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Se calcula que unos 175.000 kilómetros cuadrados de Ucrania esconden minas que han colocado las tropas rusas. Los enviados especiales de RNE a Ucrania, Aurora Moreno y David Velasco, han estado una organización que se dedica al desminado en los alrededores de Kiev. "Los rusos ocultan minas en cualquier objeto, hasta en un libro", cuenta el director de la organización. Preparan a la población civil para no caer en las trampas que suponen las minas. Entregan un equipo a los desminadores con ganchos, alicates, punzones y una linterna porque, asegura, el Ejército no cuenta con todo lo que necesitan para un trabajo tan peligroso.

El Ártico era un lugar de cooperación habitual entre los países occidentales y Rusia hasta el inicio de la guerra en Ucrania en febrero del año pasado. Desde entonces, la mayoría de los proyectos científicos, económicos y sociales en la región han quedado paralizados, y crece la preocupación por las cuestiones de seguridad. Lo analizamos con Elena Conde, profesora titular de derecho internacional público de la Universidad Complutense de Madrid, y Andreas Osthagen, investigador principal del Arctic Institute. Es un reportaje de Guillaume Bontoux.

La ayuda está llegando a cuenta gotas a los lugares afectados por el terremoto, entre ellos las zonas más cercanas al epicentro, desde donde los vecinos reclaman más medios.

En la localidad de Osmaniye, a 100 kilómetros del epicentro, todos los barrios están afectados y no hay rastro de actividad comercial.

Los enviados de Radio Nacional a Ucrania, Aurora Moreno y Luis Montero, han hablado con varios agricultores ucranianos ahora que Rusia amenaza con volver a cortar las exportaciones de grano. Algunos no detuvieron su explotación ni durante las primeras semanas de guerra y como no podían distribuirlo, regalaban la carne, la leche y el cereal entre los vecinos. Uno de ellos, David, les cuenta que no ha aprovechado el acuerdo del grano porque “hay muchas colas en el puerto de Odessa” y porque, desde su punto de vista, “Rusia lo utiliza para exportar cereal y fertilizante, por lo que le ayudo a fortalecer la guerra”.

A medida que van pasando las horas es más difícil encontrar personas con vida entre los escombros. Esta madrugada un equipo español conseguía sacar a un joven de 26 años sepultado bajo el derrumbe de su edificio que llevaba dos días llevaba bajo los escombros. Según ha explicado en Hablando Claro Moisés Belloch, de la ONG valenciana Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE), el rescate "fue dificultoso y muy complicado por cómo estaba la estructura", de hecho, la familia daba por imposible el rescate y el joven estaba abatido pensando que no podrían sacarle. Aunque en esta ocasión ha tenido un final feliz, Belloch ha señalado que en este tipo de operativos es gratificante cuando puedes rescatar a alguien, pero es muy duro cuando le tienes que decir a una familia que su familiar ha fallecido y suele ser lo más común en estos casos.

Minuto a minuto de los terremotos en Turquía y Siria

Cómo ayudar a Turquía y Siria

Foto: EFE/EPA/SEDAT SUNA

Los equipos de rescate siguen buscando contra reloj supervivientes dos días después de los terremotos que este lunes devastaron el norte de Siria y el sur de Turquía, y donde la cifra de muertos y heridos no deja de aumentar. 

Los rescatistas trabajan con temperaturas gélidas de hasta 6 grados bajo cero, mientras los supervivientes se encuentran con las infraestructuras básicas muy dañadas. Muchos han pasado su segunda noche a la intemperie, durmiendo en coches o en la calle, arropados con mantas.

Aun así, siguen apareciendo supervivientes bajo los escombros, por lo que no se pierde la esperanza. 

Foto: Harim, Siria: un hombre lleva el cuerpo de un niño en un edificio derruido por el temblor. Mohammed AL-RIFAI / AFP

Tercer día de rescates contra reloj en los que se busca agónicamente a los supervivientes de los terremotos en Turquía y Siria que todavía siguen atrapados bajo los escombros de los edificios derrumbados. Son ya casi 10.000 los fallecidos por la catástrofe y 40.000 los heridos. Entre policías, militares, bomberos y voluntarios hay 79.000 personas trabajando en las tareas de rescate y desescombro, también los bomberos españoles desplazados allí trabajan incansablemente para salvar vidas.

Minuto a minuto de los terremotos en Turquía y Siria

Cómo ayudar a Turquía y Siria

Foto: EFE/EPA/REFIK TEKIN

Cada hora que pasa es crucial para lograr rescatar a personas con vida bajo los escombros de los edificios que se han derrumbado por el terremoto en Turquía y Siria, en los que han muerto más de 9.000 personas. Transcurridas 48 horas de los sismos, los equipos de rescate todavía están logrando rescatar a muchas personas con vida. En algunos casos, como en este video, una familia entera es localizada entre los escombros de un edificio. Son momentos que dan paso a la esperanza entre la destrucción.

Foto: Un niño de 8 años saluda después de ser rescatado, 52 horas después de un edificio derrumbado por el terremoto en Hatay, en Turquía. EFE/EPA/ERDEM SAHIN.

Paula Balsera y María Berkowitz viajaron hace tres meses a Gaziantep, en Turquía, para trabajar como cooperantes con niños y mujeres y es allí, en el epicentro, desde donde han vivido el terremoto. Han contado en Las Mañanas de RNE que, a pesar del miedo a las réplicas y la incertidumbre, quieren continuar con su labor y por ahora se niegan a volver a España: “Yo he venido aquí para conocer, para aportar y para enseñar lo poco que pueda”, ha señalado María, algo que ahora ve “más necesario que nunca”. Cuentan que las zonas más afectadas han sido las que estaban construidas con materiales menos resistentes y que allí muchas personas han decidido vivir en la calle por miedo.

Sin embargo, la peor parada por el seísmo ha sidoSiria, marcada por una guerra que ya dura12 años y que, como explica nuestra compañera de internacional y excorresponsal, Cristina Sánchez, se encuentra “dividida geográficamente en zonas bajo control gubernamental, y en otras que están en manos de fuerzas opositoras”. Esto supone que, si en el caso de las primeras “15 millones de personas dependen de algún tipo de asistencia y 5 millones están en una situación absolutamente catastrófica”, como indica Cristina, en el caso de las zonas ocupadas por las fuerzas opositoras, el terremoto ha supuesto “directamente un descenso a los infiernos”.

Cuenta que, paradójicamente, las zonas menos afectadas han sido aquellas en las que ya no quedaban edificios y donde tenían que sobrevivir en tiendas de campaña. Para los demás, los que aún conservaban sus casas, la suerte no ha sido la misma. Las ayudas no llegan, por un lado, las Naciones Unidas alegan que el único paso fronterizo con Turquía abierto para la entrada de asistencia internacional ha sido dañado. Por el otro, Bashar al Assad y su Gobierno culpan a occidente de estar frenando la llegada de ayuda internacional, mientras actúa como filtro para toda la asistencia que deba cruzar el país para llegar al noroeste de Siria y la provincia de Idlib, una de las más afectadas. “Por decisiones políticas, por pura geoestrategia, hay gente ahora mismo muriendo bajo los escombros”, ha denunciado la excorresponsal de RNE en Jerusalén.

Mientras tanto, los Cascos Blancos, la defensa civil siria, son quienes se están encargando de rescatar a personas de los edificios, pero como indica Cristina: “falta personal, faltan suministros y faltan médicos”, por no hablar del cansancio del personal que lleva trabajando sin descanso desde el lunes.

Ya son más de 8.700 muertos por el terremoto en Turquía y Siria. Efectivos internacionales siguen buscando supervivientes entre los escombros. En Las Mañanas de RNE hablamos con Daniel Martín, testigo del terremoto en Gaziantep (Turquía) que asegura que “la situación es mejor que la de las imágenes que habéis visto, pero no hay luz, agua y hay miedo a réplicas.” Y explica que ahora mismo están a la espera mientras las autoridades turcas revisan todas las casas “para decidir si son o no válidas para vivir y si están en condiciones de aguantar otras réplicas.” Insiste en la importancia de alojamientos para todas las personas que se han quedado sin hogar y añade, que también se necesita comida, agua potable y mantas.”