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Viaxamos no autobús que leva axuda humanitaria de Lalín á fronteira da guerra. Traerá de volta a medio cento de refuxiados.

Los refugiados que se ven forzados a abandonar Ucrania se enfrentan al duro reto de llegar a un país que no es el suyo dejando a sus familias atrás. Llegan agotados y sin saber qué les espera. Ante esta dura situación, en la frontera polaca se les ofrece ayuda psicológica y con los trámites del permiso de residencia.

España tiene preparadas 12.000 plazas para acoger a refugiados ucranianos. Pero además, hay iniciativas solidarias de particulares y de ayuntamientos. TVE se ha subido a un autobús que transporta ayuda humanitaria desde Galicia y que regresará con niños ucranianos y sus madres. Con un abrazo y entre lágrimas, Toñi ha recibido a Anastasia. La acogió hace 21 años por el desastre nuclear de Chernóbil. Ahora, una vez más, le ha ofrecido su casa, esta vez, para huir de la guerra. Anastasia da las gracias y explica que "dos días en el autobús es muy cansado todo". Ha llegado desde Ucrania a Huelva en este autobús, junto con su hijo de 5 años, su madre y otros 60 ucranianos. Anastasia, al igual que el resto de los ucranianos en España, va a poder acogerse a una protección temporal. Este miércoles se ha conocido más detalles de este plan de acogida.

FOTO . EFE/ Raúl Caro.
 

La frontera con Polonia sigue siendo la principal vía de escape de los ucranianos. Llegan hasta aquí después de varios días de viaje huyendo de la guerra. Y vienen familias enteras, arrastrando maletas y bultos. Exhaustos y aún con el miedo en el cuerpo. Aguardan hasta quince horas en colas interminables para cruzar la frontera y estar a salvo. Muchos han dejado atrás ciudades bombardeadas y devastadas.

Rubén es un voluntario que vino de Galicia a traer ayuda humanitaria en un camión. Pero al ver la situación, consultó al ayuntamiento de su pueblo y ahora ha ofrecido refugio allí a varias familias, entre ellas a una mujer enferma de cáncer. Foto: Wojtek RADWANSKI / AFP

En la estación de ferrocarriles de Leópolis, a setenta kilómetros de la frontera oeste de Ucrania, la salida periódica de trenes no descongestiona las largas colas de personas que tratan de salir del país, mayoritariamente hacia Polonia. Cientos de personas -entre las que hay niños, ancianos e incluso mascotas- llevan horas a la espera de coger un tren. Sin embargo, Leópolis también es una estación de destino para las personas que huyen de otras zonas del país. De hecho, hoy se esperaba la llegada de un tren procedente de Sumy, el único corredor humanitario que ha funcionado con fluidez hasta ahora y que ha logrado la salida de al menos 5.000 refugiados. La tardanza se debe, al parecer, a que Ucrania está trazando nuevos recorrdos para evitar los bombardeos rusos.

Enviados especiales de RNE, Mónica Cartes y David Velasco.

La solidaridad tras la guerra de Ucrania se extiende entre las localidades españolas y no solo en las más grandes. Paredes de Nava se encuentra en Palencia y con apenas 2.000 habitantes ha comenzado un proceso de acogida de refugiados. Dimitri ha sido el ciudadano ucraniano encargado de trasladarse a la frontera para traer a los, por ahora, ocho compatriotas que se alojan en dependencias del ayuntamiento. “Tenemos pensado hacer más viajes ahora que estamos en contacto con la gente de la frontera”, comenta en Las Mañanas de RNE.

El alcalde de la localidad, Luis Calderón, explica que tras un acuerdo municipal unánime se decidió ayudar “con la vivienda, el viaje y con los gastos de mantenimiento” y añade que cada vez son más los pueblos vecinos que les llaman para saber cómo pueden ayudar. Un ejemplo es el caso de Villada, con menos de 1.000 habitantes, y cuyo alcalde, Manuel Gallán, asegura que ya tienen preparado el albergue municipal para que los refugiados se encuentren en "las mejores condiciones cuando lleguen". En ambos casos, la solidaridad de los vecinos y de las instituciones está haciendo posible la creación de esta red de acogida, gracias a la cual las familias podrán encontrar un espacio de paz hasta poder regresar a sus hogares.

Bogdan tiene una casa, para él y su familia. Sin embargo, la guerra todo lo cambia y ahora, la casa de Bogdan es el hogar de ocho adultos y tres niños. Seis familias que llaman hogar a este techo en las afueras de Lublin. Es la casa de Irena y de su hijo ; de Olga y de Flor; de Sacha y de Anna, de Luiza y Andrej que se vieron sorprendidos por la guerra de vacaciones en Andorra; de Natalia y de Victoria que esta semana llegarán a la Costa del Sol; de Anastacia, que escapó sola y ahora usa las redes para coordinar las redes de cooperación. De una forma o de otra, todos tenían alguna relación con Bogdan, que ha pasado de importador de frutas y verduras a cooperante y donante de asilo. Es la historia que cuenta hoy desde la frontera Isabel Jiménez, con la asistencia técnica de Fernando Torrico. 

Más de dos millones de personas han huido ya de la guerra, según la ONU. Es un éxodo masivo que no para y que está colapsando muchos pasos fronterizos. En uno de esos puntos, entre la frontera con Polonia, un centro comercial se ha convertido en un hotel improvisado para quienes esperan poder huir a un nuevo destino. 

La mayoría de los que salen de Ucrania son mujeres y niños. Algunos de ellos están ahora refugiados en colegios polacos donde, mientras tanto, los estudiantes siguen con su vida cotidiana.

Foto: REUTERS/Fabrizio Bensch

Quienes cruzan la frontera son niños y adolescentes acompañados de madres, de tías, de abuelas... mujeres cargadas de pena con mucha angustia por quienes dejan atrás. Todos los hombres de entre 18 y 60 años están obligados quedarse en Ucrania por si son llamados a filas.

María ha venido a Polonia con su suegra y los niños, y ha dejado en Ucrania a su madre, porque no se puede mover, y a su marido quien le ha dicho que "estaba intentando ser fuerte, que tal vez tenía que adiestrarse al ejército y, además, ayudar a mi madre. Yo ayudo a su madre, él ayuda a la mía."

Janila llegó a Polonia hace una semana con sus dos nietas y pasaron 48 horas en una cola para poder pasar la frontera. Asegura que nunca perdió la calma porque en su formación como enfermera se incluía cómo prepararse para una guerra.

Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales a la frontera en Polonia

La mitad de los dos millones de personas que huyen de la guerra están en Polonia, que teme verse desbordada. La mayoría de los que llegan son mujeres con sus hijos porque todos los hombres de entre 18 y 60 años están obligados a quedarse en Ucrania por si son llamados a filas, y cuando alcanzan la frontera están agotadas.

Ana cuenta a los micrófonos de RNE todo el recorrido hasta llegar hasta aquí y asegura que “Esta situación ha destruido todo mi mundo, mi familia, mis planes, mi trabajo… Es algo más que peligroso.”

Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales a la frontera en Polonia

Félix Arteaga, investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano, explica que los corredores humanitarios como los que se pretenden abrir en Ucrania se articulan en torno a asedios de ciudades y endurecen la capacidad de lucha de quienes se quedan, que sienten que su familia está a salvo. Por eso, añade,  “no se suelen respetar”. En este caso, Arteaga habla de que en algunas guerras, como esta, “hay presidentes como Putin que emplean sus fuerzas armadas sin ningún tipo de restricciones morales ni humanitarias”. Añade que esta parece que será la dinámica de este conflicto, “porque Putin está decidido a usar la fuerza a la escala que sea necesario”. Teme que sea un conflicto largo, pero añade que, aunque se arme a Ucrania, “a medida que aumente la presión militar, vamos a ver que es difícil de mantener”. Destaca la importancia para Rusia de Odessa, por su posición estratégica: “La Armada ucraniana se quedaría sin bases y salida al mar”. Sobre la situación de los países europeos que tienen frontera con Ucrania, entiende la preocupación y lamenta que su capacidad, incluso aunque entren en la UE, como Moldavia, “no tendrán capacidad de plantar cara a Rusia. Ni recibiendo ayuda”.

Tras tres intentos fallidos, finamente se han abierto varios corredores humanitarios en Ucrania. Uno de ellos enSumy, que después de los fuertes bombardeos de anoche, en los que fallecieron nueve personas, ha quedado completamentedestruida. A lo largo del día han salido varios autobuses llenos de civiles, entre ellos, estudiantes extranjeros de la India y habitantes de la ciudad, un total de 3.500 personas han sido rescatadas.  También se han pactado corredores humanitarios en Chernígov, Járkov, Kiev y Mariúpol, pero en estas dos ultimas ciudades continúan los bombardeos.

Informa Mónica Cartes y David Velasco, enviados especiales en Leópolis.