El alcalde polaco, Wojciech Bakun, ha dado una rueda de prensa esta mañana acompañado de Salvini, exministro de interior italiano y político del ala derechista conocido por su extremismo, que se ha acercado hasta Polonia bajo una misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Wojciech ha presentado delante de los periodistas una camiseta igual a la que Salvini lucía tiempo atrás mientras le decía a éste “mira lo que le ha hecho tu amigo Putin a toda esta gente”, refiriéndose a las personas que se encuentran en los campos de refugiados. El alcalde la fronteriza ciudad de Przemysl le ha intentado entregar la camiseta a Salvini y le ha pedido que se la pusiera para ir entonces a visitar a los refugiados y condenar al presidente ruso. Wojeck cerró su irónica petición diciendo que no tenía ningún respeto por el exministro italiano. Según los medios, Salvini se alejó de los medios presentes a la par que muchos periodistas italianos comenzaron a insultarle al grito de “bufón”. Salvini forma parte de la misión humanitaria del Parlamento Italiano. Ante esta tensa situación, tuvo que comparecer de forma casi inmediata para poder desmentir estas acusaciones ante la prensa debido a su historial de alabanzas al gobierno del Kremlin antes de la guerra.
Quienes cruzan la frontera son niños y adolescentes acompañados de madres, de tías, de abuelas... mujeres cargadas de pena con mucha angustia por quienes dejan atrás. Todos los hombres de entre 18 y 60 años están obligados a quedarse en Ucrania por si son llamados a filas.
María ha venido a Polonia con su suegra y los niños, y ha dejado en Ucrania a su madre, porque no se puede mover, y a su marido quien le ha dicho que "estaba intentando ser fuerte, que tal vez tenía que adiestrarse al ejército y, además, ayudar a mi madre. Yo ayudo a su madre, él ayuda a la mía."
Janila llegó a Polonia hace una semana con sus dos nietas y pasaron 48 horas en una cola para poder pasar la frontera. Asegura que nunca perdió la calma porque en su formación como enfermera se incluía cómo prepararse para una guerra.
Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales a la frontera en Polonia
La mitad de los dos millones de personas que huyen de la guerra están en Polonia, que teme verse desbordada. La mayoría de los que llegan son mujeres con sus hijos porque todos los hombres de entre 18 y 60 años están obligados a quedarse en Ucrania por si son llamados a filas, y cuando alcanzan la frontera están agotadas.
Ana cuenta a los micrófonos de RNE todo el recorrido hasta llegar hasta aquí y asegura que “Esta situación ha destruido todo mi mundo, mi familia, mis planes, mi trabajo… Es algo más que peligroso.”
Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales a la frontera en Polonia
Jalina tiene 60 años y lleva una semana en Polonia. Decidió tomar la carretera en dirección al oeste en los primeros días de los bombardeos. En su coche, lo necesario para ella y sus dos nietas: una adolescente y una niña de ocho años. La madre de las pequeñas, la hija de Jalina, se ha quedado atrás. La invasión la ha pillado con una barriga de nueve meses y temía ponerse de parto en un atasco camino de Polonia. No le faltaba razón. Se la hubiera jugado. Vive en la mitad occidental y, aunque faltaban unos días para la salida masiva, nada de eso evitó que se pasaran dos días atascados para cruzar hacia el país vecino. La hija de Jalina sigue esperando para dar a luz, se ha mudado a una localidad un poco más cercana a la frontera, pero se resiste a pasar, incluso cuando haya tenido al bebé. No quiere abandonar a su marido y, como las comunicaciones resisten, habla dos y tres veces al día con su madre y con sus hijos. A Jalina no le tiembla la voz recordando la huida en el coche con las dos niñas. Relata con mucha calma un viaje largo y cansado en el que tocó cuidar de sus nietas, intentar que lo pasaran lo mejor posible. Cuenta con media sonrisa que ha tirado de su experiencia como enfermera que incluye pautas para actuar en caso de guerra. Cree que le ha servido para afrontar toda la situación. Ahora, la nieta mayor está ya en el instituto. La menor se ha quedado con la abuela, ‘la babusya’, y viven con una familia polaca. Jalina colabora con ellos en las tareas del hogar y, sobre todo, con el voluntariado en el Palac Suchodolskich (Dorohusk), que ha pasado de acoger actos institucional a dar techo, cama y calor a decenas de familias que buscan reposo al cruzar la frontera. Anima a sus compatriotas a que hagan lo mismo, que intenten ocupar su tiempo. Lo cuentan los enviados especiales de RNE, Fernando Torrico e Isabel Jiménez.
Nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial el número de refugiados por un conflicto había sido tan enorme en tan poco tiempo. Oficialmente son -según la ONU- 1.700.000. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, calcula que serán pronto cinco millones.
En la frontera con Polonia siguen llegando refugiados desde Ucrania, sobre todo mujeres. Victoria de 21 años no es capaz de asimilar lo que le ha sucedido en los últimos 12 días y asegura que "nunca habría pensado en referirme a mí misma como refugiada, pero supongo que todo sucede en esta vida” y confía en que regresará a casa muy pronto.
A Marina le ha costado mucho trabajo convencer a sus abuelos de que abandonen su casa en el centro de Ucrania. Su marido, Martin, dice que lo entiende “claro que sí. Ninguno quiere marcharse, lo que pasa es que creo que deben marcharse. Aquí estarán seguros. Al menos, más seguros.” Finalmente, lo han conseguido. Ya han conseguido hablar con ellos y saben que están justo al otro lado de la frontera
InformanIsabel Jiménez y Fernando Torrico, enviado especiales de RNE a la frontera.
La principal ruta hacia el exilio de los ucranianos sigue siendo a través de Polonia. Allí, en la frontera junto a Ucrania, sigue un equipo de TVE. Cada vez son más las que buscan los pequeños pasos fronterizos de montaña con la esperanza de encontrar menos colas de entrada.
Aun así, Nadia ha esperado ocho horas para cruzar y su amiga Tatiana, 14. Tiene dos hijos y esta noche han sufrido temperaturas gélidas. Pero eso no es nada cuando recuerda el pánico que sintió huyendo de Kiev. Apenas traen equipaje, lo han dejado todo atrás porque la prioridad era viajar ligeras y poder ocuparse de sus pequeños. Foto: EFE/EPA/Jessica Pasqualon
Oficialmente son -según la ONU- 1.700.000 de refugiados los que han logrado salir de Ucrania. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, calcula que serán pronto cinco millones. La mayoría lo ha hecho en la frontera con Polonia que se encuentra llena de personas, sobre todo, mujeres.
A Marina le ha costado mucho trabajo convencer a sus abuelos de que abandonen su casa en el centro de Ucrania. Su marido, Martin, dice que lo entiende “claro que sí. Ninguno quiere marcharse, lo que pasa es que creo que deben marcharse. Aquí estarán seguros. Al menos, más seguros.” Finalmente, lo han conseguido. Ya han conseguido hablar con ellos y saben que están justo al otro lado de la frontera.
Liana de 30 años lloraba al llegar a la frontera por quién ha dejado atrás: "mi familia, mi abuela... están cerca de Kiev." Y solo espera volver a verlos.
Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales de RNE
Nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial el número de refugiados por un conflicto había sido tan enorme en tan poco tiempo. Oficialmente son -según la ONU- 1.700.000. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, calcula que serán pronto cinco millones.
En la frontera con Polonia siguen llegando refugiados desde Ucrania, sobre todo mujeres. Victoria de 21 años no es capaz de asimilar lo que le ha sucedido en los últimos 12 días y asegura que "nunca habría pensado en referirme a mí misma como refugiada, pero supongo que todo sucede en esta vida” y confía en que regresará a casa muy pronto.
Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviado especiales de RNE a la frontera.
Se calcula que, en semana y media de guerra, ya ha entrado en Polonia un millón de personas. Allí, en la frontera, está uno de nuestros equipos que nos acercan la realidad que tienen que vivir todas las personas que huyen de la guerra y que en mucho casos a este trauma hay que sumarle la separación familiar. Es el caso de Gloria de trece años que acaba de llegar a Polonia y asegura que "no tengo palabras para poder describirlo. Solo quiero llorar". Su madre, Julia, cuando comenzó la invasión no lo dudó, cogió a su hija de trece años, a sus cinco compañeros del equipo de natación y los metió en una furgoneta. Su destino, una escuela de natación polaca donde pasar, al menos, las próximas semanas. Y, después de dejar a su hija, volverá a tomar el camino del este. Es una decisión difícil, explica, pero "es que la situación es muy díficil". Al preguntarle si tiene miedo de regresar, contesta que "solo un poco. Porque sé que mi hija sí estará a salvo". Liana de 30 años lloraba al llegar a la frontera por quién ha dejado atrás: "mi familia, mi abuela... están cerca de Kiev." Y solo espera volver a verlos.
Informan Isabel Jiménez y Fernando Torrico, enviados especiales de RNE
Los refugiados que han huído de Ucrania pueden llegar ya al millón y medio. Polonia sigue siendo la puerta principal de refugio. Especialmente para mujeres y niños que se enfrentan ahora a un futuro incierto. Es la historia de Aden y su familia, que llevan dos días en un centro donde se ofrece alojamiento y traslado para refugiados. Aden huyó de su ciudad en un tren atestado y con la ayuda de la iglesia ucraniana, pudo refugiarse en un templo cedido donde muchos refugiados pueden dormir. "Nos dijeron que nos quedáramos en casa, que no abriéramos a nadie porque las tropas rusas asaltaban porque no tienen comida, actúan como criminales”, cuenta Aden. Reconoce que viven días "penosos", algo que nota que le pasa factura especialmente a su hijo menor de 3 años. "Está muy asustado, habla de disparos, duerme mal y no puede ir al baño". Él desea regresar a Ucrania, donde pensaba mudarse a una casa nueva que compró antes de la guerra y que ahora ha quedado completamente destruida por los bombardeos. Ahora viajan camino de Alemania.
Informa Isabel Jiménez, enviada especial
Polonia es el país al que está llegando el mayor número de personas que huyen de la guerra en Ucrania. Seguido de Hungría. En el puesto fronterizo de Medyka, en Polonia, los refugiados se encuentran con un primer campamento en el que está todo organizado para proporcionar la ayuda más urgente. Además, un centro comercial se ha convertido en un refugio temporal para estas personas que todavía no tienen adonde ir.
Foto: Refugiados ucranianos cruzan la frontera con Polonia (EFE/EPA/WOJTEK JARGILO POLAND OUT)
Más de 1.200.000 personas han cruzado ya la frontera de Ucrania huyendo de la guerra. Más de la mitad son menores, niños y niñas que escapan de los disparos y bombardeos. En algunos casos llegan las familias al completo, mientras que en otros la guerra los ha separado.
Foto: Ciudadanos ucranianos esperan para abandonar el país vía terrestre en la estación de autobuses de Leópolis, Ucrania (EFE/Borja Sánchez Trillo)
La invasión de Ucrania ha provocado un éxodo innédito en Europa en décadas. Más de cien mil refugiados han atravesado la frontera en las últimas 24 horas y suman ya 800.000 desde que comenzó la guerra. Una salida que se ha intensificado tras el ataque a la central nuclear de Energodar, en la región de Zaporiyia. En la frontera no faltan voluntarios para recibirlos, médicos, psicólogos, transportistas y vecinos que ofrecen comida y mantas. Polonia se ha volcado con la acogida de estos refugiados y muchos voluntarios y vecinos que viven cerca de la frontera han montado carpas para acoger a estas familias. Muchos ofrecen su coche por muchas personas necesitan transporte, apoyan a los ucranianos que llegan sin nada. "Pero lo peor está al otro lado de la frontera", nos dicen.
Informa Laura Alonso, enviada especial a la frontera polaca
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En la frontera con Polonia lo que más se sigue viendo son mujeres y niños tratando de huir de la guerra en Ucrania. Nuestros enviados especiales Laura Alonso y Sergio Jiménez se encuentran a apenas 27km de allí, donde los colegios polacos se preparan para la llegada de los refugiados más pequeños. Nos informan de que algunos centros están organizando actividades y encuentros para que los estudiantes se vayan adecuando a la situación, mientras esperan con los brazos abiertos su llegada.
Una de ellas es la Escuela Número 7 de Chełm (Szkoła Podstawowa nr.7), que recibe a sus alumnos con un gran cartel que pide "solidaridad con los ucranianos" y que los chavales traigan todo lo que puedan: ropa, juguetes o alimentos. Una de las profesoras de Inglés, Aniuska, cuenta que el inicio de la guerra les sorprendió de puente, así que a la vuelta todo eran preguntas: "Estaban asustados, preguntaban si iban a venir niños ucranianos". En otra escuela de primaria, Yolanta, otra profesora, también nos explica que sus alumnos apenas hablan con los profesores y que "todo el mundo tiene miedo". En otro colegio, están preparando actividades para acoger a los niños ucranianos: "Queremos apoyar a los niños así que hemos organizado encuentros entre ellos para que se familiaricen", cuenta la directora del centro.
En la frontera con Polonia lo que más se sigue viendo son mujeres y niños tratando de huir de la guerra. Nuestros enviados especiales Laura Alonso y Sergio Jiménez se encuentran a apenas 27km de allí, donde los colegios polacos se preparan para la llegada de los más pequeños. Nos informan de que algunos centros están organizando actividades y encuentros para que los estudiantes se vayan adecuando a la situación, mientras esperan con los brazos abiertos su llegada.
En España muchas familias se preparan también para acoger a niños procedentes de Ucrania. Isabel García vive en Jerez de la Frontera y lleva 30 años recibiendo a niños de distintas partes del mundo. Ahora espera emocionada la llegada de una pequeña de cinco años. "No es un proceso complicado", explica en Las Mañanas de RNE, y argumenta que únicamente se debe entregar un justificante de no tener antecedentes penales y un certificado médico que demuestre las capacidades del tutor.
José Antonio Lobato también es familia de acogida, pero en Madrid. En su caso, está teniendo complicaciones para comunicarse con la madre ya que, comenta, "les están amenazando para que no envíen vídeos ni se pongan en contacto con gente del extranjero". Relata también que para lograr traer a los niños es necesario contar con una persona en Ucrania que ayude a trasladarlos hacia las fronteras y que muchas familias tienen miedo a que en esos trayectos puedan ser atacados.
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Laura Alonso, enviada especial de RNE y Sergio Jiménez, con la asistencia técnica, han vuelto al centro de recepción de Dorohusk (Polonia) donde estuvieron hace cuatro días. Nos cuentan que la imagen es muy diferente, hoy hay menos de la mitad de refugiados y el exterior del centro está prácticamente vacío. Laura ha hablado con Ana, quien ha acogido en su casa a una mujer y sus dos hijas: “Ahora por suerte ya están en Italia”. También a Italia va a viajar Anastasia con su hijo David que nos cuenta que sólo tiene ganas de llorar. Aunque la situación es diferente a la de hace unos días, estos refugiados han dejado atrás a familiares en Ucrania que, según ellos, no saben qué hacer porque le tienen miedo a Putin.