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Parece que algo se mueve en China para luchar contra la censura en los medios de comunicación. La huelga de los periodistas de un semanario cantonés para exigir libertad de expresión, ha puesto contra las cuerdas al poderoso aparato de información del Partido Comunista y ha suscitado el apoyo de otros medios del país.

La ONU ha alertado de la situación extrema en la que viven un millón de sirios en las zonas más castigadas por la guerra. La nieve y el frío se añaden a la falta de alimentos. Los bombardeos impiden que la ayuda llegue con normalidad y en algunas zonas buscar comida se ha convertido en una cuestión de vida o muerte.

El gobierno indio ha citado al embajador de Pakistán en Nueva Delhi para protestar por la muerte de dos de sus soldados en Cachemira, ocurrida el martes. Según India, los dos soldados, uno de los cuales habría sido decapitado, fueron asesinados por militares paquistaníes que cruzaron la "línea de control" que separa las zonas que ambos países ocupan en el territorio en disputa. Pakistán lo niega y acusa a su vez a India de la muerte de uno de sus soldados ocurrida el 6 de enero. Estos incidentes amenazan con hacer descarrilar el lento proceso de entendimiento entre ambos países, que reclaman Cachemira desde la independencia, en 1947.

La redacción del semanario cantonés Southern Weekly ha acordado poner fin a la huelga iniciada hace dos días contra la censura en sus artículos con el objetivo de negociar con las autoridades provinciales, según informa este miércoles el periódico South China Morning Post y recoge la agencia Efe.

Fuentes próximas a la publicación han asegurado que el máximo responsable del Partido Comunista de China (PCCh) en Cantón, el recién nombrado Hu Chunhua, participó directamente en las conversaciones entre los periodistas y el equipo de dirección, después de que el clamor contra la censura provocara las primeras manifestaciones a favor de la libertad de expresión en décadas.

Las partes han acordado no avivar el enfrentamiento y que los periodistas vuelvan al trabajo sin ser sancionados, por lo que se espera que el semanario se publique con normalidad este fin de semana.

En la India, han comparecido ante el juez 5 de los acusados de violar, torturar y asesinar a una estudiante en un autobús de línea. Podrían ser condenados a la pena de muerte. El suyo va a ser un juicio rápido y a puerta cerrada. Al sexto acusado, menor de edad, lo va a juzgar un tribunal juvenil.

Decenas de niños han habitado esta casa de dos habitaciones durante años. Algunos, huérfanos. Otros, abandonados. Muchos, discapacitados o enfermos crónicos. Los acoge una vendedora callejera, que además paga a varios cuidadores, aunque su modesto orfanato funciona al margen de la ley. A primera hora de la mañana, estaban aquí ocho niños y una mujer. Un incendio los devoró a todos, excepto a uno de los pequeños que está en el hospital. De las causas del incendio poco se sabe, pero tragedias como ésta ponen de manifiesto que la precaria red de orfanatos oficiales en China no basta para acoger a sus muchos niños abandonados.

En Siria al menos once personas han muerto, entre ellas varios niños, al explotar un coche bomba cerca de una gasolinera en los alrededores de Damasco. Según la ONU, ya hay unos 250.000 sirios refugiados en países fronterizos.