La visita del Papa Benedicto XVI y su encuentro con cientos de miles de jóvenes católicos de todo el mundo, que inundan estos días las calles de Madrid, ha marcado una semana repleta de actos, mensajes e imágenes. En un país como España de larga tradición católica, pero en el que el número de personas que se declaran creyentes ha descendido diez puntos en una década, el Papa ha llegado a hablar de persecución larvada a los católicos y ha pedido a los jóvenes peregrinos que intenten extender su fe entre los no creyentes.
Informe semanal ha seguido con detalle este gran evento, criticado a su vez desde varias organizaciones laicas y de cristianos de base por su boato y el gasto público que supone.