50 años después del secuestro de Patricia Hearst, Documentos RNE vuelve sobre este caso que obligó a reconsiderar algunos procesos psicológicos de víctimas de secuestro y, en especial, el llamado síndrome de Estocolmo.
Patty Hearst, nieta del fundador del emporio Hearst de prensa, fue secuestrada en su casa de California el 4 de febrero de 1974 por un grupo armado izquierdista, el Ejército Simbiótico de Liberación.
Durante el secuestro, la rehén fue asumiendo poco a poco los planteamientos políticos de los secuestradores hasta romper con su familia, y anunciar que se enrolaba en las filas del Ejército Simbiótico de Liberación con el nombre de Tania (la novia del Che Guevara) para: luchar por mi libertad y la de todos los oprimidos.
La perplejidad de la familia y de la opinión pública se multiplicó cuando las cámaras de seguridad del banco Hibernia de San Francisco captaron a Patty Hearst metralleta en mano, formando parte del comando que atracó la sucursal el 15 de abril de 1974.
Patty Hearst fue detenida en 1975 y pasó en prisión dos años. En el juicio, el jurado no atendió ninguna eximente relacionada con el secuestro de la imputada, a la que el presidente Jimmy Carter indultaría parcialmente en 1977, lo que permitió su liberación. Bill Clinton la amnistió definitivamente en 2002.
En el programa, con guion de Luis Miguel Úbeda, la psicóloga Mónica Pereira, especialista en Intervención y Victimología, nos ayuda a entender el proceso mental que pudo operar en Patty Hearst.
Para entender el contexto convulso de Estados Unidos en que se desarrolla el caso hemos contado con Carmen de la Guardia, profesora de Historia de Estados Unidos de la Universidad Autónoma de Madrid; con Aurora Bosch, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia y especialista en Historia de los Estados Unidos; y con Pablo León-Aguinaga, científico titular del Instituto de Historia del CSIC.
Documentos RNE se emite los viernes, de 23 a 24 horas, por Radio Nacional.
Tras los atentados en Moscú de la semana pasada, atribuidos a ciudadanos de Tayikistán, muchos migrantes de esa y otras ex repúblicas soviéticas de Asia Central están saliendo de Rusia. Temen que aumenten la discriminación y los ataques que ya sufren en el país. Hacen los trabajos más duros en Rusia. Además de explotación y discriminación, los migrantes de Asia Central denuncian abusos y acoso de la policía.
Foto: Yaroslav Chingayev/Moscow News Agency via AP
¿Qué es el Estado Islámico del Jorasán? ¿Por qué han atacado a Rusia ahora? ¿Cómo se financian y cómo reclutan a sus militantes? Nos lo explica Ricardo Valle, director de investigación del Diario del Jorasán, un centro de investigación y noticias con base en Islamabad.
Tatiana vive en Odesa, y desde allí nos cuenta cómo siguen los bombardeos y los cortes de luz.
'Diario de Ucrania' es un podcast que publicamos todos los miércoles en el que encontrarás el contexto necesario para entender lo que está pasando en la guerra tras la invasión rusa. Escuchamos a analistas, militares, periodistas, trabajadores humanitarios y a los ciudadanos ucranianos y rusos que sufren en primera persona este conflicto.
Los medios de comunicación rusos y el Kremlin niegan la autoría del ataque contra la sala de conciertos Crocus City Hall por el grupo yihadista Dáesh y hablan de mercenarios con vínculos en Ucrania.
El auditorio ha quedado carbonizado. Algunos cuerpos han aparecido entre los escombros. El comité oficial que investiga el ataque busca pruebas en el lugar del suceso y ha mostrado algunas de las armas largas automáticas y la munición que llevaban los terroristas. Los atacantes se dieron a la fuga después de prenderle fuego al edificio usando líquidos inflamables. Un día después de la matanza, las autoridades han detenido a 11 personas, entre ellas los cuatro supuestos autores materiales. Los han capturado cerca de Briansk, en la frontera con Ucrania. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho que los detenidos pretendían huir hacia Ucrania, donde tenían contactos que ya les habían preparado una vía de entrada.
Rusia ha sufrido muchos ataques terroristas en las últimas décadas. Los más graves, a finales de los 90 y principios de los 2000. Precisamente, entonces llegó al poder Vladimir Putin, que acaba de iniciar su quinto mandato. En 1999, varias explosiones en bloques residenciales mataron a más de 300 personas en tres ciudades rusas, incluida Moscú. El Kremlin acusó a terroristas chechenos y sirvió a Putin para justificar la segunda guerra de Chechenia. En 2002, militantes chechenos secuestraron el teatro Dubrovka, en la capital rusa. Hubo 130 muertos, muchos provocados por el gas tóxico que usaron las fuerzas rusas, tras una crisis de rehenes que duró varios días. 2004 fue uno de los peores años. Hubo varios ataques: terroristas suicidas causaron la muerte a decenas de personas en el metro de Moscú y provocaron explosiones en dos aviones. La masacre en la escuela de Beslán conmocionó al país. Militantes chechenos armados irrumpieron en una fiesta de inicio de curso. Hubo 334 muertos, más de la mitad niños. Los atentados suicidas se repitieron en el metro de Moscú en 2010, por parte de grupos rebeldes del Cáucaso Norte, con 40 víctimas mortales. En 2011, en un aeropuerto moscovita murieron más de 40 personas. En 2015, el grupo terrorista Estado Islámico derribó un avión de pasajeros ruso cuando sobrevolaba Egipto y mató a 224 personas . En 2017, otro atentado suicida golpeó el metro de San Petersburgo. Dejó 14 muertos.
Foto: Bomberos y trabajadores de los servicios de emergencias transportan a una mujer, víctima del atentado terrorista ocurrido en el metro de San Petersburgo el 3 de abril de 2017 (EFE/Anton Vaganov)
El terrorismo yihadista no es nuevo en Rusia. Grupos procedentes de Asia Central y del Cáucaso ya han cometido atentados en el pasado. Según informes de Inteligencia, durante la guerra civil en Siria muchos yihadistas salieron de la Federación Rusa y otras ex repúblicas soviéticas para combatir a Bachar Al Asad, apoyado por el presidente ruso, Vladímir Putin. Por eso, los terroristas podrían poner de nuevo su foco en Moscú. Ucrania, por su parte, niega cualquier relación con este atentado.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso ha detenido a once personas relacionadas con el atentado perpetrado en una sala de conciertos a las afueras Moscú, una masacre que ha dejado 133 muertos y cientos de heridos. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha prometido castigar a los responsables en su primer intervención televisada tras el ataque.
Manuel Gazapo Lapayese, director del Observatorio Internacional de Seguridad, nos cuenta en '14 Horas Fin de semana' que el atentado en Moscú "tiene marca de agua del terrorismo de etiología yihadista" por su modus operandi. "El ISIS-K tiene diferentes bases y está enfrentando con el Kremlin por su apoyo indudable a Tayikistán. Rusia se ha convertido en uno de los principales objetivos del terrorismo de etiología yihadista", explica Lapayese. Considera que hay argumentos suficientemente válidos para que Putin plantee como hipótesis la autoría de Daesh, pero "no lo hace porque no le interesa". "Sería reconocer un fallo dentro de su estrategia de seguridad", y asegura quiere utilizar este atentado como "un arma de munición en su guerra contra Ucrania".
El Servicio Federal de Seguridad ruso ha detenido a once personas relacionadas con el atentado en la sala de conciertos en Moscú, un ataque cuya autoría ha reivindicado el autodenominado Estado Islámico del Gran Jorasán o ISIS-K. Esta facción se fundó en 2015, eran talibanes pakistaníes que decidieron abrazar una rama más radical del Islam, y han amenazado permanentemente a Irán, Afganistán y Pakistán. Los analistas expertos consideran que están tratando de expandir su acción hacia Estados Unidos, Europa y Rusia, por sus intervenciones en Siria, Chechenia y Afganistán. Informa Fernando Martínez.
Entrevista en el Canal 24 Horas a Nicolás De Pedro, investigador principal en el CIDOB especializado en el espacio postsoviético, que ha asegurado que no hay ningún indicio que relacione a Ucrania con el Estado Islámico, organización que ha reivindicado el ataque en una sala de conciertos de Moscú este viernes. Hacía referencia a las acusaciones vertidas por Moscú, que asegura los autores del atentado se dirigían hacia la frontera entre Rusia y Ucrania y tenían contactos del lado ucraniano.
"Hay que ser cauteloso con la utilización política que se puede hacer de este atentado con respecto a la guerra", ha advertido el experto.
El número de las víctimas mortales del atentado perpetrado el viernes en una sala de conciertos de Moscú ha ascendido a 93 personas, según ha informado el Comité de Instrucción (CI) ruso. Previamente, las autoridades habían cifrado en 60 el número de víctimas mortales, aunque advirtieron que esa cifra podía aumentar conforme avanzaban los trabajos de búsqueda y rescate.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ha detenido a once personas relacionadas con la masacre.