La policía húngara está disparando gases lacrimógenos para intentar dispersar a los migrantes que se agolpan en su frontera procedentes de Serbia. Según una cadena de televisión los hechos han tenido lugar en un centro de refugiados en la frontera. Mientras el Gobierno estudia medidas para paliar la masiva llegada de refugiados a su país.
Hasta 3.000 personas van a llegar cada día a Macedonia, en su viaje hacia Serbia y la Unión Europea. Son estimaciones de Naciones Unidas para los próximos meses, de un flujo migratorio que no creen que vaya a disminuir.
Alrededor de 600 personas han podido subir en un tren que les traslada desde la frontera griega hacia Macedonia. Llevaban mucho tiempo hacinados intentando viajar a través de Serbia y Hungría hacia el norte de Europa. La mayoría han llegado huyendo de la guerra y el hambre desde Siria, atravesando el Mediterráneo en precarias embarcaciones.
Continúa la preocupación por la situación dramática que viven miles de refugiados en la frontera entre Grecia y Macedonia. Desde hace días esperan hacinados para subir a un tren que les lleve al norte de Europa. La mayoría son familias sirias, que huyen de la guerra, pero también hay iraquíes, pakistaníes o afganos. No tienen comida ni bebida. Cada dia viven situaciones caóticas porque los trenes con destino Belgrado llegan abarrotados y es dificil hacerse un hueco. Solo Alemania ha recibido este año 750.000 peticiones de asilo.
La presión migratoria en las costas de Grecia y de Italia es enorme. 40 personas han muerto en el naufragio de una embarcación frente a Libia, según confirma la Marina italiana, que ha rescatado con vida a otros 300. También ha habido tensión e incidentes en Macedonia.
La Comisión Europea ha aprobado un programa para varios años de 2.400 millones de euros para apoyar a los países en su gestión de los flujos de migrantes y refugiados, que siguen llegando a miles cada día.
Un policía griego ha amenazado con un cuchillo a un grupo de inmigrantes sin papeles que han llegado a la isla de Kos.
La frustrada 'Revolución del Azafrán' dejó a las minorías de la antigua Birmania en una situación muy difícil. Décadas de dictadura militar redujeron su única esperanza a huir y malvivir como trabajadores ilegales en los países vecinos; en campos de refugiados en Bangladesh, uno de los países más pobres del planeta, o como atracción turística en Tailandia.
