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Tras las compras del Black Friday, hoy se celebra el Giving Tuesday, una iniciativa impulsada por las ONGS para que este martes compremos para los demás. Visitamos una tienda que acaba de abrir sus puertas en Nueva York, donde pueden comprarse productos reales que necesitan las personas refugiadas. Solo abren de cara a la navidad, este es el segundo año, y esperan alcanzar el millón de euros en ventas.

Después del Black Friday y del Ciber Monday, este martes organizaciones no gubernamentales nos invitan a ser solidarios, a dar en lugar de comprar.

Este 27 de noviembre la iniciativa Giving Tuesday nos propone en redes sociales e Internet cientos de iniciativas con las que colaborar.

Se calcula que en España unas 40.000 personas no tienen hogar. Viven en la calle o en albergues sociales que, con la llegada del frío, se encuentran saturados.

Las organizaciones que trabajan con ellos piden a las administraciones que tomen medidas para acabar con una situación que vulnera derechos fundamentales.

El buque insignia de la ONG Proactiva Open Arms ha zarpado del puerto de Barcelona con rumbo al Mediterráneo central "en misión de observación y denuncia", ante la demora del convenio con el Gobierno español para poder participar en los rescates de inmigrantes en el mar de Alborán y el litoral andaluz. Mientras, otro buque atunero, el Aita Mari, recuperado por varias ONG para rescatar personas, sigue anclado en el puerto de Getaría mientras espera una autorización de la Marina Mercante que no llega. 

El Ayuntamiento de Madrid y la Fundación Mundubat organizan una estancia temporal para tres defensores de los derechos humanos en Colombia amenazados en su país. Hasta el siete de noviembre los interesados y las ONG madrileñas pueden presentar candidaturas. El programa se desarrollará entre febrero y abril de 2019 y el objetivo es formar a los activistas colombianos y dar altavoz a sus causas.

El Mare Jonio es el primer barco con bandera italiana en una misión humanitaria en el Mediterráneo Central. Lo que nació como una idea solidaria de unos amigos se ha convertido en la unión de varias asociaciones civiles italianas que cuentan con el apoyo de partidos de izquierda. "Italia no es solo Salvini, Italia es un pueblo solidario y por eso estamos aquí", asegura Beppe Caccia, una de las personas que a finales de junio se unieron y crearon la plataforma Operación Mediterránea.

La tripulación del barco Astral de la ONG española Proactiva Open Arms recuerda en su travesía hacia Libia los rescates que más les han impactado. "Nos encontramos de todo, gente en el agua, lanchas casi hundidas", cuenta Mariona, la cocinera del barco. En el tercer día de viaje, el barco ha conseguido esquivar una tormenta en el Mediterráneo y prevé que su misión de "observación y denuncia" llegue a las aguas fronterizas con Libia en dos días.

Juan Matías Gil, Coordinador General de MSF en Bosnia-Herzegovina, relata las agresiones de que son objeto aquellos que intentan cruzar la frontera croata y son interceptados por los cuerpos de seguridad de este país: "Sí se empiezan a ver muestras de violencia en las personas que vuelven de los intentos de cruzar la frontera. Se trata de muestras de violencia físicas evidentes contra hombres y mujeres, además del robo sistemático de sus únicas pertenencias, que son sus móviles y su dinero".

Juan Matías Gil, Coordinador General de MSF en Bosnia-Herzegovina, explica los problemas que una estancia tan larga a la intemperie provoca: "Probablemente el tema ocupacional sea uno de los más preocupantes. Estamos hablando de que en Velika Kladuša esta población vive en tiendas en un campo que el municipio ha cedido. Un campo que es muy precario a las afueras del municipio, cuando llueve se inunda y hace las condiciones bastantes lamentables. En canto al municipio de Bihać, gran parte de la gente se queda en un edificio abandonado de cinco pisos sin ventanas ni techo con filtraciones de agua, así que cada vez que llueve la situación se vuelve crítica. De cara al invierno, estos dos lugares no están preparados para soportar las bajas temperaturas que pueden descender de 0 °C".

Zamir es un niño afgano que se cobija junto a su familia en un edificio abandonado en Bihać, Bosnia Herzegovina, cerca de la frontera con Croacia. Quizás el verbo adecuado no sea "cobijar", puesto que en realidad, junto a ellos se hacinan más de 3.000 personas en esta construcción de cinco plantas en ruinas. Zamir y su familia forman parte del flujo de refugiados y migrantes que a través de la ruta de los Balcanes intentan llegar a un país donde lograr condiciones dignas de vida y un futuro. "Quiero ir al colegio, jugar al fútbol y ser médico", dice el niño, que junto a su familia lo ha intentado repetidas veces pero siempre es devuelto a este lugar, donde su vida se ha atascado. Lo dice con una sonrisa, a pesar de "hacer sido deportado 11 veces" desde Croacia, explica, y haber "caminado jornadas de 20 y 13 horas seguidas. Zamir lo dice sonriendo, porque él, a pesar de su corta vida de niño, ha conseguido entender que "no todo es malo". Eso dice: "todos los países", y también "las personas", añade, "tienen algo bueno y algo malo". Esta familia afgana forma parte de los 4.000 migrantes y refugiados que malviven en asentamientos y edificaciones en ruinas a lo largo de la frontera de Bosnia con Croacia. Ellos eligieron la ruta de los Balcanes, que alcanzó gran relevancia en la crisis de 2015, por ser la ruta terrestre elegida por este río de desesperados para alcanzar una vida mejor en Alemania, Bélgica o Francia.