Siete millones de menores son vendidos o capturados en algún lugar del mundo y la mayoría, dos de cada tres, son niñas. Más de la mitad de víctimas de trata, un 56 %, son obligadas a ejercer la prostitución -que es también una forma de esclavitud-, según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
Pero la trata también nutre el trabajo forzoso y la explotación laboral, al que obligan a un 43 % de las víctimas, y a otras causas como la mendicidad, los embarazos forzosos para adopciones o la venta de órganos. Además, la trata va de la mano con problemáticas como el matrimonio infantil, los embarazos adolescentes y el contagio de enfermedades de transmisión sexual.
La pobreza endémica y la cantidad de huérfanos que dejó el terremoto en Nepal han aumentado el riesgo de que muchos menores caigan en manos de las mafias que trafican con seres humanos. Unas 15.000 niñas y mujeres caen en las redes de trata cada año en ese país. Según la ONG Ayuda en Acción, el tráfico de seres humanos haya aumentado "de manera considerable" porque ha crecido la vulnerabilidad de la población.
"Han perdido todo", y por eso "se los llevan con promesas de un buen salario". La falta de educación, formación y trabajo, así como la discriminación de género, facilitan caer en las garras de los traficantes. La mayoría de víctimas nepalí acaban en La India porque la frontera entre los dos países es de paso libre y no necesitan pasar controles aduaneros.