acceso de la frontera hasta el lugar donde los ucranianos cogen los autobuses. En uno de esos puestos conocemos a Paco Cervera, un voluntario español que trabaja con tres fundaciones. Han estado con él los enviados especiales de RNE, Fernando Martínez y Juan Miguel Sanz.
Dębica es un municipio de 66.000 habitantes al sureste de Polonia y capital de la comarca del mismo nombre. Adam Pieniążek es el vicepresidente de la comarca de Dębica. Nos cuenta que la región en la que se integran aún tiene margen para acoger a más refugiados ucranianos. "En el voivodato de Subcarpacia viven casi dos millones de polacos. Ellos tienen sus corazones abiertos y pueden acoger más gente", nos dice. Echa de menos más implicación de la UE y confía en que la situación cambie si Polonia se ve sobrepasada por la llegada de mujeres y niños desde Ucrania. Han estado con él los enviados especiales de RNE a la frontera, Fernando Martínez y Juan Miguel Sanz.
Más de tres millones de personas han salido de Ucrania huyendo de la guerra. A Madrid, llegaron el miércoles por la noche los 30 taxistas que organizaron una caravana para recoger a refugiados en la frontera. Salieron el viernes y han recorrido 6.000 kilómetros para traer a 135 personas. Un equipo de TVE ha estado con ellos en la última etapa de su viaje.
"Música contra las guerras" es una iniciativa de la ONG olVIDAdos, con la colaboración del Teatro Tribueñe, con la que van a recaudar fondos para seguir enviando ayuda directa a Ucrania. Ya son cinco los tráilers que han viajado con material humanitario a Rumanía, para ser trasladados desde allí al interior de Ucrania. Pero ahora la contribución económica, con la que cubrir las necesidades más urgentes sobre el terreno, es muy necesaria. En el concierto, músicos de casi una veintena de países, entre ellos Ucrania, Rusia, Afganistán, Siria o Irak, demostrarán que "la música nos impulsa y es la mejor vacuna contra la ignorancia y contra la violencia". Un concierto para el que también existe una fila cero con la que contribuir a la ayuda a Ucrania. Desde el Teatro Tribueñe, Noemí Martínez ha hablado con su directora, Irina Kouberskaya, con la cofundadora de la ONG olVIDAdos, Inmaculada del Prado, y con una de las artistas participantes, Candela Pérez.
Deporte salud, deporte educación y deporte empoderamiento: son las bases del trabajo de la ONG Red Deporte en Zambia y Camerún. Entrevistamos a su presidente Carlos de Cárcer. Del deporte como atractivo turístico hablamos con Ángel Madrazo después de su participación en el Tour de Ruanda de ciclismo.
Hoy en Por tres razones hablamos de un programa puesto en marcha hace más de 20 años, llamado OMNI-Net, que funciona en Ucrania desde el año 2000 asistiendo a niños con enfermedades congénitas y diversos problemas derivados del nacimiento. Ahora han lanzado la campaña Baby Foods For Ukraine, con la que pretenden que grandes multinacionales como Nestlé o Unilever donen comida infantil y fórmulas especiales para niños con patologías del metabolismo.
El doctor Wladimir Wertelecki, director de los programas de OMNI-Net en Ucrania, nos explica cómo funciona esta iniciativa que han puesto en marcha junto con la red de hospitales pediátricos de Ucrania. Asimismo, la doctora ucraniana Nataliia Zymak Zakutnia, directora del Hospital Infantil de la ciudad de Jmelnytsky y directora clínica del programa, nos explica desde esta ciudad situada al oeste del país cómo están actuando para ayudar a los niños que huyen del conflicto y las necesidades primarias que están intentando cubrir con días enteros de trabajo.
El sector del transporte, es imprescindible para llevar la ayuda humanitaria a Ucrania. Hoy ha salido un camión desde Almendralejo, y habrá más los próximos días. Un viaje que realizan conductores ucranianos que quieren ayudar a su país.