Bruselas ha esbozado como debería ser la agricultura de los próximos años. La productividad dejará de valorarse a la hora de recibir ayudas, en favor de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. También se primará la seguridad alimentaria y se buscará un reparto más equitativo de los recursos.
Y es aquí donde comienzan los problemas.
El comisario de Agricultura propone una tarifa plana de pago único por hectárea para todos los productores.
"Los pagos actuales basados en sistemas que tienen como base las referencias históricas han perdido eficacia" decía Dacian Ciolos esta mañana en el Parlamento Europeo. El objetivo es lograr para 2019 una convergencia en las ayudas que reciben todos los estados y eliminar los derechos históricos que benefician a países como España o Francia. El techo máximo de ayudas por explotación será de 300.000 euros.
Ciolos apostaba también por acabar con ciertos anacronismos.
"Dudo seriamente que aeropuertos o campos de golf necesiten ayudas agrarias" denunciaba el comisario.
Para afrontar crisis como la de la E.coli, que genero importantes daños a los agricultores de varios países, entre ellos España, la pasada primavera, se pretender crear un fondo de 3.500 millones de euros que permita actuar con rapidez y eficacia.