Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, en Santillana del Mar, presenta la exposición 'Kiputz. Un abismo en la Prehistoria', que se adentra en el paisaje de la última glaciación.

Kiputz es una sima, una trampa natural de seis metros de profundidad situada en Mutriku (Guipúzcoa) por la que cientos de animales se precipitaron al abismo para permanecer allí durante más de 20.000 años, hasta que los espeleólogos del grupo Munibe Taldea encontraron el yacimiento en 2002.

La muestra, fruto de la colaboración con el Museo San Telmo de Donostia, Gordailua (Centro de Colecciones Patrimoniales de Gipuzkoa) y la Sociedad de Ciencias Aranzadi, presenta los resultados de las investigaciones de este yacimiento, donde se han recuperado los conjuntos paleontológicos más importantes de reno y bisonte de la Península Ibérica, destacando un cráneo de 'Bison priscus', el bisonte estepario protagonista del techo de los polícromos de Altamira.

Isabel Rábano es Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora en el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación. Entre 1993 y 2017 fue directora de su Museo Geominero, cuando pasó a ocupar un puesto directivo en esta institución, en el que cesó en enero de 2021 para dedicarse a tareas de investigación. Sus líneas de interés se encuentran relacionadas con la Paleontología de artrópodos del Paleozoico Inferior, en especial los trilobites ordovícicos, la Historia de la Geología y el Patrimonio Geológico y Paleontológico. Es autora de más de 200 publicaciones en revistas científicas, tanto nacionales como internacionales, así como de capítulos de libros y edición de monografías, participando en numerosos proyectos de investigación nacional e internacional, y en la organización de reuniones científicas. Fue directora de la Revista Española de Micropaleontología y es editora adjunta del Boletín Geológico y Minero desde 1998 hasta la actualidad, ambas editadas por el IGME. Desde 2006 es miembro de la Comisión de la UNESCO para la Historia de la Geología (International Commission on History of Geological Sciences), y es presidenta de la Comisión de Historia de la Geología de la Sociedad Geológica de España. Ha sido presidenta de la Real Sociedad Española de Historia Natural y en la actualidad es Vicepresidenta de la Sociedad Española de Paleontología.

A finales de 2017, unos espeólogos encontraron el cuerpo completo de un hombre en una cueva de Navarra. Ahora sabemos que vivió allí hace unos 12.000 años. El "hombre de Loizu", como le han bautizado, permitirá estudiar los hábitos y la dieta de nuestros antepasados.

El cuerpo fue hallado en el valle de Erro por unos espeleólogos. Ha permanecido más de once mil setecientos años en la cueva Errotalde, localizada en el término municipal del que coge su nombre el hombre de Loizu. "Es un caso único en España y es un caso rarísimo en todo el continente europeo. Este hombre de Loizu corresponde justamente a un momento, el tránsito desde la última glaciación hasta los tiempos geológicos actuales, el Holoceno", explica al Telediario de TVE Pablo Arias. Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria.

Uno de los temas más debatidos en el campo de la paleo-antropología ha sido el origen del lenguaje, si también estaba presente en alguna otra especie ancestral, como los neandertales. Es algo que ha intrigado a expertos porque es un rasgo distintivo del ser humano, que nos diferencia del resto de los animales.

Gracias a un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares, se ha descubierto que los neandertales, especie humana extinguida hace miles de años, poseían la capacidad de escuchar un rango de frecuencias compatible con el habla.

El tópico de que este humano, el Neandertal, era un ser poco evolucionado ha quedado destrozado. Según la investigación dirigida por la profesora Mercedes Conde, que ha analizado las cavidades auditivas de numerosos fósiles, los neandertales poseían la capacidad de comunicarse de manera compleja.

Este hallazgo pondría a los neandertales en una escala evolutiva muy superior al de otros homínidos. Lo que no se puede saber es qué idioma hablaban, pero lo más probable es que si les oyera hablar hoy, se podría distinguir que es un lenguaje humano. Un puzle, el de cómo era la comunicación de esta especie, que todavía se tiene que resolver.

El porgrama Science Truck aborda en esta ocasión la teoría de la evolución con la participación de Ruth Blasco, investigadora del Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social (IPHES).

Blasco explica en qué consiste su trabajo como tafónoma en los yacimientos arqueológicos y desvela cosas tan interesantes como que llevamos entre un 2% y 4% de ADN neandertal, lo que significa que el contacto entre sapiens y neandertales fue tan alto como para que 40 mil años después de su desaparición, nosotros, los sapiens, sigamos manteniendo parte de su legado genético.

Además, el programa destacó a grandes científicas que han contribuido a la Teoría de la Evolución con investigaciones increíbles y desmintió algunos bulos relacionados con la percepción que tenemos de nuestros ancestros los neandertales.

Science Truck’ es un programa de divulgación científica creado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) con el objetivo de acercar la ciencia de manera entretenida a los más jóvenes despertando su curiosidad y estimulando su pensamiento crítico.

Cada vez que los antropólogos y paleontólogos quieren arrojar luz sobre nuestro pasado más remoto, aparece un hallazgo sorpresivo. Es el caso de lo descubierto por Amaia Arranz en torno al origen y cronología del cultivo de los cereales.

Los paleontólogos del complejo Dinópolis, en Teruel, no solo se han topado con restos de un pájaro y un mamífero, sino también con una nueva forma de fosilización. Ocurrió hace cien millones de años, cuando un pájaro dinosaurio muy pequeño, probablemente con dientes, y un mamífero peludo se echaron una siesta cerca de un árbol resinero. Pasado un tiempo, al menos dos horas, ambos quedaron atrapados por la sustancia. Hasta ahora los expertos creían que los animales caían en esta trampa por azar, a veces por el trasiego del viento, pero con estos restos ha quedado demostrado que no tiene por qué ser así. Hay quien califica a esta siesta ya de histórica.