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Las mañanas de RNE conversa con Frederic Mertens, profesor y coordinador del grado en Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Valencia acerca de la suspensión del acuerdo de grano entre Rusia y Ucrania del que el país dirigido por Vladímir Putin se ha desmarcado: "Estamos en una situación de paroxismo por parte de los rusos", señala el profesor.

Para él, se trata de una "dinámica del chantaje con los cereales" y puntualiza: "esto es la señal de que Rusia está no utilizando sus últimos cartuchos, pero está en una situación en que casi todo vale para frenar la ofensiva ucraniana y frenar la vehemencia de la comunidad internacional que está apoyando a Ucrania".

Además, recoge los rumores de una intervención por parte de una coalición internacional fuera del marco de la OTAN con el fin de apoyar a Ucrania.

Este 17 de julio termina el acuerdo que permitía la exportación de cereales ucranianos a medio mundo a través del Mar Negro. Rusia ha decidido no prorrogarlo. La ONU advierte de que los precios de los alimentos pueden dispararse. El acuerdo ha permitido que casi 33 millones de toneladas de cereales y fertilizantes hayan llegado a su destino, principalmente países pobres. Más de 1.100 barcos lo han hecho posible. 

Rusia suspende el acuerdo del grano pactado hace un año y por el que se han exportado casi 33 millones de toneladas de cereales ucranianos a todo el mundo. Los países en riesgo de hambruna que forman parte de los programas de envío de ayuda humanitaria de la ONU serán los grandes afectados por esta ruptura, aunque los países occidentales tampoco quedan exentos.

Nos lo cuenta el enviado especial Fran Sevilla.

El acuerdo entre Rusia y Ucrania para el transporte del grano en el Mar Negro caduca el próximo martes. Un acuerdo que, hasta la fecha, ha permitido exportar 32 millones de toneladas de cereales. Lo firmaron hace un año, con la mediación de Turquía y Naciones Unidas. Es el gran logro diplomático de esta guerra, que ha reforzado la imagen del presidente Erdogan, muy cercano a Putin.

Pero ahora el líder ruso no parece estar por la labor de renovar el acuerdo. Cree que hay partes que no se han cumplido, como la eliminación de los obstáculos para que Rusia también pueda exportar sus productos. Si no hay nueva prórroga, los más perjudicados serían países de destino como Afganistán, Somalia, Sudán o Yemen, donde millones de personas dependen del grano ucraniano para comer.

Foto: REUTERS/Mehmet Emin Caliskan

Rusia ha establecido férreas líneas defensivas en el frente de Bajmut, donde Ucrania podría utilizar las bombas de racimo. Putin ha amenazado con responder de manera recíproca si se usa este armamento, que considera un crimen. Aún así, no parece que esto vaya a influir en la determinación del mando ucraniano, ya que consideran las bombas de racimo como determinantes en su contraofensiva. Informa Fran Sevilla, enviado especial.

El grupo de mercenarios Wagner ha comenzado a entrenar tropas del ejército de Bielorrusia, país aliado de Moscú. La capacitación del ejército bielorruso se realiza en un campamento situado a 230 kilómetros de la frontera ucraniana y a unos 90 km de Minsk. Se trata de un remodelado ejército pagado por Rusia, con fidelidad al Kremlin, y un nuevo líder a propuesta del propio Vladímir Putin: Andrei Troshev, que está considerado como director ejecutivo del Wagner y uno de sus fundadores. Sedoi, su nombre de guerra, luchó en Siria y tiene algunas de las más altas distinciones militares de Rusia. Como Putin y Prigozhin, nació en San Petersburgo, donde tenía la sede central el grupo paramilitar.

Ucrania continúa su contraofensiva en el sureste del país y en los alrededores de la ciudad de Bajmut, capturada en mayo. Pese a los avances del ejército ucraniano, el presidente Volodimir Zelenski ha advertido de que Rusia está haciendo todo lo posible para detener a sus soldados.

FOTO: Un soldado ucraniano mira por unos binoculares en la región de Donetsk. EFE/EPA/OLEG PETRASYUK

Desde que comenzó la guerra, Lituania se ha volcado con Ucrania con iniciativas como "Call Russia", para llamar aleatoriamente a ciudadanos rusos y explicarles los horrores del conflicto. Sin embargo, también es un país que acoge a muchos de los rusos que han sufrido la represión de Moscú. Un reportaje del enviado especial a Vilna, David Vidueiro.