Miles de personas han comenzado a manifestarse este sábado por todo el mundo en marchas de apoyo a Palestina en la víspera de que se cumpla un año del ataque terrorista de Hamás contra territorio israelí y el inicio de la invasión militar de Gaza por parte de Israel, que ha costado la vida a más de 41.000 personas hasta el momento.
Con carga policial ha acabado la manifestación propalestina en Roma: las autoridades ha habían prohibido porque, entendían, podría acabar en expresiones de apoyo a Hamás, pero ellos han salido igual. "Tenemos derecho a expresarnos contra la guerra", denuncian los manifestantes.
En Londres, han protestado contra las atrocidades de Israel, mientras a solo unos metros de ellos, otra manifestación se ha mostrado a favor de Israel, con una tensión evidente.
También en Berlín han marchado apoyando a unos y otros. Solidaridad con Palestina en Atenas y una imagen similar en París, donde han exigido el boicot a Israel y que Occidente deje de proporcionarle armas
Aquí en España hay convocadas este fin de semana numerosas marchas en apoyo al pueblo Palestino. En la más multitudinaria de este sábado, en Madrid, también han pedido que cese el comercio de armas con Israel.
El término genocidio se acuñó para describir precisamente lo ocurrido en el holocausto, lo que el Artículo II de la Convención de Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio define como cualquier acto "perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso". Hoy vamos a hablar de los crímenes de guerra y de lesa humanidad, qué son y cómo se juzgan, con Ignacio Perotti, director del Máster en Derechos Humanos de la Universidad Europea.
El 11 de julio de 1995, meses antes del fin de la guerra de Bosnia, las fuerzas serbias de Bosnia-Herzegovina entraron a Srebrenica y mataron a cerca de 8.000 adolescentes y hombres musulmanes. Era una zona protegida por los casos azules de Naciones Unidas. Vamos a estar en Washington en la jornada de cierre de la cumbre de la OTAN y vamos a hablar con el portavoz de la ONU en Ucrania. Estaremos en Alemania en la inauguración de un memorial que antes fue cárcel, también en Colombia, pionero en desarrollar tecnologías para identificar casos de problemas mentales sobre todo en menores. Hablaremos de la situación que vive Haití, cada vez mas insostenible y de la situación de los migrantes entre México y Estados Unidos.
El conflicto armado en Guatemala duró 36 años, de 1960 a 1996, arrasó al menos 400 aldeas, murieron más de 200.000 personas y miles fueron víctimas de tortura y violencias. La Comisión para el Esclarecimiento Histórico, respaldada por la ONU, denuncia que entre 1981 y 1983, el Estado de Guatemala cometió actos de genocidio contra cinco comunidades maya, entre ellas el pueblo Ixil. Después de cuarenta años silenciada, esta comunidad está siendo escuchada por la Justicia de su país: 256 personas están testificando, de las cuales 174 son mujeres supervivientes de violencias sexuales. Entre los respaldos para los supervivientes está la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), que continúa con la labor de "esclarecimiento de la verdad" que comenzó Monseñor Gerardi antes de ser asesinado. Nuestra enviada especial a Guatemala, Celia Vidal, acompaña a Raúl Nájera, uno de los investigadores de la ODHAG para el caso.
Treinta años después del genocidio contra los tutsi, Ruanda ha cambiado completamente salvo en una cosa. Al frente sigue Paul Kagame que en julio aspira a revalidar su mandato en las urnas. La última vez, arrasó con un 98% de los votos después de que varios opositores fueran detenidos o condenados como Victoire Ingabire. Un modus operandi que también ocurre fuera de sus fronteras, donde varios rivales políticos han muerto en extrañas circunstancias como denunció la periodista británica Michela Wrong mientras Kagame se codea hoy con gobiernos occidentales como referente en la región de los Grandes Lagos.
‘Informe Semanal’ viaja al país africano que, hace 30 años, sufrió un genocidio imposible de olvidar. En tan solo 100 días, desde el 7 de abril de 1994, fueron asesinadas más de 800.000 personas, la mayoría de la minoría tutsi, pero también moderados de la etnia hutu. Han pasado tres décadas, pero es fácil comprobar sobre el terreno que, en un contexto de supuesta paz social, aún quedan muchas heridas sin cicatrizar. El lema oficial bajo presidencia de Paul Kagame es "Todos somos ruandeses" pero, como apunta la líder opositora Victoire Ingabire: "Todavía no hemos alcanzado una reconciliación efectiva".
Ruanda es un país joven y alrededor del 60% de la población no había nacido cuando, ante la impasividad internacional, ocurrieron las matanzas. Sin embargo, el pasado aún es presente y pesa mucho si eres tutsi o hutu, por ejemplo, para recibir una beca de estudios. Los perdedores de entonces, hoy bajo una presidencia autoritaria, parecen ser los ganadores del mañana. Cuenta el origen familiar: por ejemplo, si un padre formó parte del genocidio. "Muchos encuentran dificultades para integrarse porque son vistos como herederos de lo que hicieron sus progenitores", dice Bizoza Rutakayile, psiquiatra en Kigali. La convivencia, por tanto, es complicada y el recordatorio visual de lo ocurrido aún demasiado evidente.
Un millón de personas, la mayoría tutsis, murieron asesinadas en sólo 100 días. Un equipo de Informe Semanal ha hablado con supervivientes y con perpetradores de la matanza. En tres décadas, Ruanda ha pasado de ser un país devastado a ser considerado un ejemplo de seguridad y crecimiento económico en África.
Foto: Treinta años después, aldeanos armados de palas y azadas siguen descubriendo en Ruanda fosas comunes con cadáveres del genocidio (EFE/Charles Ndushabandi)
Ruanda recuerda como cada 7 de abril el genocidio que acabó con la vida de más de 800.000 personas en apenas 100 días. Una de las mayores atrocidades que ha vivido la humanidad y que ha marcado no solo a este país, sino también a toda la región que hoy aún sufre las consecuencias. Recordamos lo ocurrido tanto dentro como fuera de Ruanda en aquel año 1994.
Tres décadas después el país sigue conmocionado. Entre 800.000 y un millón de asesinatos que se produjeron en poco más de tres meses. La mayoría hutu intentó exterminar a la minoría tutsi y también mataron a los hutus que se opusieron. Muchos asesinatos fueron obra de gente corriente, a quienes el Gobierno, desde los medios de comunicación, les decía que debían "hacer el trabajo", es decir, matar. La barbarie empezó tras un ataque que mató al presidente, de etnia hutu. Rápidamente culparon a los tutsis. La división social era muy profunda desde la colonización belga, que profundizó en una clasificación racial que privilegiaba a unos u otros según convenía.
Foto: Ceremonia en Kigali que conmemora el treinta aniversario del genocidio de Ruanda (EFE/EPA/MOISE NIYONZIMA)
Mueren más de 110 palestinos en Gaza y más de 700 resultan heridos tras un bombardeo por el ejército de israelí mientras esperaban para recibir ayuda humanitaria. En 24 horas de RNE hablamos con Luis Moreno Ocampo, exfiscal de la Corte Penal Internacional y autor del libro Warandjusticeinthe 21st century, sobre la situación en Gaza: "Netanyahu sabe que solamente le queda el poder si hay guerra, y Biden sabe que está perdiendo el voto de la juventud, aunque no puede dejar a Israel por diversos factores" y añade que “hay transformar la forma de gobernar el mundo".
La Corte Internacional de Justicia está investigando las actuaciones de Israel en la guerra para ver si está realizando un genocidio, como denuncia Sudáfrica. El exfiscal de la Corte Penal Internacional considera que esta situación es "de crímenes de genocidio, de guerra, de lesa humanidad o de las tres cosas. No poder pararlo demuestra que hay que transformar la forma de gobernar el mundo".
Para Luis Moreno Ocampo esta guerra está siendo dirigida por dos líderes mundiales, Netanyahu y Biden: "Las decisiones no se toman pensando en el mundo o en las víctimas de Gaza. Se toman pensando en el poder en Israel y en las elecciones de Estados Unidos".