Son las siete de la mañana y los mastines no partan de ladrar. Sergio Seco baja a su finca de La Lomba a ver qué pasa y se encuentra con algo que ya no le sorprende: el cadáver de uno de sus ponys. Sólo quedan enteras la cabeza y la cola. Los lobos le han dejado a la vista la columna vertebral. Ya no lleva la cuenta de los ataques que ha sufrido su ganado, pero este es más cruel, porque tiene un rebaño de ponys solo para que se diviertan sus hijos. "Esto es el pan de cada día de los ganaderos, porque yo en este año ya llevo 20 animales…”
Los lobos ocupan ya el 65% del territorio cántabro, 1000 kilómetros cuadrados más que hace 20 años. En los dos últimos, los ganaderos han perdido casi 4000 vacas, caballos u ovejas.
Catedrática de Farmacología, directora del Departamento de Fisiología y Farmacología de la Universidad de Cantabria e investigadora, María Amor Hurlé describe un triste panorama actual de la investigación en España, pero lo que es peor, se confiesa pesimista respecto al futuro. Considera que la precaria situación de la investigación no mejorará, por intereses partidistas.
“Soy francamente pesimista, porque creo que la investigación no da frutos en el corto plazo, y los gobiernos solo piensan en general en el corto plazo. Entonces, realizar una inversión importante, que probablemente genere réditos a los siguientes, que probablemente no sean los de mi partido, no tengo claro que exista esa generosidad. El hecho de que la investigación básica no genere productividad a coro plazo, la convierte en muy poco deseable. Muchas veces pienso que si muchos de los investigadores básicos que trabajamos en este país cerráramos el laboratorio, no se podría nadie muy nervioso”, lamenta la doctora Hurlé.
Valora con un evidente tono de amargura cómo la importante inversión que se realiza en formar a científicos, paradójicamente, acaba beneficiando a otros países. “La precariedad laboral en la investigación es un gravísimo problema. Personas que hemos formado, enormemente cualificadas, les hemos proporcionado estudios universitarios, luego estudios doctorales, hemos subvencionado estancias postdoctorales fuera de España con un montón de dinero, y esas personas al final acaban en laboratorios extranjeros. Esos laboratorios se benefician de toda la inversión que hemos realizado. Y los que retornan a España, se ven sometidos a una precariedad que no es admisible”.
La venta ambulante también ha sufrido con dureza los efectos económicos del virus. Los mercadillos cántabros estuvieron buena parte de 2020 cerrados y cuando han reabierto lo han hecho con menos puestos de venta y algunas otras limitaciones. Un binomio resume este regreso, según los vendedores: poco público y menos ventas.
Tres equipos científicos trabajan con el coronavirus en el laboratorio de patógenos del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC), una de las instalaciones de alta seguridad del país en este área. Múltiples sistemas hacen prácticamente imposible que pueda producirse un escape de los gérmenes con los que se investiga en la búsqueda de nuevos avances en la contención de la infección y su tratamiento.