Rusia vota este domingo en unas elecciones presidenciales que no deciden tanto el ganador como su legitimidad, toda vez que está descontada la victoria de Vladímir Putin, que casi con toda seguridad logrará revalidar su mandato hasta 2024 y, de esa forma, rozará el cuarto de siglo al frente del país, algo sin parangón desde el gobierno de Josef Stalin en la Unión Soviética.
Según medios británicos, la Policía británica centra ahora las investigaciones sobre el caso del exespía ruso envenenado, Serguéi Skripal, y su hija, en una maleta. Creen que Yulia, que llegó a Londres un día antes de ser envenenada, pudo introducir el agente nervioso en su equipaje. Mientras, las autoridades siguen pidiendo calma a la población, al considerar que no existe riesgo para la salud pública. Además, este viernes Scotland Yard ha anunciado que ha abierto una investigación por asesinato, hallado muerto el lunes en su apartamento de Londres. Glushkov, vinculado a otros rusos muertos misteriosamente en Reino Unido, falleció por una "comprensión en el cuello", lo que apunta a un estrangulamiento. Por el momento, no existe conexión entre los dos casos, según han asegurado los agentes.
Las últimas horas de campaña para las elecciones son un paseo para el presidente de Rusia, Vladímir Putin, que, sin rivales de peso, solo podría ver su victoria minimizada por la baja participación o la abstenció. Sin embargo, la reciente crisis diplomática con Londres por el caso del exespía ruso envenenado, lejos de sacudir la campaña, ha avivado el sentimiento patriótico en el pueblo. Así, muchos rusos declaran que votarán por Putin porque Occidente solo busca aislar al país, con nostalgia por la pérdida de la Unión Soviética en la Guerra Fría.
"El empleo de un agente neurotóxico de calidad militar, de un tipo desarrollado por Rusia, es el primer empleo ofensivo" de un agente de esa modalidad" en Europa después de la Segunda Guerra Mundial", reza la nota de condena firmada por los cuatro líderes.