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La jornada en el sur del Líbano está siendo tensa, como de costumbre, pero sin grandes incidentes. En este punto de la Blue Line, la línea divisoria entre Líbano e Israel, en el sector que vigilan las tropas españolas de la ONU, solo se han escuchado disparos de ametralladora en un momento de la mañana. A varios kilómetros al oeste de aquí, Israel ha lanzado un ataque aéreo y algunos disparos de artillería. Nada que ver con la violencia del intercambio de fuego de hace dos noches, cuando Israel respondió con un fuerte bombardeo en las cercanías de Marjayoun a un ataque de Hezbollah.

En uno de los orfanatos de Trípoli (Líbano) la mayoría de los niños no son huérfanos. Sus padres les dejan ahí porque no les pueden mantener. La crisis económica ha hecho estragos desde 2019 y la lira libanesa ha perdido prácticamente todo su valor frente al dólar.

Los sueldos se han devaluado tanto que ni trabajando se llega a final de mes, y quien tiene ahorros tampoco puede disponerlos debido a la crisis bancaria que ha desembocado en un corralito, todo con una inflación que supera el 250% y con problemas de suministro de electricidad y agua. Así las cosas, el 80% de la población de este país está en situación de pobreza.

En este escenario, este orfanato se presenta como la solución para muchos hogares. Aquí tienen calefacción, tres comidas al día, educación y cobijo. También tienen sus problemas financieros, los mismos que afectan al resto de la población. Pero además, las donaciones han caído muchísimo.