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Jersón se prepara para una gran batalla después de que Rusia haya ordenado la evacuación de civiles de la ciudad ante la ofensiva del ejército ucraniano en esa región del sur del país, una de las cuatro que se anexionó Putin hace unos días. Lo analizamos con Jesús Manuel Pérez Triana, analista de seguridad y defensa.

En Rusia ven con preocupación los últimos decretos del Kremlin. Además de decretar la ley marcial en los territorios anexionados en Ucrania (Zaporiyia, Jersón, Donetsk y Lugansk), Vladímir Putin ha puesto en alerta Crimea y seis regiones rusas limítrofes con el país vecino. Los rusos temen que, junto con el decreto de movilización, estas normas controlen sus movimientos o sirvan para enviar a más hombres al frente. La guerra llega, cada vez más, a los hogares rusos.

Foto: EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

En Jersón, Rusia sigue evacuando a miles de personas para ponerlas a salvo, aseguran, de los combates en Jersón. El gobierno de Kiev lo considera una deportación masiva encubierta.

Con la ley marcial, las autoridades prorrusas de las regiones anexionadas planean trasladar a entre 50.000 y 60.000 ucranianos en seis días. Han empezado con policías, funcionarios y trabajadores de bancos. El temor de los jóvenes, que suponga en la práctica una reclutación forzosa y terminen combatiendo contra sus propios compatriotas. La ley también puede restringir sus movimientos.

Foto: EFE/EPA/Administración de la ciudad de Jersón

Serbia es un aliado tradicional de Rusia. Desde el inicio de la guerra, el gobierno de Belgrado no ha condenado de forma explicita la invasión rusa, tampoco ha aplicado sanciones contra las autoridades rusas. Al contrario, firmó varios acuerdos de cooperación con Moscú, en los ámbitos energético y diplomático. Una situación criticada en Bruselas, que pide de forma cada vez más clara a Serbia romper con Rusia si quiere seguir aspirando a entrar en la Unión Europea. Es un reportaje de Guillaume Bontoux.  

La Unión Europea ha acordado sancionar a Irán por proporcionar a Rusia de los drones kamikaze que emplea en su guerra en Ucrania y que están causando estragos en la población y las infraestructuras civiles, según ha confirmado TVE.

Durante la mañana del miércoles, la UE confirmaba que tenía todas las pruebas que necesitaba, que evidencian a Irán como colaborador en los bombardeos rusos, pese a la negación por parte de Teherán.

Foto: Ukrainian military's Strategic Communications Directorate / AP

El almirante retirado Juan Rodríguez Garat ha explicado en La Tarde en 24 Horas de TVE que la pérdida de Jersón por los rusos "es inevitable". "No puede mantener a las fuerzas al otro lado del río Dniéper, que es un río muy grande, y todos puentes están al alcance de los ucranianos". La retirada "implica una ventaja para el Ejército ruso, que disminuye su línea del frente, que es mucho más larga de lo que puede defender. Todo lo que quede de Jersón en poder de Rusia estará al otro lado del Dniéper y será más fácil de defender". 

Rodríguez Garat cree que cuando el Ejército ucraniano haya avanzado en Jersón, seguirá presionando en Zaporiyia y Lugansk. No obstante, el avance ucraniano puede abrir perspectivas al diálogo. "A medida que el territorio ocupado por Rusia en Ucrania llegue hasta las fronteras de lo que era el 24 de febrero [al comienzo de la invasión], es posible que se pueda firmar un alto el fuego al menos durante un tiempo para que ambas naciones se puedan recuperar".

Foto: Soldado ucraniano en una trinchera excavada por los rusos en la provincia de Jersón. AP Photo/Leo Correa


 

Al inicio de la invasión rusa de Ucrania, el hospital de Kupiansk fue clave para atender las bajas que se producían en el frente. Hace solo unos días un misil ruso destruía el edificio y dejó de funcionar. Además, en el ataque murió un médico y hubo decenas de heridos.

Ahora los enfermos se han trasladado a otro hospital más alejado del frente y acogen a decenas de soldados heridos. Dimitri es uno de los pacientes. Él se recupera de las heridas de metralla tras haber participado en la liberación del Limán, una de las grandes derrotas del ejército ruso y ahora está convencido de que también ganarán. "La ofensiva sigue y vamos a recuperar la capital", asegura a TVE, pero advierte: "seguimos necesitando más armas".

Como Dimitri, muchos de ellos de los pacientes que se encuentran en el hospital acaban de llegar del frente, donde es más complicado atenderles porque son hospitales que han sido bombardeados y faltan muchos recursos. Por eso están siendo trasladados a este centro médico de Dnipro, donde están no solo lidiando con las heridas físicas, sino también con las psicológicas, casi todos ellos ahora con estrés postraumático.

"Al principio vine mal y necesité asistencia psicológica", dice Alexander, herido en un ataque en Donetsk. Él cuenta que al principio le resultaba difícil borrar las imágenes de la guerra de su cabeza y de sus compañeros fallecidos. Ha visto morir a unos 20 en este centro. Nunca antes habían atendido a heridos de guerra, pero no solo tienen ahora ese reto, también se enfrentan a los problemas derivados de los cortes de luz.

Para no quedarse sin suministro cuentan con generadores de luz. "De momento tenemos generadores funcionando y otros de reserva", dice Dimitri, uno de los doctores de la planta donde han empezado a recibir dibujos que envían niños de la ciudad deseando que los soldados se recuperen y escribiendo la frase más coreada en esta guerra: ¡Gloria a Ucrania!

La evacuación de civiles ha comenzado en Jersón, la región limítrofe con la península de Crimea que controla parcialmente Moscú, según han confirmado las autoridades prorrusas. El general ruso Serguéi Surovikin, comandante de la "operación militar especial" -tal como se refiere Rusia a la invasión de su país vecino- en Ucrania, ha admitido que la situación es "tensa" debido a la contraofensiva ucraniana en el sur del país y ha asegurado que el Ejército se encargará de garantizar la evacuación segura de la población.

Entre 50.000 y 60.000 personas van a ser evacuadas de Jersón, a la margen izquierda del río Dniéper y se espera que la evacuación dure unos seis días, según ha asegurado el gobernador prorruso de la región, Vladimir Saldo, en la televisión pública rusa, según recoge la agencia estatal TASS.