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El segundo debate entre los candidatos a las elecciones presidenciales de EE.UU. no ha defraudado. El candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, ha pasado al ataque para intentar contrarrestar la buena impresión que su rival republicano, Mitt Romney, dio en el primer cara a cara, y que le hizo subir en las encuestas.

El presidente ha jugado también su carta escénica: en todo momento ha aparecido más cómodo sobre el escenario, acercándose mucho más a la moderadora y al público, procurando mirar a todos los presentes y pronunciando frases con firmeza. Como consecuencia, los primeros sondeos ya le dan como ganador, por un estrecho margen.

El empleo, los impuestos y las promesas incumplidas de la última legislatura han centrado un debate con preguntas del público en el que también se ha hablado de energía o inmigración.

Romney ha recordado al presidente la alta tasa de paro y su incapacidad de lograr relanzar la economía, a lo que Obama ha respondido usando la artillería de la que no echó mano en el primer encuentro: ha recordado los bajos impuestos que el republicano, un inversor multimillonario, ha pagado en los últimos años; ha mencionado que la pensión de su rival será "más alta" que la suya y, en la intervención con la que ha cerrado el debate, ha sacado a colación el famoso vídeo del 47%.

Todo preparado en la Universidad Hofstra de Hempstead (Nueva York) para el segundo cara a cara entre el presidente y candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, y el aspirante republicano, Mitt Romney. El formato del programa, del tipo "Tengo una pregunta para usted", se lo pone más difícil a los candidatos, que tendrán que responder directamente a las preguntas del público. Obama es quién más tiene que ganar o perder, mientras que Romney intentará repetir su éxito del primer debate, en el que consiguió aparecer como presidenciable.

En Estados Unidos, a pocas horas del segundo debate entre Obama y Romney la gran pregunta es si el presidente podrá reparar el daño que le causó el debate anterior. Otro tropiezo podría ser fatal para su campaña, hacer un buen papel podría devolverle la ventaja. El presidente Obama se lo juega esta noche casi todo y sus asesores avisan: va a ser bastante más agresivo que en el anterior debate. Y mucha presión también sobre el candidato Romney, que si mantiene la ventaja podría haber sentenciado la carrera electoral. El formato, recordemos, similar al programa Tengo una pregunta para usted. Preguntan 12 ciudadanos que no tienen decidido el voto, contestan primero Romney, segundo Obama a tres semanas justas de las elecciones.