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Más de 40.000 migrantes y refugiados han llegado a Italia en lo que va de año. Muchos de ellos viajan en condiciones infrahumanas: durmiendo al raso en temperaturas extremas o esperando semanas para poder desembarcar, según denuncian las ONG. Con la vista puesta en las elecciones del próximo mes de septiembre, el tema migratorio ha tomado más protagonismo, especialmente, para la derecha populista de Matteo Salvini que buscar centrar el foco  de la campaña en este asunto. Foto: Migrantes en la isla italiana de Lampedusa. AP Photo / David Lohmueller.

En Las Mañanas de RNE hemos hablado con Juan Matías Gil, coordinador de misiones de rescate en Médicos Sin Fronteras, sobre la crisis migratoria que se vive cada verano en aguas del Mediterráneo: "La tendencia de este verano no es distinta a la de los años anteriores", ha señalado, y ha destacado también que era un tema que se había "olvidado".

Ha contado que, tras más de 12 solicitudes y una semana después, ayer les confirmaron que podrían desembarcar en puerto seguro con las 600 personas que viajaban en el Geo Barents, algo que esperan lograr a lo largo de esta tarde. Y ha explicado que esta dilatación de los tiempos se viene produciendo desde que Salbini llegó al ministerio de Interior, aunque también ha denunciado que "hace tres años que lo dejó y nadie lo ha reconstruido". Gil ha subrayado que no se trata de una situación nueva y que no se puede hablar de crisis o de emergencia: "Es total negligencia", ha sentenciado, y asegura que es una situación "totalmente gestionable con voluntad política". 

Ha denunciado también que se utilice la migración como herramienta política y que se considere un tema problemático solo en ciertos casos: "Hasta finales de junio llegaron a Italia 22.000 personas por este canal cuando desde Ucrania llegaron 140.000". Y ha recordado que el hecho de que no se publique en los medios de comunicación "no quiere decir que la gente deje de arriesgar sus vidas para escapar del infierno libio". 

Analizamos el primer año de gobierno del presidente de Perú, Pedro Castillo. Hablamos de las últimas protestas en Irak y del asalto al Parlamento. Conocemos los datos del informe que documenta que la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, Frontex, pagó con dinero europeo algunas de las devoluciones en caliente de migrantes en el Egeo y descubrimos el proyecto 'Vuelta al Mundo' para jóvenes iberoamericanos que acaba de echar a andar.

El Gobierno ha aprobado la reforma del Reglamento de Extranjería para facilitar la incorporación de extranjeros al mercado laboral. La modificación tiene propuestas que celebran las organizaciones y los sindicatos, pero echan de menos poner el foco en problemas que siguen sin tratarse. Hablamos con Elvira Pérez de Madrid, abogada de la Fundación Andalucía Acoge.

En el primer semestre de 2022, 978 personas migrantes murieron tratando de llegar a España, de las cuales 41 eran menores. Son cifras contrastadas por el colectivo Caminando Fronteras, aunque la organización advierte que el dato es mayor porque muchas personas desaparecen antes de alcanzar la frontera. Hablamos con Helena Maleno, investigadora y activista del colectivo Caminando Fronteras.

Si al trabajo en el exterior, con elevadísimas temperaturas, sumamos unas condiciones precarias como las que soportan los temporeros de Huelva, la situación se hace insostenible. Estos trabajadores, la mayoría migrantes, no disponen de agua corriente para hidratarse ni de luz para conectar un ventilador en sus chabolas. Entre plásticos, palés y cartón, sin recursos, más de un centenar de personas soportan estos días las altas temperaturas. Muchos duermen a la intemperie, ya que dentro de las chabolas el calor es insoportable. Para conseguir agua potable la solución es pedalear una hora en bicicleta cargados con bidones. Lo ha podido comprobar nuestra compañera Claudia Poyato

(Entrevista de Manuel Sollo). Dos jóvenes amigas marroquíes de la periferia de Barcelona luchan por superar las barreras que les impone un frustrante entorno religioso, social y laboral. Este es el relato de El lunes nos querrán (Destino), novela con la que Najat El Hachmi ganó el Premio Nadal de 2021. A finales de los años noventa, ya adulta, la narradora le escribe a su compañera una carta que recuerda aquel tiempo en que padecían ser pobres, mujeres e inmigrantes, y su rebeldía contra esos condicionamientos. Las protagonistas proceden de un mismo pueblo del otro lado del Estrecho. Naíma sufre el ambiente opresivo que impone un padre islamista y autoritario y la vigilancia obsesiva de la vecindad. Su visión cambia cuando conoce a la otra joven, que disfruta del respaldo familiar para vivir sin ataduras. Entenderá que hay otro camino. Sus aspiraciones de ser libres e independientes, conservar sus raíces y acceder a un trabajo chocan con un integrismo al que se suman el racismo y el machismo. Una experiencia que ha vivido la propia autora tanto en Marruecos como en España.

Incertidumbre en Italia por la decisión del Movimiento Cinco Estrellas de no apoyar una moción de confianza al gobierno de Mario Draghi. 14 de Julio en Francia con entrevista televisada a Macron. Situación en Sri Lanka. Biden se alía con Israel para plantar cara a Irán. Entrevista al responsable de operaciones del buque Geobarents, de MSF, que recoge migrantes en el Mediterráneo Central. Afganistán, Colombia, y mucho más.

Abdou es el joven senegalés cuya foto abrazando a una voluntaria de Cruz Roja se convirtió en todo un símbolo de la crisis migratoria de Ceuta. Tras cruzar la frontera del Tarajal en mayo del año pasado, fue devuelto a Marruecos. Ahora, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha solicitado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que revise su procedimiento. Las fotos, que dieron la vuelta al mundo, son parte de las pruebas del presunto incumplimiento del artículo 4 del Convenico Europeo de Derechos Humanos, que prohibe las devoluciones colectivas, así como de la directiva europea del retorno. Según CEAR, Abdou permaneció nueve horas en la playa sin recibir asistencia y fue devuelto sin mediar procedimiento.

Informa Minerva Oso


Los migrantes sudaneses que resultaron ilesos o con heridas menos graves en el asalto masivo a la valla de Melilla fueron trasladados rápidamente por la Policía marroquí a distintas ciudades del interior de Marruecos para alejarlos del puesto fronterizo de Nador. Ahora muchos malviven en un barrio periférico de Casablanca, en un edificio a medio construir que por dentro parece un hospital por la cantidad de heridos que hay.

Los sudaneses se han organizado entre ellos y todos ellos cuentan lo mismo: la Policía marroquí les golpeó, les quitó el dinero, el móvil e incluso sus papeles.

Algunos de ellos afirman que llegaron a cruzar la valla de Melilla, pero que los agentes españoles les devolvieron en caliente. Aseguran que no tienen dinero para pagar a las mafias y que lo único que quieren, como el resto del mundo, es vivir en paz.