China prevé crecer entre el seis y el 6,5%, pero supone un freno de su ritmo de crecimiento económico y eso repercute en el resto del mundo. Es uno de los asuntos que se tratan en el Congreso anual del Partido Comunista, que ha comenzado este martes.
Lo que no cambian son las medidas de seguridad y las largas filas para entrar al Palacio del Pueblo, la variedad de China con sus 56 minorías étnicas, la pelea por hacerse con el informe y, cómo no, el arraque de la ceremonia. Así reciben al secretario general, Xi Jinping. Y Casi 3.000 delegados, aparantemente, no levantan los ojos de las líneas políticas y económicas para 2019.
La meta prevista para este año es el crecimiento económico de China de entre el seis y 6 y medio por ciento ha dicho el primer ministro, Li Keqiang.
Sin una cifra fija como otras veces, son las previsiones más bajas en los últimos cino años de la segunda potencia mundial. El mandatario ha insistido en que se avecinan grandes cambios mundiales sin precedentes, cambios en el escenario, por ejemplo, en que Estados Unidos no tenga el mercado tan abierto, y ha reconocido que esto ha afectado a la economía china.
Por eso, apuestan por no ceder, aunque ofrezcan medidas como controlar más y mejor los robos de propiedad intelectual. En definitiva, el gigante asiático reconoce que también es vulnerable a los vaivanes globales, una idea que ya aparece en la APP más decargada en China estos días. La "Xueixi Qiangguo", o Estudio de un País fuerte, para estudiar el pensamiento de Xi Jinping y que, una vez más, da una idea de la China actual. Apertura exterior y férreo control interno, porque utilizarla da puntos sociales y políticos.