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Con motivo del Día Internacional de la Alfabetización que se celebra mañana, diversas ONG recuerdan que los conflictos, la desigualdad de género y la pobreza causan que 57 millones de niños en el mundo no puedan ser escolarizados y no aprendan las nociones básicas para leer y escribir.
Este año se conmemora el cincuenta aniversario de la instauración de esta efemérides con el lema "Leer el pasado, escribir el futuro".

Desde la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Mundial, se ha reducido a la mitad el número de niños sin escolarizar, precisa Save The Children en un comunicado. No obstante, esta organización señala que la escolarización no siempre permite aprender las nociones básicas de lectura y escritura, puesto que, según la Unesco, 250 millones de niños no han adquirido estas habilidades, a pesar de haber asistido al menos durante cuatro años a la escuela. Save the Children y World Vision impulsan un programa de alfabetización para mejorar las habilidades de lectoescritura de 1,5 millones de niños en diecisiete países asiáticos y africanos.

  • En todo el mundo hay 14 millones de niñas que están casadas a la fuerza
  • El matrimonio forzado arrebata a las niñas el derecho a la educación y la infancia
  • En Níger, el 76% de las niñas son obligadas a casarse antes de los 18 años

Unos 50 millones de niños viven actualmente lejos de su lugar de origen, obligados a escapar de la violencia o a migrar en busca de oportunidades. Así lo asegura Desarraigados, el último informe de Unicef que alerta del riesgo al que se enfrentan todos estos menores y pide a los Gobiernos acciones concretas para protegerlos.

La agencia de la ONU para la infancia detalla en este documento que hay 31 millones de niños que se encuentran fuera de sus países de nacimiento, incluidos 11 millones de refugiados y solicitantes de asilo. Los 17 millones restantes están desplazados, lejos de sus hogares pero dentro de sus propios Estados.

Los niños, apunta el informe, representan un "porcentaje desproporcionado y creciente" de todos los desplazados y suponen casi la mitad de todos los refugiados que hay en el mundo. Además, el texto subraya de estos 50 millones, más de la mitad, unos 28 millones, se vieron forzados a huir por conflictos o violencia.

Aldeas Infantiles SOS, una organización no gubernamental de ayuda a la infancia con presencia en 134 países, ha sido galardonada este miércoles en Oviedo con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016.

La ONG llevaba años llamando a las puertas de este título internacional y, tras un reñidísimo debate del jurado, ha conseguido imponerse a Bono, el líder de la mítica banda irlandesa U2, el proceso de paz en Colombia, la Policía Nacional o la Fundación Abogados de Atocha. El acta del jurado destaca su contribucción a "la protección de los niños, a través de principios pioneros y que cobran aún mayor vigencia en momentos en los que los conflictos internacionales ponen en especial riesgo a los más vulnerables".

Su candidatura fue propuesta por la exjugadora de la selección española de baloncesto Amaya Valdemoro. Aldeas Infantiles SOS se define como una organización internacional privada de ayuda a la infancia, sin ánimo de lucro, "interconfesional e independiente de toda orientación política". La primera aldea fue fundada por Hermann Gmeiner hace 67 años en Austria, donde el Nacionalsocialismo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial habían causado estragos entre la población y, sobre todo, entre los más vulnerables: los niños huérfanos y abandonados.

En Italia, varios casos recientes de niños con desnutrición han abierto el debate sobre la conveniencia de la dieta vegana en menores. El parlamento italiano debatirá una ley que podría acarrear cárcel para los padres que impongan dietas restrictivas a sus hijos. Nosotros hemos pasado un día con una familia en la que todos sus miembros son veganos.
 

La palabra 'Shems' significa 'Sol' en árabe. También es el nombre de la Escuela Nacional de Circo instalada a las afueras de Rabat en Marruecos. Bajo su carpa, jóvenes marroquíes se ejercitan como acróbatas y aprenden los secretos de un espectáculo a medio camino entre el arte del entretenimiento y el deporte de élite.

Esta particular escuela de circo 'Shems' o del 'Sol', nació como un proyecto social para rescatar a niños de la calle. Sobre la pista, han aprendido el oficio de fascinar al público, y a otros niños. El circo les ha alejado de una incertudumbre abocada a las drogas, la miseria y la prostitución. Pero ese tiempo de sombras quedó atrás bajo la la 'luz' de 'Shems' -valga la redundancia-. Bajo la atenta mirada del director de la institución, Alain Laëron, los jóvenes practican saltos, equilibrios y piruetas, y adquieren la mágica capacidad de 'iluminar' a su público.