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La ayuda está llegando a cuenta gotas a los lugares afectados por el terremoto, entre ellos las zonas más cercanas al epicentro, desde donde los vecinos reclaman más medios.

En la localidad de Osmaniye, a 100 kilómetros del epicentro, todos los barrios están afectados y no hay rastro de actividad comercial.

Unas 470 personas se refugiaron anoche en el centro de los misioneros salesianos en Alepo, según ha contado en Hablando Claro el misionero Alejandro León. El religioso ha explicado que los sentimientos se entremezclan en la población: "Hay mucho miedo por las réplicas y por el futuro, pero también un gran deseo de luchar por la vida solidaridad da esperanza". León,ha señalado que hay muchos rumores de que los temblores van a continuar y que mientras que hay casas en las que es evidente que no se puede regresar, hay otras a las que por el momento sí pero que probablemente no resistirían otro temblor. Igualmente ha señalado que están esperando la ayuda para poder hacer frente a la situación de emergencia. "Cualquier ayuda es mucho para nosotros, la gente está necesitando para poder dormir y para poder comer", ha asegurado

Minuto a minuto de los terremotos en Turquía y Siria

Cómo ayudar a Turquía y Siria

Foto:EFE/EPA/STRINGER

Los equipos de rescate siguen buscando contra reloj supervivientes dos días después de los terremotos que este lunes devastaron el norte de Siria y el sur de Turquía, y donde la cifra de muertos y heridos no deja de aumentar. 

Los rescatistas trabajan con temperaturas gélidas de hasta 6 grados bajo cero, mientras los supervivientes se encuentran con las infraestructuras básicas muy dañadas. Muchos han pasado su segunda noche a la intemperie, durmiendo en coches o en la calle, arropados con mantas.

Aun así, siguen apareciendo supervivientes bajo los escombros, por lo que no se pierde la esperanza. 

Foto: Harim, Siria: un hombre lleva el cuerpo de un niño en un edificio derruido por el temblor. Mohammed AL-RIFAI / AFP

Cada hora que pasa es crucial para lograr rescatar a personas con vida bajo los escombros de los edificios que se han derrumbado por el terremoto en Turquía y Siria, en los que han muerto más de 9.000 personas. Transcurridas 48 horas de los sismos, los equipos de rescate todavía están logrando rescatar a muchas personas con vida. En algunos casos, como en este video, una familia entera es localizada entre los escombros de un edificio. Son momentos que dan paso a la esperanza entre la destrucción.

Foto: Un niño de 8 años saluda después de ser rescatado, 52 horas después de un edificio derrumbado por el terremoto en Hatay, en Turquía. EFE/EPA/ERDEM SAHIN.

Paula Balsera y María Berkowitz viajaron hace tres meses a Gaziantep, en Turquía, para trabajar como cooperantes con niños y mujeres y es allí, en el epicentro, desde donde han vivido el terremoto. Han contado en Las Mañanas de RNE que, a pesar del miedo a las réplicas y la incertidumbre, quieren continuar con su labor y por ahora se niegan a volver a España: “Yo he venido aquí para conocer, para aportar y para enseñar lo poco que pueda”, ha señalado María, algo que ahora ve “más necesario que nunca”. Cuentan que las zonas más afectadas han sido las que estaban construidas con materiales menos resistentes y que allí muchas personas han decidido vivir en la calle por miedo.

Sin embargo, la peor parada por el seísmo ha sidoSiria, marcada por una guerra que ya dura12 años y que, como explica nuestra compañera de internacional y excorresponsal, Cristina Sánchez, se encuentra “dividida geográficamente en zonas bajo control gubernamental, y en otras que están en manos de fuerzas opositoras”. Esto supone que, si en el caso de las primeras “15 millones de personas dependen de algún tipo de asistencia y 5 millones están en una situación absolutamente catastrófica”, como indica Cristina, en el caso de las zonas ocupadas por las fuerzas opositoras, el terremoto ha supuesto “directamente un descenso a los infiernos”.

Cuenta que, paradójicamente, las zonas menos afectadas han sido aquellas en las que ya no quedaban edificios y donde tenían que sobrevivir en tiendas de campaña. Para los demás, los que aún conservaban sus casas, la suerte no ha sido la misma. Las ayudas no llegan, por un lado, las Naciones Unidas alegan que el único paso fronterizo con Turquía abierto para la entrada de asistencia internacional ha sido dañado. Por el otro, Bashar al Assad y su Gobierno culpan a occidente de estar frenando la llegada de ayuda internacional, mientras actúa como filtro para toda la asistencia que deba cruzar el país para llegar al noroeste de Siria y la provincia de Idlib, una de las más afectadas. “Por decisiones políticas, por pura geoestrategia, hay gente ahora mismo muriendo bajo los escombros”, ha denunciado la excorresponsal de RNE en Jerusalén.

Mientras tanto, los Cascos Blancos, la defensa civil siria, son quienes se están encargando de rescatar a personas de los edificios, pero como indica Cristina: “falta personal, faltan suministros y faltan médicos”, por no hablar del cansancio del personal que lleva trabajando sin descanso desde el lunes.

Ya son más de 8.700 muertos por el terremoto en Turquía y Siria. Efectivos internacionales siguen buscando supervivientes entre los escombros. En Las Mañanas de RNE hablamos con Daniel Martín, testigo del terremoto en Gaziantep (Turquía) que asegura que “la situación es mejor que la de las imágenes que habéis visto, pero no hay luz, agua y hay miedo a réplicas.” Y explica que ahora mismo están a la espera mientras las autoridades turcas revisan todas las casas “para decidir si son o no válidas para vivir y si están en condiciones de aguantar otras réplicas.” Insiste en la importancia de alojamientos para todas las personas que se han quedado sin hogar y añade, que también se necesita comida, agua potable y mantas.”

La última parte del TD, más extensa de lo habitual, se ha dedicado a analizar las consecuencias de esos terremotos que afectan al sureste de Turquía y noroeste de Siria, una región dañada especialmente por la guerra durante más de una década.

En la zona de Turquía a la que ha afectado el terremoto, la menos desarrollada del país, hay pocos españoles. El Telediario ha encontrado a algunos de ellos. Por ejemplo, Paula y María, dos voluntarias que estaban en la zona en Gaziantep, el lugar del primer terremoto. Vivieron el temblor y nos muestran ahora cuál es la situación sobre el terreno. Desde Siria, el misionero salesiano Mateo Colmenares nos cuenta cuál es la situación actual en Alepo.

Foto: Adem ALTAN / AFP

Frente a los cascotes de una torre de viviendas sobre la que buscan vida los servicios de rescate hay una cafetería atestada. Su dueño es Omer, un tendero de 57 años que cuenta a TVE que tras el gran terremoto en la madrugada del lunes da de comer gratis a todos los vecinos que se han quedado sin casa o pasan allí el día a la espera de noticias sobre familiares desaparecidos. Algunos días, asegura, atiende a 1.500 personas.

Fuera, la policía reparte folios con un listado de heridos trasladados a Ankara. En esa lista no hay rastro de los padres, el hermano y los tres sobrinos de Vesile. Según dice, que todos vivían en el edificio cercano que se ha venido abajo y que "no sabe nada de ellos".

El sonido del derrumbe fue "como una bomba", relata Acar. Sentado junto a su hermana dice que creía que el techo de su casa, hoy llena de grietas, les caería encima.