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La inflación adelantada supera el 10 % en junio, según el INE, el nivel más alto en 37 años. La inflación subyacente, sin energía ni alimentos frescos, se sitúa en el 5,5 %. Los datos definitivos se conocerán el 13 de julio.

La inflación hace que la cesta de la compra sea más cara. En mayo fue del 8,7%. Pero los agricultores se quejan de que los productos aumentan sustancialmente su precio hasta llegar a las tiendas. Según datos de una de las principales organizaciones, Coag, el pasado mes de mayo los precios se multiplicaron de media por ciatro en los puntos de venta.

Foto: Getty Images

En torno a dos millones de trabajadores cobran el salario mínimo en nuestro país: mil euros, en 14 pagas. Son el doble que hace una década y viven entre la agonía y los números rojos. En un escenario de precios disparados, cada día que van al supermercado o llega una factura, se las desean para cuadrar las cuentas.

La última subida del salario mínimo fueron 35 euros, pero la inflación resta a esas nóminas entre 60 y 90 euros mensuales. Las familias tienen que gastar casi mil euros más al año para consumir lo mismo que hace doce meses, un esfuerzo imposible para más de diez millones de españoles que, según el INE, no llegan a fin de mes. Santos es uno de ellos. Tiene mujer, dos hijos y trabaja en un almacén. Gana mil euros al mes. Con eso viven los cuatro. Su historia es la de la pobreza laboral, la de un padre de familia que cada día se levanta para ir a trabajar mientras se estruja los sesos y el bolsillo para sobrevivir con el salario mínimo.

Es un reportaje de Elena Pernas y Javier Monterde.

La economía de las familias españolas lleva a la baja desde la llegada del covid y la guerra de Ucrania y sus consecuencias no han hecho más que empeorar la situación. Carmen Herrero, investigadora del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), ha explicado en Las Mañanas de RNE que estas crisis han supuesto la aparición de una nueva categoría de trabajadores que no son capaces de llegar a fin de mes, pero que tampoco pueden recibir las ayudas del estado: “Si no se pueden compatibilizar las ayudas con el trabajo se desincentiva que la gente trabaje”, indica . Y hace referencia al modelo del País Vasco en el que las familias que tienen salarios muy bajos o que no tienen trabajo pueden seguir recurriendo a las ayudas institucionales.

Opina que hace falta mucha ayuda por parte de los ayuntamientos quienes, señala, “deberían ser más proactivos”. Y recalca la necesidad de tomar medidas como la instauración de más viviendas sociales o la oferta de alternativas a las becas comedor una vez terminado el curso escolar.

La subida de la inflación ha provocado un incremento del número de familias que no pueden hacer frente a los pagos mensuales de la lista de la compra. Para ellos existen ayudas como la Red de Apoyo Mutuo de Aluche o el Banco de Alimentos de Lavapiés quienes, con el apoyo principal del resto de familias de los barrios, se las ingenian para proporcionar cada semana una bolsa de comida con la que intentar cubrir las necesidades básicas. Aun así, la falta de ayuda institucional provoca que las donaciones muchas veces no sean suficientes y que los receptores tengan que seguir comprando en los supermercados a pesar de no contar con los medios suficientes para subsistir.

Informa, Noemí Martínez.