Más de 52.500 sanitarios se han contagiado de coronavirus. Este sábado se han movilizado para pedir una sanidad pública de calidad, pero también por los pacientes. Además, reivindican mejores condiciones laborales y recuerdan la situación límite que han vivido durante la pandemia. Y apoyan la convocatoria de huelga indefinida de los médicos residentes en Madrid. Ya no basta con los aplausos, dicen, es momento de actuar.
Uno de los tratamientos más demandados en España para corregir las imperfecciones de nuestro cuerpo es la liposucción, que supone un 12% de las intervenciones, sólo por detrás del aumento de pecho, que ronda el 17%. Otra realidad bien diferente es la reconstrucción de mama. Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, solo el 30% de las mujeres que han experimentado una mastectomía, debido a un cáncer de mama, se someten después a esta operación. Nos acercamos también a la reasignación de sexo, que se ha duplicado en el último lustro.
Tomás Pumarola, Jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Vall d´Hebron, asegura en 14 horas que el virus no ha cambiado: "Es una falsa impresión porque tenemos pocos casos pero el virus no ha cambiado, no se ha debilitado".
Explica que los casos graves no son evidentes como al principio: "de los que vienen a urgencias solo en un 2 % los resultados son positivos. La sensación de gravedad es menor pero el virus es idéntico. No podemos pensar que se está atenuando". Sobre si sigue afectando igual y si se sigue transmitiendo de la misma forma: "después de tres meses de confinamiento, el virus no ha dejado de circular y hay que mantener medidas de distanciamiento, mascarillas y lavarnos las manos" porque los pacientes siguen siendo los mismos "sobre todo gente con problemas crónicos o gente mayor. El virus está en circulación y si dejamos de mantener distanciamiento volveremos a tener brote, ya lo estamos viendo".
Sobre cuánto durará la pandemia aclara que es difícil de saber: "no tenemos una bola que nos diga cuánto va a durar pero sí hay dos factores que nos permiten saber que las pandemias previas han durado un año y medio o dos años y hay picos pandémicos. No tiene por qué pasar pero es lo que ha pasado en la historia reciente".
También dice que la diferenca con otras pandemias es que "el sistema de salud está mejor preparado que hace años" y que "tendremos brotes pero podemos detectarlos y contenerlos con rapidez y no volver a tener la situación de los meses de marzo y abril".
Ciudades vacías, un virus sin vacuna, enfermos que mueren en soledad... Un panorama aterrador. La incertidumbre ante una avalancha de contagios y muertes por una enfermedad desconocida, la covid 19, ha puesto contra las cuerdas a nuestro equilibrio psicológico. La gestión del miedo ha marcado los días más duros de la pandemia, tanto en profesionales sanitarios como en pacientes y sus familiares. Los psicólogos explican cómo la población aceptó un inédito estado de alarma. Muchos profesionales esenciales, principalmente los sanitarios, asumieron un durísimo compromiso personal en el que su propia salud, pasó a un segundo plano. Llegaron a darse casos de familiares con reparos para recoger a un enfermo dado de alta. Pero el miedo ha contribuido a la supervivencia, dicen los expertos, y afinar la prudencia. Los enfermos crónicos han sido una referencia por su propia convivencia con una enfermedad grave. La gran conclusión ha sido: contra el miedo, tranquilidad y respeto a las normas sanitarias.
Las sociedades médicas más importantes de España se han unido para firmar un documento en el que explican su postura sobre la controvertida priorización de la asistencia a pacientes COVID-19 durante la pandemia. Salvador Tranche, presidente de la SEMFYC, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, una de las firmantes, ha puesto voz en Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso a esta carta, defendiendo la labor del personal sanitario y asegurando que "en esa situación de escasez de recursos, había que tomar decisiones muy difíciles". Además, ha hecho un llamamiento para mejorar una situación que ya antes de la pandemia "era desastrosa", dotando de medios a la sanidad pública.
El 36% de los médicos que trabajan en la sanidad pública tiene un contrato temporal, según la “Encuesta sobre la situación de la profesión médica en España" realizada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). La mitad de esos médicos temporales llevan más de 6 años sin conseguir una plaza. Los más castigados son los menores de 40 años y las mujeres. Además, el estudio revela que uno de cada diez médicos no descansa nunca la jornada posterior a las guardias, un 60% en el caso de los MIR. La encuesta se realizó a finales de 2019, antes de que estallara la pandemia, y entonces más de la mitad de los médicos ya confesaban estar emocionalmente cansados.
Luis Díaz Izquierdo, médico de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Madrid, ha explicado en ‘Las mañanas de RNE’ que la situación de los centros y de los profesionales sanitarios ha mejorado considerablemente en las últimas semanas. “Estamos más descansados tanto física como psíquicamente porque el número de pacientes ha disminuido considerablemente”. No obstante, el doctor ha recordado que es fundamental seguir manteniendo las precauciones. “Tenemos miedo de que la gente subestime la amenaza del virus. El virus sigue circulando. Ha desaparecido el estado de alarma, pero la alerta sanitaria sigue ahí”, ha recalcado Díaz Izquierdo que ha asegurado que todavía hay mucha gente con patologías distintas al coronavirus que sigue teniendo miedo a acudir al hospital.
Este domingo se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica. La ELA es una enfermedad incurable que afecta a unas 3.000 personas en España y que tiene una elevada mortalidad. La vicepresidenta de FUNDELA lo describe como si los pacientes "estuvieran confinados en su propio cuerpo". La investigación es vital, por eso esta asociación recauda fondos que destina a proyectos científicos.
Los profesionales sanitarios han salido a la calle para pedir mejoras en ese servicio público. Vuelve la marea blanca para reclamar investiones, investigación y que no se deslocalice la industria sanitaria. El estado debe garantizar hospitales y residencias públicos pero cubierto el mandato constitucional, vía libre al negocio. 20 de junio, riada de batas blancas. Es la firma de Juan Carlos Soriano.
De los aplausos en el balcón a la movilización ciudadana. Este sábado en varias ciudades del país se han convocado protestas a favor de la sanidad pública, universal y rural que garantice la asistencia en todo el Estado. Hemos estado en algunas como en Sevilla con Juan Antonio Aparicio, en Barcelona con Alma Izquierdo, en Albacete con Áurea García y en Pamplona con Adolfo Gallego, donde la plataforma navarra de salud se ha manifestado para reclamar la derogación de la ley del 97 sobre las nuevas formas de gestión del sistema de salud, que permitió la privaitización de residencias de ancianos.
El lunes en la Comisión para la Reconstrucción comparecía Manuel Gimeno Romero, médico especialista en medicina familiar y comunitaria y medicina intensiva. Hemos hablado con él en el programa ParlamentoParlamento de Radio 5. El facultativo ha hecho hincapié en lo que dijo en la cámara y afirma que la pandemia ha puesto en evidencia los problemas que venía arrastrando la sanidad pública española. Señala que esta tiene el mismo presupuesto que hace 10 años, unos 74 millones de euros, pero que "ha aumentado el volumen, la demanda, la calidad y el costo" con la misma financiación, lo que deteriora el sistema sanitario. Además, también resalta el trato a los profesionales. "El mayor haber de la sanidad son sus profesionales", afirma el médico, que explica que son lo más importante y muchos han quedado muy tocados tras la emergencia sanitaria. Dice sentirse optimista por que los grupos estuvieran de acuerdo con su mensaje. Reclama que la dirección y coordinación del sistema sanitario la lleven profesionales y para ello propone un examen de gestión sanitaria similar al MIR. Además, también defiende la necesidad de una tarjeta sanitaria única que nos de acceso a nuestra historia clínica en todos los territorios.
