"Un faro de esperanza y alivio". Así definió el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, el acuerdo alcanzado entre Rusia y Ucrania para reanudar la exportación de grano ucraniano a través del Mar Negro. Un indudable avance diplomático después de cinco meses de guerra. Pero tres semanas después, apenas el 2% de las más de 20 millones de toneladas bloqueadas ha salido de los silos, una cantidad insuficiente para aliviar la grave crisis alimentaria mundial propiciada por el cambio climático, crisis energética y la guerra de Putin.
"Para conseguir que esos puertos queden realmente libres y se normalice el tráfico estamos hablando, como mínimo, de meses", asegura Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
Rusia y Ucrania son los principales proveedores de grano del mundo. Antes de la guerra sumaban el 30 por ciento de las exportaciones mundiales de cereales). Se calcula que 400 millones de personas dependen de los suministros de alimentos de Ucrania.
'Informe Semanal' ha viajado a Turquía, mediadora junto con la ONU del acuerdo, y guardiana de El Bósforo, paso obligado de los buques cargados de grano. Turquía tampoco escapa a la espiral de escasez e inflación que no deja de elevar el precio de los alimentos básicos.
También viaja a Zamora, que ha aumentado un 10% los cultivos de girasol ante la escasez de este producto, también por la guerra. Pero la ola de calor que sufrió la meseta en mayo ha reducido la cosecha nacional de cereal un 30 por ciento con respecto al año pasado. Los fabricantes de pienso tienen que exportar ahora gran parte de las materias primas.
Desde la firma del acuerdo, hace tres semanas, han zarpado de Ucrania 16 barcos. En total han transportado 400.000 toneladas de grano. El acuerdo prevé sacar 20 millones de toneladas de grano en cuatro meses, pero la incertidumbre se mantiene porque este pacto no es un alto el fuego ni una tregua y para el presidente ruso, Vladímir Putin, siempre ha sido un objetivo cortar a Ucrania el acceso al mar y hacerse con el puerto de Odesa.
Foto: Un barco cargado con cereal ucraniano navega por el mar Negro (REUTERS/Mehmet Emin Caliskan/File Photo)
El Ejército ruso intensifica los ataques aéreos en el frente. Intenta avanzar después de semanas de estancamiento. Además, Moscú espera la llegada de soldados voluntarios. Muchos habrían sido reclutados en las cárceles por el grupo de mercenarios Wagner. 3.000 presos que lucharían en Ucrania a cambio de un salario mensual generoso y, si están al menos seis meses, también el indulto. Lo ha denunciado una ONG de derechos humanos rusa.
Foto: Una casa destruida en Kramatorsk, región de Donetsk (AP Photo/David Goldman)
Hoy comenzamos en Estados Unidos para hablar de la investigación abierta contra el expresidente Donald Trump. Seguimos en Europa donde la grave sequía que afecta a muchos países ajenos a ese fenómeno hasta ahora. Uno de ellos, el Reino Unido. Nos detenemos también en algunos países de América Latina: en Perú la fiscalía ha abierto una nueva investigación, la sexta, contra el presidente Pedro Castillo y en Nicaragua el gobierno ha ilegalizado cien organizaciones más y está llevando una guerra abierta contra la iglesia católica del país: algunos sacerdotes han sido acusados de incitar a la violencia y se encuentran bajo arresto domiciliario, otros en el exilio. Recordamos la situación en la que se encuentran muchas personas detenidas por sus ideas, presos de conciencia en distintos lugares del mundo. La actualidad también nos lleva hasta Ucrania y conocemos los detalles del apuñalamiento al escritor Salman Rusdhie durante una conferencia en Nueva York.
La mayor instalación nuclear en suelo europeo está en medio de un campo de batalla. Las huellas del conflicto son más que visibles en la central de Zaporiyia, en Ucrania, bajo control ruso desde marzo. Se ven daños en los alrededores y en el interior de la central nuclear. Moscú y Kiev se acusan mutuamente de los recientes ataques. Según Ucrania, algunos proyectiles cayeron muy cerca de material altamente radiactivo.
Por eso, el secretario general de Naciones Unidas ha pedido en un comunicado la creación de una zona desmilitarizada que asegure el perímetro. El Consejo de Seguridad de la ONU está de acuerdo en que un grupo de expertos visite la central.
Francia vive la peor sequía de la historia y los incontrolados incendios en el suroeste han llevado al país a pedir ayuda internacional. Hablamos también de Somalia, donde la falta de agua ha provocado el desplazamiento de más de un millón de personas, una situación que se ha prolongado en los últimos años en todo el cuerno de África. Conocemos los detalles del último ataque registrado en la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania, las opiniones encontradas que despierta el batallón de Azov, cuyos combatientes son vistos como héroes en suelo ucraniano y como terroristas en suelo ruso. Y abordamos las protestas en Sierra Leona y la Presa del Renacimiento, fuente de litigios entre Etiopía, Egipto y Sudán.
Hoy comenzamos en Estados Unidos, después de que Donald Trump se haya acogido a la Quinta Enmienda para no declarar ante la fiscal. Seguimos Ucrania para conocer la situación en la que se encuentran muchos ciudadanos rusos que llevan viviendo en el país durante años pero que no tienen la nacionalidad ucraniana. El problema se plantea para muchos matrimonios que son mixtos, es decir uno de los cónyuges es ucraniano y el otro ruso o bielorruso. Conocemos el caso de Vadim y Marina, él ucraniano y ella rusa. La actualidad también nos hace mirar a Cuba y al Mar Egeo. Hablamos además con el coordinador de Médicos sin Fronteras en Grecia sobre las llegadas de migrantes a la isla de Samos y las denuncias por violencia y devoluciones en caliente. Y también conocemos el último informe de la organización 'Save the Children' sobre la situación de la infancia en Afganistán, un año después de la llegada de los talibanes al poder.
Rusia ha lanzado al espacio un satélite iraní desde una base situada al sur de Kazajistán. El cohete se ha lanzado esta madrugada, apenas unas semanas después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, y el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, hayan ratificado su alianza. Varios medios consideran que el fin de la operación sería espiar a Ucrania, aunque Teherán lo niega y asegura que el satélite se ha lanzado únicamente con fines de investigación científica.
En Ucrania, la posibilidad de un accidente nuclear por los combates con Rusia vuelve a planear sobre la central nuclear de Zaporiya, la más grande de Europa. Kiev ha pedido una misión de investigación de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que Moscú ha aceptado. Mientras ambos países se culpan mutuamente, Washington ha pedido a Moscú que cese su actividad militar cerca de las centrales nucleares ucranianas y la OIEA y el Secretario General de la ONU, António Guterres, han advertido del peligro que suponen los combates.