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La enviada especial a Siria, Laura Alonso, ha entrado en el campo de refugiados de Yarmouk, en Damasco. Allí ha hablado con personas que viven sin luz ni agua, con cargas familiares y que muestran sus casas, completamente calcinadas por dentro. "Ser afortunado en Yarmouk significa tener cuatro paredes, porque la mayoría de edificios solo conservan el esqueleto", nos cuenta Laura. Son muy pocos los que se han decidido a volver a Yarmouk, un campamento palestino azotado por los enfrentamientos entre las milicias y reducido a escombros por la aviación rusa y siria.

"En la España vacía escuché juré a un arriero: "Ojalá te veas como las bombillas, con las tripas ardiendo y el cuello retorcido". Maldecir no está bien, pero algunas maldiciones son expresión artística. Quien solo conociera a Bachar Al Asad por los retratos oficiales, podría confundirlo por el comisionado de Unicef en Siria. Apuntaba maneras pero ahora estamos descubriendo los rincones más lóbregos de su perversidad". Conocemos la 'cara B' de la semana con Juan Carlos Soriano.

En Siria viven más de un millón de cristianos, la mitad que hace años. La guerra expulsó a muchos del país y los que se quedaron confiesan ahora sus temores, a pesar de que las nuevas autoridades aseguran que respetarán a las minorías. El Gobierno islamista ha prometido ser inclusivo y tolerante, pero la población necesita hechos más que palabras para dejar de tener miedo.

Foto: Un grupo de fieles en la misa de domingo en la localidad de Malula, al norte de Damasco (Fadel ITANI/AFP)

La alegría de muchos sirios ha sido evidente en la última semana. Cada día han salido a la calle para celebrar la caída de un régimen que los investigaba y perseguía por sus ideas. Ahora, aunque el futuro es incierto, reivindican su derecho a celebrar que pasan página. Con un nuevo líder interino hasta marzo, el siguiente paso que se han marcado los rebeldes es elaborar una Constitución. En los últimos días los grupos islamistas que están llevando las riendas se esfuerzan por mostrarse moderados ante la comunidad internacional.

Uno de los grandes temas del debate político internacional es la vuelta de los refugiados. Muchos se encuentran en países europeos, que han congelado sus trámites para la solicitud de asilo. Por otro lado, el contexto regional y los bombardeos israelíes, que se han intensificado en los últimos días, no lo ponen fácil. La ONU pide que se levanten las sanciones para aliviar la crisis humanitaria de este país, que tiene el reto de reconstruirse en muchos sentidos

Grupos de cristianos sirios se reúnen su sacerdote como casi todos los domingos para hablar de los temas que les preocupan. El padre Taher, quien conoce la lengua española, les da un mensaje de tranquilidad y les dice que no aceptarán ninguna agresión contra esta comunidad. Según Taher, hay en torno a un millón de cristianos en Siria, y a muchos les asusta pensar que van a tener un gobierno islamista.

Viven en Sednaya, muy cerca de la cárcel donde el régimen de Al Asad mató a miles de opositores. La historia de la cárcel marca también la vida de esta comunidad. "Debemos estar unidos, todas las religiones", dice Rena, una joven cristiana que asegura que el pueblo "se lo debe" tras lo ocurrido en Sednaya. En la localidad han ayudado a muchos de los que fueron liberados de la cárcel. Y nadie les preguntó a qué religión pertenecían.

La mayoría de los ciudadanos están convencidos de que solo una transición inclusiva evitará en este país un nuevo conflicto.

Los colegios de primaria y secundaria y las universidades han reanudado este domingo sus clases en todas las provincias, tras haber permanecido cerrados en la última semana. La enviada especial de RNE a la zona, Laura Alonso, ha visitado una facultad. Los estudiantes dicen que están preocupados pero felices, sobre todo porque ya no está el aparato estudiantil, el órgano del régimen que les presionaba y "que no les representaba", dice un estudiante de filología inglesa. "Es un giro de 180 grados. Afortunadamente, supuestamente, ya somos libres para vivir la mejor vida posible" dice otro. El decano, el mismo que estaba al frente de la facultad con el régimen, habla de "nueva etapa" y tacha de "interesadas" las acusaciones al nuevo gobierno de Al Golani: "Siria es para el todo el pueblo".