La inflación ha subido en enero a un 6,1 %, una décima más que el dato adelantado por Estadística. Ha influido, sobre todo el repunte de los precios de los combustibles y los alimentos. Aun así el dato supone una caída de cuatro décimas respecto a la cifra de diciembre, cuando el IPC fue del 6,5 %.
Los precios de la cesta de la compra se han moderado en enero ligeramente por primera vez en cinco meses; pero siguen disparados. Los carburantes -la gasolina y el diesel- son los que más han sumado al comienzo del año. La inflación subyacente, la que no tiene en cuenta los alimentos frescos ni la energía, se sitúa en el 2,5 %, lejos del 6,1 del índice general; pero dicen los expertos que la crisis en Ucrania genera muchas incertidumbres.
Para hacer más preciso el cálculo, el INE ha actualizado la cesta de la compra; una revisión que se hace cada cinco años para sumar los productos que más se consumen y eliminar los que menos. Entre los que entran, claro, las mascarillas. Se suman también las suscripciones a periódicos online, a servicios de streaming o los libros electrónicos. Ya no se tendrá en cuenta, sin embargo, la venta de CD's, DVD's, despertadores, revistas y algunos anticonceptivos.
El aumento de los precios de la energía ha disparado la inflación, que fue del 6 % en enero. Los sindicatos denuncian que los salarios no están subiendo al mismo ritmo. El año pasado los salarios pactados en los convenios subieron de media la mitad de lo que subieron los precios. Los empresarios, por su parte, creen que no es momento de tocar los salarios.
Sobre la posibilidad de subir los salarios al IPC, Unai Sordo, secretario general de CCOO cree que "los salarios tienen que garantizar que mantienen su poder adquisitivo en los próximos dos o tres años" y que "en un momento de inflación alta, tenemos que garantizar que no pierden poder de compra".
Para Gerardo Cuerva, presidente de CEPYME, "tener en cuenta solo la variable IPC para el cálculo del salario sería un auténtico error. La situación de la empresa es delicada, es difícil e incluso hay otros sectores como el tecnológico que van muy bien y tienen incrementos salariales por encima del IPC".
Sobre la posibilidad de subir los salarios ligados a la productividad, Sordo piensa que "si en España los salarios hubieran subido ligados a la productividad, hubieran tenido incrementos mayores en los últimos años. Esta es una de las variables que a veces se incluyen en los convenios colectivos y yo creo que, salvaguardar en función de cómo evolucionen los precios que no se pierde poder adquisitivo es otra de las variables".
Para Cuerva, "la productividad es una variable que tiene que estar dentro de la ecuación para el cálculo del salario. Desgraciadamente en España en los últimos años nos olvidamos de la productividad, pero es esencial tener en cuenta la productividad para incrementar o no los salarios", señala.
En cuanto a si los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo, Sordo considera que "indiscutiblemente, sí. Hay una subida de precios muy intensa que no tiene nada que ver con los salarios. El 66% de la subida de los precios tiene que ver con la evolución de los precios energéticos y los sueldos están sufriendo la inflación".
"Esta subida de precio, esta inflación está castigando a los trabajadores y también castiga a la empresa. Yo creo que es el momento, y la empresa lo está haciendo, que empresa y trabajadores nos ajustemos el cinturón y por supuesto no alimentar una espiral inflacionista", argumenta Cuerva.
Sobre si debería haber un gran pacto sobre los salarios, Sordo opina que "la manera de salir del atolladero en el que estamos con una inflación tan alta es negociar convenios a dos o tres años para que, salvaguardando esta inflación, poder garantizar el poder de compra de los salarios".
"Ojalá fuésemos capaces de definir la senda de, para varios años vista, la evolución de los salarios", recalca Cuerva.
Según las estadísticas, la bajada de los precios de la luz habría sido la causante de este6% de tasa interanual, que suponemedio punto menos que lo recogido en diciembre. Por otra parte, la inflación subyacente, que no recoge ni la energía ni los productos frescos, crece y alcanza un 2,4%. Informa Cristina Ganuza.
La inflación en 2021 se disparó a niveles de hace treinta años. Enero de 2022 ha dado una pequeña tregua pero los precios han subido un 6% a nivel interanual. Una inflación tan alta provoca directamente una ampliación de la brecha entre personas ricas y pobres. Un reportaje de Cristina Ganuza.
El Instituto Nacional de Estadística ha rebajado en dos décimas el dato de inflación al cierre de 2021 respecto a su avance de hace quince días, se sitúa ahora en6,5%, pero aún así sigue siendo la tasa más alta desde mayo de 1992.
Según el INE, la electricidad está detrás de este repunte, pero también ha influido la subida de los alimentos. En el último año los precios han subido alrededor de un 3%, dato que contrasta con lo que han subido los salarios (1,4%), pero se advierte de que un incremento fuerte de sueldos puede derivar en una espiral inflacionista.
Comienza 2022 con el IPC disparado, y son muchos los productos de la cesta de la compra diaria que se encarecerán este año. Pero no es lo único, la factura del gas subirá entre el 5'5 y el 7'5%, dependiendo de la tarifa contratada. Circular por alguna autopista de peaje también será un 2% más caro, y el impuesto de matriculación sube entre 800 y 1000 euros de media. Además, aumenta el precio de los sellos, un 7%, y del tabaco, que tras varios años congelado, crece un 5,5%. Y la principal distribuidora de cerveza del país ya ha anunciado una subida de sus precios a los más de 150.000 establecimientos que tiene como clientes.