- La mayoría de los asistentes critica la medida
- "¿Es que en Fallas y Sanfermines no hay ruido?"
Muchos acuden para dar su apoyo a las fiestas pero no participa
Muchos acuden para dar su apoyo a las fiestas pero no participa
En Chueca ultíman los preparativos de una celebración que comienza oficialmente mañana y durará todo el fin de semana.
Como cada año, muchos levantinos se visten como si en la Edad Media viviesen, y desfilan por las calles de sus pueblos para conmemorar la pasada convivencia entre las dos culturas. Es la denominada fiesta de Moros y Cristianos. Quizá uno de los "moros y cristianos" de mayor relevancia sea el de la localidad alicantina de Alcoy, famoso por sus espectaculares desfiles de engalanados nobles musulmanes y cristianos.
Esta semana nos desplazamos a la isla de La Gomera para conocer de cerca cómo se comunicaban sus habitantes antiguamente gracias al silbo. La geografía montañosa y abrupta de la isla obligó a sus vecinos a buscar alternativas para comunicarse porque las distancias eran muy grandes. El silbo es una tradición que ahora se está recuperando gracias al esfuerzo de gomeros como Isidro Ortiz que lleva más de 20 años enseñando a silbar a los más jóvenes en los colegios.
Incluso, entre todos, han logrado que este arte sea patrimonio de la humanidad y haya superara el olvido al que el silbo se vió sometido cuando estuvo a punto de morir. La aparición de las nuevas tecnologías y el teléfono, sobre todo, desplazaron al silbo porque dejó de ser necesario para comunicarse.
Asistimos a un colegio de La Gomera con Isidro para ver cómo imparte sus clases y cómo los chicos y chicas aplican la técnica del silbo y emiten sonidos. Los alumnos aprenden la técnica que Isidro ha desarrollado con los años porque cuando él empezó a enseñar el silbo no tenía material didáctico con el que trabajar.
Pero dominar este arte no es fácil y requiere de mucha constancia pero el interés por el silbo es evidente. Para muchos jóvenes, un juego, para otros significa recuperar la lengua silbada de sus abuelos, de sus familias porque en esta isla el silbo pertenece a la memoria y a la historia de cada familia gomera.
En la mayoría de los lugares la fiesta de San Juan se ha celebrado sin problemas. Se han cumplido los rituales y las tradiciones de una noche considerada mágica.
Decenas de miles de vecinos y turistas se han concentrado esta noche en las playas de A Coruña para encender las tradicionales hogueras con las que cada año se celebra la fiesta de San Juan, declarada de Interés Turístico Nacional. La mayor multitud se ha concentrado en las playas de Riazor y Orzán, en cuyos alrededores diferentes grupos de música han amenizado la jornada desde primera hora de la tarde hasta bien entrada la madrugada. Centenares de hogueras de todos los tamaños y alimentadas con cualquier cosa que ardiera han iluminado la bahía coruñesa en la que sin duda es la fiesta por excelencia de la ciudad, que marca el inicio del verano y atrae cada año a miles de visitantes de otros de puntos de Galicia y de España.
En Alicante es, además, fiesta grande, y allí mañana quemarán 184 monumentos de cartón piedra.
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La Blanca Paloma ha vuelto a su ermita tras romperse uno de los varales del paso, cinco horas después de que los almonteños saltaran la reja. Lo habitual es que la procesión dure diez horas.
¿Qué pasa si juntas a miles de budistas de todo el mundo y los reúnes ante un templo que parece sacado de la película Encuentros en la tercera fase? La respuesta es el Día Vesak o el día en el que se conmemoran, no uno ni dos, sino tres acontecimientos al mismo tiempo: el nacimiento, la iluminación y la entrada al Nirvana del príncipe Siddartha Gautama, más conocido como Buda.
Los almonteños han protagonizado el tradicional "salto de la reja" en el que toman a hombros la imagen de la Virgen del Rocio. Después, la han sacado de la Ermita para pasearla en procesión por las calles de la aldea.
Aunque la Semana Santa queda lejos ya, hay festividades en rincones de la península que bien podrían celebrarse en cualquier fecha. El colorido y ánimo del festejo con los que los ciudadanos de Campanario celebran con la Pascua dista mucho de las silenciosas e introspectivas procesiones comunes en esas fechas.
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