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Los ataques de Hamás del 7 octubre y los más de ocho meses de guerra en Gaza pasan factura psicológica a los israelíes. Un estudio reciente estima que un 5% de la población corre peligro de desarrollar estrés postraumático. Las clínicas que tratan estas otras heridas de guerra están desbordadas. El reservista Eliran Mizrachi, casado y padre de cuatro hijos, se suicidó después de haber estado varios meses en Gaza. Fue diagnosticado de estrés postraumático, pero aun así, volvió a la zona de combate.

Su caso ha alertado a especialistas como el doctor Yair Bar-Haim. Dirige la principal clínica del país que trata el trauma de guerra y ha hecho público un comunicado en el que pide al Ejército que no envié de nuevo a Gaza a soldados en tratamiento. "Si vuelven a combatir, probablemente, se agravarán los síntomas. No están preparados para tomar decisiones y pueden poner en peligro a otros", cuenta Yair desde su clínica, que abrió tras los ataques del 7 de octubre para abordar los problemas de una población traumatizada.

Israel afirma que el informe de la Oficina de Derechos Humanos sobre supuestos crímenes de guerra cometidos por el ejército del país es "sesgado" y que la acción pretende proteger a Hamás. Hasta seis casos han sido recogidos por la organización para ser tratados como acciones ilícitas de guerra, y que de demostrarse implicarían ataques sistemáticos contra la población palestina. Asimismo, la ONU pide a Israel que identifique a los perpetradores y les haga rendir cuentas ante un tribunal. La denuncia ha sido complementada con otro informe independiente que, además de Israel, incluye a Hamás como perpetradores de crímenes de guerra, torturas y violaciones.

En Israel, un nuevo informe filtrado a la prensa revela graves fallos de seguridad previos a los ataques de Hamás del 7 de octubre. Dos semanas antes, los servicios de inteligencia israelíes ya conocían al detalle las intenciones de Hamás, que incluían el ataque a puestos militares y el secuestro de decenas de personas. El Supremo ha suspendido la investigación que había en marcha por considerar que puede afectar al curso de la guerra. Benjamín Netanyahu tampoco ha asumido ninguna responsabilidad. En la calle, el primer ministro, afronta una semana de protestas. Anoche miles de personas, en Jerusalén, exigieron que deje el gobierno y convoque elecciones. Los organizadores se han quejado de la violencia policial; la protesta terminó con varios heridos y detenidos. Los manifestantes pedían, también, el fin de la guerra, pero los bombardeos continúan sin descanso. La ONU dice que no ve signos de que haya pausas humanitarias, tal y como anunció el Ejército israelí. Solo en las últimas horas ha habido una veintena de muertos en Gaza. Algunos de los fallecidos, dicen los testigos, eran comerciantes que estaban esperando los camiones con alimento. También en estos ataques han muerto mujeres y niños.

Foto: EFE/ EJÉRCITO ISRAELÍ 

Suha es una refugiada gazatí que vive en Sevilla. Un equipo de TVE la acompaña con su hijo pequeño en el camino al colegio. Este paseo cada mañana dice mucho de la vida que no tiene en la Franja y la que sí ha podido tener aquí. "En Gaza no se vive, en Gaza se muere (...) yo me vine aquí y dejé todo". En el mundo hay 120 millones de desplazados y hoy solo contamos una historia. Suha llegó a España en 2019, con sus tres hijos. Dos años de trámites para conseguir el asilo y meses intentando también traerse a sus padres. No está siendo fácil. España es el tercer país europeo que más solicitudes de asilo recibe: 163.000 en 2023, solo por detrás de Francia y Alemania. El Informe anual de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) denuncia que estamos a la cola en las concesiones, con un 12%, y pide al Gobierno aplicar criterios más flexibles a la hora de conceder protección. La CEAR ha llevado su informe este lunes al Congreso en busca de voluntad política para desbloquear miles de historias y de vidas.

El Ejército israelí ha anunciado "pausas tácticas" diarias en una carretera del sur de Gaza para que entre la ayuda humanitaria. No habrá ataques de 8 de la mañana a 7 de la tarde hasta nueva orden, según ha especificado. Los convoyes se introducirán por Kerem Shalom, un acceso a la Franja por donde entra ayuda humanitaria de forma esporádica. El corredor que se abre, de forma muy localizada, transcurre por la carretera de Saladino hasta el Hospital Europeo de Jan Yunis. No obstante, el primer ministro israelí, Benjamín Netanhayu, ha dejado claro que solo aceptaba que se abriera una carretera y que los combates continuarán en Ráfah. Foto: BASHAR TALEB / AFP