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Los bomberos han hallado un segundo cadáver entre los escombros de la fábrica de aceite de Moraleja, en Cáceres, que este jueves sufrió una gran explosión. Se trata del cuerpo de Alberto Lozano Fango, de 88 años, antiguo encargado de la fábrica, que se encontraba en su interior de visita en el momento en el que se produjo la explosión. Ayer se conoció la muerte de otro hombre de 58 años. Y una tercera persona continúa desaparecida y otras dos resultaron heridas de escasa importancia.

El Parlamento ucraniano ha sido escenario de una violenta pelea entre diputados por una ley que permitiría el uso oficial del ruso en algunas regiones del país. La bronca estalló el jueves entre miembros de la oposición pro-occidental que quieren alejar a Ucrania de la órbita rusa y partidarios del presidente Viktor Yanúkovich, que tiene su base de apoyo en el este del país, de mayoría rusófona.

Grave accidente laboral en una almazara de la población cacereña de Moraleja donde poco después del mediodía se ha producido una explosión. Hay un muerto, dos desaparecidos y dos heridos.

El cadáver de uno de los tres desaparecidos en la explosión de una almazara de la Moraleja (Cáceres) ha sido encontrado por los bomberos en el interior de la fábrica siniestrada. Hasta pasadas las 15:30 horas, los equipos de rescate no han podido acceder al interior de la fábrica, ya que primero han debido sofocar el fuego en el exterior y enfriar la zona. De hecho, se continúa trabajando en el lugar con la escala de un camión autombomba para echar agua desde arriba a la almazara.

Un hombre detenido en Nueva York ha confesado su implicación en la desaparición y muerte en 1979 del niño Etan Patz, un caso que conmocionó a la sociedad estadounidense y que llevó al entonces presidente Ronald Reagan a declarar el 25 de mayo como el Día Nacional de Niños Desaparecidos.

José Bretón está dispuesto a un careo con la madre de los niños desaparecidos en Córdoba. Su abogado pedirá su puesta en libertad de nuevo y presentará un contraperitaje en el que se demuesta que llegaron al parque.

Asciende a siete el número de muertos por el terremoto que golpeó la región de Emilia Romagna, en el norte de Italia. Se calcula que unas 3.000 personas han pasado la noche fuera de su casa. Algunos en centros preparados por Protección Civil, muchos en sus propios coches. Hay miedo y la gente no se atreve a volver a sus hogares.

Durante la noche se ha producido una veintena de sacudidas terrestres y la lluvia a veces intensa y el viento han hecho más difíciles la situación de los asistidos.

Una mujer cuenta cómo la madrugada pasada llamaba por teléfono a su hijo sin encontrar respuesta y por eso fue a la fábrica donde estaba. Allí a las 6¿35 de la mañana le dijeron que su hijo ha muerto.

La imagen del terremoto se ve este lunes en muchos periódicos y también en la página web de RTVE: un trozo de torre del siglo XIII exhibiendo la mitad de un inmenso reloj arrancado de la vista con la facilidad con que se rompe una hoja de papel.

En Italia, siguen las investigaciones sobre el atentado ayer frente a una escuela que provocó la muerte de una estudiante y heridas graves a otras 5. La grabación de la cámara de un quiosco próximo ha permitido hacer un retrato robot del hombre que pulsó el detonador. Son imágenes diurnas y nocturnas ha dicho el fiscal de Brindisi. Pertenecen a un varón, de 50 a 55 años que vestía chaqueta oscura, pantalón claro y zapatillas deportivas. Utilizó un detonador a distancia para hacer explotar tres bombonas de gas escondidas en los cubos de basura en la puerta del instituto a las 8 menos cuarto de la mañana.

Al menos seis personas han muerto y cincuenta están heridas son las consecuencias del terremoto de 5,9 grados que ha sacudido el noreste de Italia esta madrugada. El epicentro se ha situado a 35 kilómetros de Bolonia. El temblor también se ha sentido en ciudades como Módena y Ferrara. Los equipos de emergencia buscan entre los escombros si hay personas atrapadas.

Dos personas han muerto y una tercera ha resultado herida de gravedad al derrumbarse el caserío en el que vivían en la localidad de Mondragón, en Guipúzcoa. El derrumbe se ha debido a la explosión de una bombona de gas propano.