Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Dos autopsias catalogan la muerte de Floyd como homicidio, aunque difieren en cómo murió. Mientras la oficial del condado determina que sufrió un paro cardiopulmonar complicado por la presión en el cuello y que influyeron enfermedades coronarias y el consumo de drogas, la independiente encargada por la familia encuentra estos condicionantes irrelevantes y señala a la acción policial.

De costa a costa, Estados Unidos ha vivido su séptima noche de protestas por la muerte de George Floyd y contra el racismo. Los disturbios se han repetido también en Washington, donde el presidente Trump ha amenazado con desplegar al ejército si no cesa la violencia. El mandatario acusa de los altercados a anarquistas y grupos de izquierda radical.

Compañías discográficas, artistas, medios, emisoras de radio y canales de televisión están llamados a secundar un apagón musical simbólico en protesta por la muerte de George Floyd. Un llamamiento a parar y reflexionar sobre el racismo institucionalizado y la impunidad contra las personas no blancas en EE.UU.

La idea partió de dos mujeres, vinculadas a la industria musical, Jamila Thomas y Brianna Agyemang, que colgaron un manifiesto en las redes al que se han ido uniendo distintas entidades, artistas y empresas. La protesta puede seguirse en las redes con las etiquetas #TheShowMustBePaused y #BlackoutTuesday utilizadas por miles de personas para mostrar su adhesión a este día sin música. El canal musical de televisión, MTV, se ‘ha ido a negro’ durante 8 minutos y 46 segundos, el tiempo que George Floyd estuvo tendido en el suelo hasta que perdió el aliento, presionado por la rodilla del agente Derek Chauvin.

La muerte de George Floyd a manos de la policía ha provodado las mayores protestas en Estados Unidos desde la muerte de Martin Luther King. José Antonio Gurpegui, catedrático de estudios norteamericanos en la Universidad de Alcalá de Henares, cree que en este caso se han mezclado muchas cosas, entre ellas, la propia política de Donald Trump, el aumento del paro y la crisis del coronavirus. Todo ello ha servido -dice- de caldo de cultivo para estos disturbios.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, eleva el tono de las amenazas y anuncia que "está enviando miles de soldados fuertemente armados para detener los disturbios" que se está produciendo en varias ciudades del país a raíz del homicidio de George Floyd.

"Si una ciudad o estado se niega a tomar las medidas necesarias para defender la vida y la propiedad de sus residentes, entonces desplegaré el ejército de los Estados Unidos y resolveré rápidamente el problema por ellos".

Varios gobernadores ya han rechazado esa declaración del presidente que, además, ha relacionado las protestas antirraciales con los actos de vandalismo que también se están produciendo por todo el país. Cree que Trump que se trata de "terrorismo doméstico".

Informa Fran Sevilla, de Minneápolis

"Los Estados Unidos de América designarán ANTIFA como una organización terrorista". Esas poco más de diez palabras que el presidente estadounidense Donald Trump tuiteaba el pasado domingo para volver a marcar agenda política, palabras que el líder de VoxSantiago Abascal, tardó muy poco en suscribir y aplaudir. "Es un argumento sin sentido: ni es una organización, ni tiene líder, ni oficinas, ni es terrorista", ha explicado en 24 horas de Radio Nacional Mark Bray, historiador y autor de Antifa, un estudio sobre este movimiento que "es el enemigo más importante de Vox y la alt-right americana": "La palabra terrorista es una forma drástica de deslegitimar la política de un enemigo y el movimiento antifascista es su enemigo más importante. Es una forma de cambiar la perspectiva: de un movimiento que lucha contra el fascismo a calificarlos como terroristas".

Bray, vinculado estrechamente al mundo del activismo (promovió el movimiento Occupy Wall Street tras la crisis financiera de 2008), define el movimiento antifascista como "una política de autodefensa contra la extrema derecha" que "puede o no ser violenta": "En Estados Unidos hay mucha rabia por las matanzas contra la gente negra. Alguna puede ser de grupos antifa, pero es una rebelión mucho más grande". Y es que Bray define los episodios que estamos viviendo como "la más importante rebelión de EE.UU. en 50 años" y señala que Trump está intentando matar dos pájaros de un tiro: desviar la atención del problema principal y de estigmatizar a sus enemigos. "Los orígenes de esto son obvios: la brutalidad policial y el racismo. Pero Trump no quiere hablar de ello", ha sentenciado.

Los vecinos de George Floyd no olvidan que su brutal detención se debió a que pagó con un billete falso de 20 dólares. Su ciudad, Minneapolis, con un 80% de población de raza blanca, se vuelca en muestras de apoyo y frustración ante una situación que, aseguran, se arrastra desde hace demasiado tiempo. Las manifestaciones se han replicado por todo el país, con alrededor de 4.000 detenciones en protestas de más de 20 ciudades. En algunas de ellas, la propia Policía se ha puesto del lado de los manifestantes. 

Continúan las movilizaciones antirracistas más intensas de los últimos 50 años. La intersección de la avenida Chicago con la calle 38 de Mineápolis se ha convertido en una suerte de santuario para honrar la muerte de George Floyd. Las protestas se siguen prolongando, por sexta noche consecutiva, no se ha respetado el toque de queda impuesto por el Ejecutivo de Trump y la policía y la Guardia Nacional han reprimido con dureza a los manifestantes. Un Donald Trump, por cierto, que ha recurrido a las redes sociales para criminalizar a los manifestantes y ha acusado de debilidad a gobernadores y alcaldes.

Informa Fran Sevilla, corresponsal de Radio Nacional de España en Estados Unidos y enviado especial a Mineápolis.

Las protestas siguen a lo largo y ancho de Estados Unidos ante las brutalidades raciales de las autoridades, pidiendo cambios estructurales para poner fin a casos como el de la muerte de George Floyd. Se están llevando a cabo investigaciones sobre las prácticas policiales durante los disturbios, poniendo a prueba a las fuerzas de seguridad del estado. Las autoridades y los gobernadores llaman a la calma y piden cautela ante posibles rebrotes de coronavirus por las multitudes.

Se trata de las movilizaciones contra el racismo más intensas de los últimos 50 años en Estados Unidos. "No puedo respirar", lo último que pudo decir George Floyd antes de ser asesinado, se ha convertido en el grito de unas protestas que se han repetido por toda la geografía del país.  La noche ha sido complicada en el exterior de la Casa Blanca donde la policía ha dispersado las concentraciones con gases lacrimógenos. Además, en Minneápolis, 150 personas han sido detenidas por desafiar el toque de queda y rendir recuerdo a Floyd.

Uno de los manifestantes, Robert, explica que "son décadas, sino siglos, de ignorar y abusar de la gente".

Informa Fran Sevila, desde Minneápolis