En Tiráspol, la capital de la región separatista de Transnistria, reivindicada por Moldavia, la presencia soviética permanece en sus calles. También los vehículos militares rusos y los 1.500 soldados estacionados desde principios de los años 90 en esta región fronteriza con Ucrania. En la otra orilla del mar Negro, las repúblicas separatistas de Osetia del Sur y Abjasia están apoyadas por Rusia y reivindicadas por Georgia. Desde la caída de la Unión Soviética, Moldavia, Georgia y Ucrania han mantenido una relación tumultuosa con la potencia euroasiática. Bruselas ha reiterado su apoyo inquebrantable a la soberanía e integridad territorial de Georgia y Moldavia.
Foto: Vista del busto de Lenin delante de la Casa de los Sóviet en Tiráspol, capital de la autoproclamada República de Transnistria, Moldavia (EFE/ Ignacio Ortega)