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En Cisjordania hay al menos diez palestinos muertos tras una violenta incursión israelí que ha comenzado este miércoles de madrugada. Ha habido enfrentamientos en cuatro localidades de ese enclave palestino, donde este martes murieron otras nueve personas. Columnas de blindados israelíes han entrado en Yenin, Tubas o Tulkarem en una operación de gran envergadura. Las tropas terrestres, apoyadas por aviones y drones, han lanzado bombas y explosivos. 

Los vecinos se atrincheran en las casas, las calles quedan desiertas cuando las tropas israelíes entran en una ciudad. En Yenin, el ejército impedía el paso de las ambulancias. Han cerrado, incluso, la entrada al principal hospital. El ministro israelí de Exteriores ha propuesto evacuar a los civiles de Cisjordania para acabar con los terroristas. Hamás ha respondido diciendo que pretenden continuar la limpieza étnica que llevan a cabo en Gaza.

Un día sí y otro también, los muertos en Gaza se cuentan por decenas. De los últimos, seis miembros de una familia en Jan Yunis, cuatro de ellos niños. Por eso, se repiten las imágenes de miles de desplazados forzados por Israel. La última orden ha sido en el centro de la Franja y afecta a miles de gazatís. Además, ha obligado también al cierre de varios hospitales, lo que empeora la asistencia sanitaria cuando hay cada vez más brotes de enfermedades e infecciones.

Foto: Robyn Beck / AFP

La familia Tafish recoge una vez más su refugio, pedazo a pedazo. Se habían establecido en los alrededores del hospital Al Aqsa, en el centro de la Franja de Gaza, pero la última orden de Israel es abandonar también esta zona. Como los Tafish, miles de personas se apresuran a salir. También los pacientes; incluso los del a UVI de prematuros. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA) también se ve obligada a desplazarse junto al resto de la población.

Foto: AP Photo/Abdel Kareem Hana

Los enfrentamientos en Gaza siguen y no tienen visos de que vaya a parar después de que las negociaciones para lograr una tregua hayn quedado congeladas. Israel y Hamás mantienen sus discrepancias, y Biden ha vuelto a llamar a Netanyahu para exigirle que promueva ese alto el fuego. En una conversación "a tres" junto a la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, Biden ha seguido presionando al primer ministro israelí para que cierre con urgencia un alto el fuego. Pese a ello, Israel y Hamás siguen firmes en sus posiciones. Hamás pide la salida del ejército israelí y el fin de la guerra, algo que rechaza Netanyahu. Por su parte, la visita a la zona del enviado de EE.UU., Antony Blinken, tampoco parece haber dado sus frutos, dado que los principales problemas siguen sin resolverse y las negociaciones están estancadas. Se abre, por tanto, una nueva fase de incertidumbre con el riesgo de un ataque iraní y de Hizbulá.

Las guerras causan pérdidas tanto humanas como materiales. En Ucrania, UNESCO cifra en más de 430 los edificios históricos afectados por los bombardeos. En el caso de Gaza, son 50. La evaluación de los daños se lleva a cabo gracias a imágenes por satélite que les proporciona UNOSAT, el Centro de Satélites de Naciones Unidas.

Actualmente, en la lista del Patrimonio Mundial en Peligro está la Catedral de Santa Sofía, la más destacada de la capital ucraniana, y el centro histórico de Odesa y Leópolis.

También han incluido recientemente el monasterio de San Hilarión, en Gaza. Son símbolos de la identidad de ucranianos y palestinos. Su destrucción supone un coste muy alto que va más allá de lo económico. Mientras continúen las guerras, los daños seguirán aumentando, dejando tras de sí restos de historia difíciles de recuperar.

Un miliciano palestino patrulla por el campo de refugiados de Shatila, escenario de una de las masacres más terribles de la guerra civil libanesa. Abu Noor, el alcalde de la localidad, cuenta que los palestinos aquí son poco más que parias, sin derecho a trabajar ni comprar propiedades fuera del campo. Entre los residentes se encuentran supervivientes de la matanza y que cuentan con familiares en Gaza. Los recuerdos por lo ocurrido en Shatila aún son palpables en sus calles y viviendas, con un museo que recuerda tanto el evento como conmemora la herencia y las tradiciones palestinas. Actualmente, unos 6 millones de refugiados siguen reclamando su derecho al retorno a Palestina.