A unos 30 kilómetros de Kiev, en Irpin, se ha levantado este cementerio casi improvisado en cuestión de dos semanas, desde que las tropas rusas se retiraran de la localidad. En él, los vecinos entierran a los que murieron durante el asedio y la batalla, calle por calle. Según las autoridades locales, 300 civiles murieron en esta ciudad, clave para el avance ruso sobre la capital ucraniana.
A vista de dron, hileras de tumbas con fechas grabadas. Según Reuters, la mayoría de ellas posteriores al día 24 de febrero, cuando las tropas rusas invadieron Ucrania. En marzo, el alcalde de esta ciudad anunció que el ejército ucraniano había recuperado el control del territorio. Irpin tenía una población de unos 62.000 habitantes antes de la irrupción de las fuerzas de Putin.