A los dos policías muertos en el atentado, hay que añadir la muerte de una tercera persona que trabajaba en la embajada española. Se llamaba Amir, era afgano y realizaba trabajos de vigilancia en el interior del edificio, según fuentes de la investigación consultadas por TVE.
Son las autoridades afganas las responsables de la investigación. De momento, sin avances. La Fiscalía de la Audiencia Nacional también ha abierto diligencias, porque dos policías nacionales resultaron muertos y porque los terroristas asaltaron una embajada de España.
Dos presuntos terroristas siguen en busca y captura. Uno es el belga Salah Abdeslán, el hombre más buscado de Europa. Su pista se pierde el 14 de noviembre, tras un control policial próximo a la frontera franco-belga. El otro es Mohamed Abrini, que fue visto con Salah en un coche dos días antes de la masacre. En los hospitales quedan 36 personas ingresadas. Ninguna corre peligro, aunque las secuelas sicológicas afectarán, por más tiempo, a muchas personas más.
Flores frescas, miles de velas y mensajes, fotografías bucólicas, simpáticas y banderas de todas partes, nada ha cambiado en este mes. Simplemente, decenas de miles de personas, siguen parando ante el Bataclan o en la Plaza de la Republica, para reflexionar, rezar o mostrar su apoyo.
La Guardia Civil ha detenido esta madrugada en Ceuta a un presunto yihadista. SE trata de un hombre de nacionalidad española, acusado de realizar labores de captación de menores para la organización terrorista DAESH.
Rusia y Estados Unidos bombardean intstalaciones y convoyes de petróleo, una de las principales fuentes de financiación del grupo terrorista. El combate contra el Estado Islámico o Daesh se extiende así a nuevos frentes, además del militar y el diplomático.
El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de Túnez, pero la ola de atentados de este año ha paralizado el sector y la llegada de visitantes.
Tras el miedo, el vacío. RTVE.es visita la joya cultural del país: un museo fantasma cuando se cumplen ocho meses del atentado terrorista.
La receta del éxito de la 'primavera' tunecina es su gente. Una sociedad civil fuerte y activa, que ha liderado una transición política y pacífica tras dos décadas de dictadura.
