El gas ruso abastece a buena parte de Europa y para llegar a su destino pasa por los gasoductos de Ucrania, así que se temen repercusiones en el abastecimiento del gas por lo que pueda pasar en la región. En 2013, Europa ha comprado a Rusia más gas que nunca, 162.000 millones de metros cúbicos. Rusia ha manejado en otras ocasiones y con otros países los cortes de gas como herramienta para lograr una subida en el precio, cuenta el corresponsal de TVE en Berlín, Miguel Ángel García.
La falta de una política energética europea común aumenta la dependencia con el gas ruso, y Alemania es en buena parte responsable de ello, con acuerdos entre Alemania y la empresa rusa Gazprom. Los contratos a largo plazo que establece Rusia impiden, además, aprovecharse de las bajadas en el precio del gas en los últimos tiempos.
Rusia ha invertido 8.000 millones de euros en el Nord Stream, un gasoducto que suministra gas a casi todo el norte de Europa por el Báltico, y se espera al South Stream, que suministrará al continente por el Mar Negro. Europa tiene como alternativas buscar sus propios recursos energéticos mediante renovables o con el polémico fracking o invertir en los yacimientos de África (Argelia, Libia, Nigeria), pero sigue yendo de crisis en crisis hasta la siguiente.