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En Afganistán, un comando talibán ha atacado el barrio diplomático de Kabul. Al menos seis personas, tres civiles y cuatro policías, han muerto en el ataque, que tenía como objetivos la delegación diplomática de EE.UU. y el cuartel general de la OTAN. Las últimas ofensivas demuestran que los insurgentes han cambiado su estrategia y ahora prefieren grandes ataques contra objetivos de envergadura.

Los talibanes han reivindicado el ataque que se está produciendo en el centro de la capital afgana, Kabul. En las últimas horas se han escuchado explosiones y disparos en el centro de la ciudad, en el barrio donde se encuentran las embajadas.

La televisión local está mostrando imágenes de una camioneta quemada y gente huyendo por las calles. La Policía ha bloqueado la carretera alrededor de la embajada de EE.UU y otras misiones diplomáticas. "Hay varios atacantes en la plaza de Abdul Haq", ha declarado Mohammad Zahir, jefe de la Unidad de Investigación de la Policía de Kabul.

Fuentes oficiales hablan de cinco atacantes. Según los talibanes, sus militantes van armados con fusiles AK-47, lanzagranadas y chalecos explosivos, y sus objetivos serían un edificio del Gobierno y la sede de los servicios de espionaje e inteligencia. La agencia AFP, que cita fuentes militares, asegura que el cuartel general de la OTAN también ha sido alcanzado.

La tragedia del 11S tuvo inmediata repercusión en todo el mundo. Una coalición internacional con mandato de la ONU, en la que también participa España, invade Afganistán, el país desde donde Bin Laden había preparado los atentados. Y en esa guerra, Pakistán es el principal aliado de Estados Unidos. Diez años después Pakistán libra su propia guerra contra el terrorismo.

Tanto en Afganistán como en Irak la huella del 11-S se hizo notar en forma de conflicto bélico. El atentado más famoso de esta década puso en pie de guerra a Estados Unidos.

  • Desde que se produjeron los atentados tuve claro que Afganistán era mi 11-S
  • La ausencia de autoridades convirtió el conflicto en algo apasionante
  • Reporteros de EE.UU. no mostraron a las víctimas del 11-S, pero sí a las afganas

Diez años después de los atentados del 11 de septiembre, Afganistán está lejos de ser el país democrático y libre de terrorismo por el que apostó la comunidad internacional. Está a punto de cumplirse una década desde que las tropas norteamericanas invadieran Afganistán pero la situación apenas ha mejorado y la inestabilidad continúa en un país dividido. Hemos vuelto al escenario donde el régimen talibán puso sus cimientos y hemos visto sobre el terreno como la violencia sigue cobrándose víctimas, la penúltima el que fuera Alcalde de Kandahar, Ghulam Haider Hamedi, asesinado poco después de ser entrevistado por un equipo de Televisión Española.

Al menos nueve personas han muerto en un atentado suicida contra la sede en Kabul del British Council de Kabul, la prestigiosa institución de promoción de la lengua y cultura británicas. Según ha informado el embajador británico en el país, el ataque ya ha concluido.

Los fallecidos sobre los que existe confirmación son un soldado extranjero, cuya nacionalidad no se ha precisado, y ocho policías afganos. Se desconoce el número exacto de atacantes que han fallecido.

El Ministerio de Exteriores británico ha condenado el "despreciable" ataque cometido y ha informado de que todos los ciudadanos británicos afectados están "a salvo".

Barack Obama, y el secretario general de la OTAN, han lamentado la muerte de los 38 militares que viajaban en el helicóptero que se ha estrellado esta madrugada en Afganistán. Los dos han mandado condolencias a sus familias y han reiterado su compromiso con la misión de paz en el país.