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El investigador en ciencias planetarias del centro de astrobiología, Jorge Pla-García, que colabora en la misión del Perseverance en Marte, ha valorado en La Tarde en 24 Horas como "hito de la exploración espacial" el vuelo del Ingenuity de este lunes, el primero realizado en un planeta distinto a la Tierra. Según ha explicado Pla-García, este es el primero de una serie de vuelos con los que intentarán ampliar el rango de visión que les aporta el rover, así como desplazar material a lugares de difícil acceso. Aunque según él, solo esta primera prueba ya ha sido "un éxito total" por parte del equipo que lleva el funcionamiento del pequeño helicóptero. La "misión nominal" del Perseverance comenzará cuando el rover comience a moverse y extraer restos geológicos del planeta rojo, ha señalado el investigador español.

El pequeño helicóptero llegó a Marte a bordo de la Perseverance, cuya misión no deja de dar alegrías al equipo de la NASA.
Los científicos han vivido el momento con los nervios a flor de piel. Es la primera imagen que manda el Ingenuity desde Marte: su propia sombra. Un aparato de menos de 2 kilos que, en Marte, se queda en unos 700 gramos por la gravedad del planeta rojo. Con aspas rotando a 2.500 revoluciones por minuto y tras años de investigación, consiguió despegar y aterrizar. Es el primer vuelo guiado desde la tierra en otro planeta. Durante el próximo mes habrá otros cuatro, cada vez más complicados. Irá a lugares donde no puede acceder el rover, cuenta uno de los directores de las misiones de la NASA. Podrá recorrer, por ejemplo, las laderas del cráter. Perseverance recorrerá Marte en busca de pistas o signos de la actividad biológica pasada, en busca del agua. Todo para acercar un poco más el sueño del ser humano de pisar el planeta rojo.

El vuelo de Gagarin fue un éxito científico, pero sobre todo político para la Unión Soviética. Su líder, Nikita Krushchov, casi se lo come a besos a su llegada a Moscú. El país había invertido cantidades astronómicas. Y asumidos riesgos impensables hoy en día. Todo para ganar la carrera a Estados Unidos y probar la supremacía del comunismo sobre el capitalismo en plena Guerra Fría.

Sabían que, si la misión tenía éxito, el rostro de Gagarin conquistaría la prensa del planeta, convertido en icono y arma propagandística. Por eso en la elección del primer cosmonauta, pesaron hasta su sonrisa y orígenes humildes. Era la encarnación de los ideales soviéticos que querían mostrar. Del cohete, a viajes y recepciones por el mundo como el mejor embajador de su país. Estados Unidos no estaba dispuesto a un papel segundario y aceleró la carrera espacial. Hasta eclipsar a Moscú en 1969 llevando al primer hombre en la luna.

Gagarin no llegó a enterarse de esa noticia ni regresó jamás al espacio, como quería. Murió pilotando un avión un año antes, con solo 34 años. Un accidente que sigue rodeado de misterio e incógnitas. Algunas teorías acusan al KGB de matar a una estrella que empezaba a perder brillo entre el alcohol y las infidelidades a su esposa. Sus restos se enterraron con todos los honores en las murallas del Kremlin, junto a líderes como Lenin o Stalin.

A pesar de los exigentes entrenamientos, cuando Yuri Gagarin fue lanzado al espacio había grandes incógnitas por resolver. La principal, la reacción del cuerpo humano a la falta de atmósfera y de gravedad. Ante la duda, Gagarin solo iba de pasajero, el control del vuelo se hizo desde Tierra. Las pruebas que se habían realizado con perros años antes no siempre salieron bien. La famosa Laika por ejemplo murió a las pocas horas de despegar, aunque se ocultó durante décadas. Los soviéticos tenían varios comunicados preparados en función de si Gagarin sobrevivía o no. Todo era de altísimo secreto. Apenas hay grabaciones originales. Estas imágenes del cosmonauta son de una reconstrucción de los hechos que se filmó posteriormente. También se ocultó durante años que la nave rusa no estaba preparada para aterrizar con Gagarin dentro.

Catedrático de Astrofísica en la Universidad Complutense de Madrid. Experto en el campo de evolución de galaxias, con más de 100 artículos de investigación. Trabajó en la Universidad de California, Lick Observatory.

Ha liderado la construcción de varios instrumentos para los mayores telescopios del mundo y ha observado con los telescopios de todos los grandes observatorios astronómicos mundiales.

Enamorado del firmamento desde pequeñito, nunca ha dejado de ser un aficionado. En su tiempo libre se dedica a la historia de la Astronomía y a organizar expediciones científicas para la observación de eclipses de Sol en los lugares más remotos del globo terrestre: Venezuela 1998, Libia 2006, Isla de Pascua 2010, EEUU 2017...

La misión en Marte da un paso más, importante, según la NASA, en la exploración del planeta rojo y la búsqueda de restos de vida. El dron Ingenuity ha superado su primera prueba -sobrevivir a la heladora noche marciana con temperaturas de hasta 90 grados bajo cero- y se prepara para el que será el primer vuelo autónomo de la historia en otro planeta.

Es la primera foto real en Marte del helicóptero que la Nasa ha enviado allí con el rover Perseverance, otro de los hitos en esta histórica misión. El aparato, un dron de unos dos kilos de peso, es en sí mismo un prodigio de la ingeniería preparado para volar en una atmósfera mucho más ligera que la nuestra.

El cambio de la fecha de celebración de la Semana Santa se calcula desde hace cientos de años usando "mecánica celeste". En concreto, fue en el concilio de Nicea, celebrado en el año 325, cuando se estableció que el Domingo de Resurrección fuera el domingo siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera boreal. Si diera la casualidad de que la pascua cristiana coincidiera con la judía, el Domingo de Resurrección se trasladaría al domingo siguiente. Así que teniendo en cuenta todos estos detalles, el domingo de Resurrección no puede ser antes del 22 de marzo ni más tarde del 25 de abril.

Se cumple un mes desde el amartizaje del Perseverance, el vehículo explorador de la Nasa que está en Marte para recabar información. Esta misión aviva la oportunidad de enviar más naves tripuladas y el debate sobre quién podrá explotar los recursos del planeta.
 

Foto: Réplica del vehículo explorador Perseverance. EFE/EPA/STEPHANE MAHE.

Vivimos en un mundo de virus. Empezamos a conocerlos a finales del siglo XIX y ahora sabemos que están por todas partes, desde las capas más altas de la atmósfera a las profundidades marinas. Se estima que hay más virus en la Tierra que estrellas en el cielo. Y comenzamos a entender su función. Sabemos que son causa de muchas enfermedades pero que también regulan la vida en la Tierra y han influido en la evolución. Hemos entrevistado a Juan Fueyo, profesor e investigador en neurología y oncología en el centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, autor de “Viral” (Ediciones B).

Hemos informado de la obtención de pseudoembriones a partir de células de piel humanas; premio Abel para el matemático húngaro László Lovász y el israelí-estadounidense Avi Wigderson “por sus contribuciones fundacionales a la informática teórica y a la matemática discreta”; y el descubrimiento del odderón. Verónica Fuentes nos ha contado que los rayos podrían haber aportado el fósforo necesario para la aparición de la vida en la Tierra, y que –en contra de lo que pensábamos— durante el confinamiento no hubo más aves en el entorno urbano, sino que se oyeron y se vieron más gracias a su rápido cambio de comportamiento. Álvaro Martínez del Pozo ha dedicado su sección de moléculas imprescindibles para la vida a la integrilina, una proteína obtenida del veneno de serpiente que se usa como anticoagulante contra el infarto de miocardio. Montse Villar nos ha contado como un rayo azul pudo ser captado por primera vez desde la Estación Espacial Internacional. Hemos reseñado los libros "Humanos. ¿O no?", de Camilo José Cela Conde y Francisco Ayala (Alianza Editorial); “Construir el mundo”, de Enrique Gracián (Arpa); “Breve historia de la astronomía”, de Enrique José Díaz León (Guadalmazán); "Allá arriba. Guía del universo" (Geoplaneta); "La historia del mundo en 30 ecuaciones", de David Perezagua y Guillermo Peñas (Principal).

Anthony Carro es director de la NASA en España. Su testimonio contribuye a abordar las comunicaciones espaciales, en el espacio profundo, a raíz de la llegada del ingenio Perseverance a Marte, un importante avance en la exploración espacial en la que la investigación española tiene gran protagonismo.

Desde finales de los años 50 del pasado siglo, las telecomunicaciones han evolucionado mucho. El primer artefacto artificial lanzado al espacio, en 1957, fue el Sputnik y pudo seguirse vía radio a través de la onda corta. Hoy en día la comunicación entre los vehículos espaciales se realiza en bandas de microondas KA y KU (en un rango de frecuencias utilizado en las comunicaciones vía satélite), e incluso vía láser.

En la comunicación de la misión Perseverance y de otras muchas tiene un papel importante el Complejo de Comunicaciones Espaciales de Robledo de Chavela, en la comunidad de Madrid. Forma parte de la red mundial de la que forman parte los centros ubicados en Goldstone (Estados Unidos) y Canberra (Australia). La elección de estos lugares obedece a que geográficamente están separados 120 grados en longitud, lo que permite que los vehículos y satélites espaciales siempre tengan un contacto directo con alguna de las tres estaciones terrenas, independientemente del movimiento diario de rotación de la Tierra.