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La otra cara de las fuertes lluvias son las incidencias por las trombas de agua. El 112 ha tenido que atender más de trescientas sólo este domingo. Sobre todo, en Cádiz, Málaga y Hueva, donde el mar se ha tragado parte de la playa de El Portil, en Cartaya.

Más de una treintena de organizaciones marchan por Palma (Mallorca) para reivindicar un turismo sostenible lejos de la masificación que vive la isla en la actualidad. Una industria que en Baleares recibe más de dieciséis millones de visitantes al año, "donde no caben más modelos turísticos" dice Margalida Ramis, del Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza, una de las asociaciones participantes, y trae consigo una sociedad "cada vez más precarizada por la dependencia exclusiva a este sector económico". La concentración se enmarca dentro de la convocatoria "Collapse Tourism Day" un movimiento que acoge a decenas de ciudades del Sur de Europa y que hoy, por el Día Mundial del Turismo", denuncia las consecuencias de la masificación. 

Hoy, en la última entrega de "Playas vivas" del verano, los profesionales de SEO/BirdLife nos hablan del buitre negro. Lucía Latorre, responsable de la Ofinia Técnica de Baleares de SEO/BirdLife, nos habla de esta especie, por ahora costera, desde Cala Tuent, desde donde se pueden observar y conocemos su historia, estado y su posible futuro.

En Almería, queja de los vecinos de las Las Negras, en Níjar. Hablan de abandono y de casos de vandalismo, y reclaman un cambio de modelo turístico y medidas para una convivencia pacífica. Lo han hecho con una concentración este fin de semana en el Paseo Marítimo.

Hoy en Por tres razones, en la sección "Playas vivas" presentada por la organización SEO/BirdLife, nos acercamos a la bahía de Santander para conocer la única colonia del charrán común de todo el mar Cantábrico. Nacho Fernández, técnico de SEO/BirdLife en Cantabria, nos explica cómo comenzó la historia de este ave conocida como la golondrina del mar, que hace 30 años decidió establecerse en la bahía cántabra debido a su predilección por estructuras artificiales construidas por el humano, en ese momento conformadas por un barco detenido en el puerto por contrabando de tabaco. Tras tres décadas de desarrollo, conocemos cuál es el posible futuro de estas aves y el entorno que las rodea ante el aumento de visitantes y tránsito humano por uno de los puntos más emblemáticos de esta zona del norte de España.

40 asociaciones cívicas de la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería unieron su voz la semana pasada contra la pérdida de arenales, una realidad que amenaza los 10.000 kilómetros del litoral español, principalmente en el Mediterráneo. El urbanismo salvaje, la canalización de los ríos y la construcción de puertos han roto las dinámicas naturales de muchas playas, un problema agravado por la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático.

'Informe Semanal' ha visitado algunas playas abocadas a la extinción y otras prácticamente desaparecidas, como la de Babilonia, en la localidad alicantina de Guardamar del Segura. "Lo que está ocurriendo aquí no tienen ninguna relación con el cambio climático", afirma Manuel López, fundador de la plataforma Mediterránea, que agrupa a decenas de localidades.

Manuel se apoya en estudios técnicos para asegurar que "las causas de la desaparición de las playas de Guardamar, y en general del Mediterráneo, es la disminución de los aportes de los ríos".

El equipo de 'Informe Semanal' también ha recalado en Málaga, donde la totalidad de las playas urbanas son artificiales y no se renuevan de manera natural.

La delegación de SEO Birdlife en la Comunidad Valenciana comenzó a trabajar en la recuperación de varias playas naturales en 2020. En Por tres razones hablamos con María Antón y Anna Valentín, técnicas de SEO Birdlife en esta comunidad. Nos cuentan, en Playas Vivas, que entre 2021 y 2022 han iniciado un proceso en playas urbanas como zonas de recuperación del sistema dunar y al mismo tiempo zonas alternativas de reproducción de aves. La que más preocupa es el chorlitejo patinegro.

Los mares también sufren el calor anómalo durante este verano. Así lo cuentan expertos en cambio climático. El pasado mes de julio, el mar Mediterráneo alcanzó los 30 grados centígrados, una cifra récord. La salinidad, más alta de lo habitual, hace que se sienta una sensación de bochorno más intensa. Y todo ello mientras se van notando los efectos de la sequía.

Las sucesivas olas de calor han elevado la temperatura del agua en el Mediterráneo occidental hasta en cuatro grados, llegando a los 30 en algunos puntos, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Un cambio que notan los bañistas y buceadores, pero también algunas especies marinas más vulnerables, como la posidonia. Un problema que en el Mar Menor todavía es peor, con temperaturas nunca antes registradas por encima de los 31 grados, lo que eleva el riesgo de nuevos episodios de mortandad de peces.

Informa Jesús Cano

Otra de las consecuencias de este aumento de las temperaturas, sumado también al viento de levante, es la aparición de cada vez más medusas con el lógico descontento de los bañistas por la presencia de banderas amarillas. Para el fin de semana de semana se espera que la situación mejore.