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Carlos III llega al trono británico con una visión públicamente crítica y polémica contra algunos proyectos de arquitectura contemporánea, llegando a la descalificación. Acusado de nostálgico, el nuevo rey, no obstante, ha defendido algunos principios como heredero que le acercan a corrientes y leyes actuales sobre arquitectura sostenible.

Informa Íñigo Picabea

Los últimos diez días de luto en el Reino Unido por la muerte de Isabel II han sido un continuo baño de masas para su hijo y sucesor, Carlos III. A pesar de que en la lista de los miembros más populares de la familia real, hay que bajar hasta los puestos séptimo y octavo para encontrar a la nueva pareja real.

Ese es probablemente el principal reto de Carlos III: intentar ganarse el prestigio y el respeto de que gozaba su madre entre los ciudadanos británicos. Y sobre todo entre los más jóvenes, en los que sentimiento monárquico no llega al 30%.

Una falta de prestigio que podría ser un lastre en Escocia, en donde el independentismo no ha parado de crecer en los últimos años.
Y cuya ministra principal exige a Londres un segundo referéndum de independencia tan pronto como en octubre de 2023.

Por otra parte, no hace ni un año, el entonces príncipe de Gales actuó como representante de su madre en la ceremonia en la que Barbados se proclamó república después de casi cuatro siglos bajo la corona británica. Carlos III sigue siendo rey de otros 14 países, además del Reino Unido. Pero ya hay algunos, como Jamaica o Australia, que han comenzado a dar señales de querer deshacerse de la institución monárquica.

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Cuatro días ha permanecido el féretro con los restos de la Reina Isabel II en el Palacio de Westminster, sede del parlamento de Reino Unido. Miles de personas han aguantado largas colas para poder despedirse de la monarca. El parlamento también ha recibido al nuevo rey, Carlos III.

Hoy se celebra el funeral de la reina Isabel II y en entrevista en Las Mañanas de RNE, Jorge de Juan, director de la Spanish Theatre de Londres, ha indicado que “la energía que hay en el ambiente es distinta”. A su parecer, el desenlace de acontecimientos ha provocado que los británicos estén “descolocados” y con la “sensación de no saber qué está pasando”, además de parecer inquietos al enfrentarse a un rey con las ideas tan marcadas. “Aunque se diga que la Reina fue un vínculo de unión, no sabíamos nada de ella”, ha indicado, algo que, como señala, no ocurre con Carlos III, alguien que como señala de Juan “conocen, saben cómo piensa y saben lo que ha hecho”.

La abadía de Westminster era uno de los edificios más emblemáticos para Isabel II. En ese templo se casó el 7 de noviembre de 1947 y fue coronada seis años más tarde. También se celebró el matrimonio de su nieto Guilllermo, el actual heredero a la corona y el funeral de su madre Diana de Gales hace 25 años.  Considerada como catedral de Reyes, está relacionada con la realeza británica desde 1066, cuando coronaron a Guillermo el Conquistador. Ha acogido la coronación de todos los reyes ingleses, dieciséis bodas reales y varios funerales de Estado. En su interior están enterrados 17 monarcas.

En el funeral de Isabel II no habrá lugar a la improvisación. La reina supervisó cada paso del acto de Estado, ensayado al milímetro. A las 12.00, una cureña de la Marina Real trasladará los restos de Isabel II a la Abadía de Westminster en un cortejo fúnebre que seguirán el rey, Carlos III, y el resto de la familia. Allí tendrá lugar un servicio religioso organizado al detalle.

Foto: La Corona Imperial reposa sobre el ataúd de Isabel II en Westminster Hall (REUTERS/Marko Djurica)

El funeral de Estado de Isabel II tendrá lugar en la Abadía de Westminster y asistirán más de 2.000 invitados, entre ellos jefes de Estado o de Gobierno y representantes de casas reales. La primera ministra de Nueva Zelanda y el primer ministro de Canadá ya están en Londres. Ya viajan los emperadores de Japón y el presidente de Estados Unidos. Es el mayor desafío logístico de Londres en las últimas décadas.

Foto: El rey Carlos III de Inglaterra recibe al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el Palacio de Buckingham (Photo by Stefan Rousseau/AFP)

Uno de los retos del nuevo rey Carlos III es mantener la popularidad de la monarquía británica, ya que la figura de la reina Isabel II contaba con más aprobación que la institución en sí. Según las últimas encuestas del Centro Nacional de Investigación Social del Reino Unido, se ha disparado el número de personas de entre 18 y 34 años que consideran que la corona no es importante. Algunos creen que "simboliza lo que es ser británico en una única persona", mientras que otros opinan que habría sido mejor tener al príncipe Guillermo como rey, ya que "podría traer más cambios a la corona, modernizarla".

Informa Fernando Martínez, enviado especial