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Nueva alerta por inundaciones en Pakistán, seis semanas después del peor desastre natural en la historia del país. Los muertos de las inundaciones son ya 1.700, que se suman a los casi 700 fallecidos en atentados en lo que va de año. Dos tragedias que han debilitado al gobierno de uno de los pocos países que tienen el arma atómica.

Seguro que todos recordamos el tsunami que asoló a varios países del Índico en diciembre de 2004. La repercusión de esta noticia fue inmensa y los damnificados se contaron por millones. Sin embargo, fueron menos que los afectados por las inundaciones que ha sufrido Pakistán. Más de 17 millones de personas han padecido los efectos de las aguas sin control y han perdido su casa o sus enseres. La catástrofe es inmensa en una zona fronteriza con Afganistán y castigada, desde hace tiempo, por el hambre y por la guerra que se libra contra los talibanes. Como si se tratase de una maldición, la desgracia se ha cebado de nuevo en ellos: muchos perderán sus cosechas, otros tendrán que abandonar lo que fue su hogar. Necesitan ayuda, pero toda la que llegue, -por mucha que sea-, será poca frente a la magnitud del desastre.