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En otoño Marruecos celebrará elecciones anticipadas. Ha sido una decisión del Rey Mohamed VI que pretende así acelerar el proceso de reformas que emprendió tras la oleada de revueltas en el norte de África. Marruecos no ha sido inmune a estas protestas y un proceso de democratización, del que todavía no puede vislumbrarse su alcance total, se ha puesto en marcha. Aunque los poderes del Rey siguen siendo elevados, la nueva constitución que los ciudadanos marroquíes votaron el 1 de julio, ha recortado algunos aspectos de su hasta ahora ilimitada capacidad de maniobra. El interés por Marruecos está siempre justificado: es el país del norte de África más cercano a España, -apenas 14 kilómetros separan las dos orillas-, y por razones económicas, de inmigración y antiterroristas lo que pasa en el vecino país del sur nunca resulta indiferente.

La organización pide más fondos para hacer frente a una crisis agravada por el conflicto entre el Gobierno somalí y los grupos relbeldes cercanos a Al Qaeda.

A punto de cumplirse seis meses de la caída de Mubarak, el país sigue en manos del Consejo Militar y sin fecha para celebrar unas elecciones de las que salga un gobierno civil. Esta situación hace que muchos de los jóvenes que lucharon por la caída del dictador, se sientan ahora frustrados.

Es un día histórico en Egipto y en el resto del mundo árabe. Hosni Mubarak es el primer exmandatario que se sienta en el banquillo por la represión de las revueltas populares, en la llamada primavera árabe. La primera sesión del juicio acaba de terminar y continuará el 15 de agosto.

El expresidente egipcio Hosni Mubarak y sus hijos, Alaa y Gamal, negaron hoy las acusaciones que recaen contra ellos de abuso de poder e implicación en la muerte de manifestantes durante la Revolución del 25 de Enero. "Niego todas estas acusaciones", dijo Mubarak, que respondió a la pregunta del juez Ahmed Refat con un micrófono y en una camilla junto a sus hijos, que permanecieron de pie. Alaa y Gamal, vestidos de blanco y con un libro en la mano, también se declararon no culpables y repitieron la misma frase que su progenitor.

El ex presidente de Egipto será juzgado junto a dos de sus hijos y el exministro del Interior por la muerte de manifestantes durante las revueltas. Su comparecencia aún está en el aire por su estado de salud. Fuera del juzgado se registran disturbios entre partidarios y detractores.

Mubarak, tras abandonar el hospital en el que se encontraba ingresado, en Sharm el-Sheikh, por su débil estado de salud, está ya en El Cairo para enfrentarse a su juicio. Junto a él, su antiguo ministro del Interior, Habib el Adli, y sus dos hijos, Gamal y Alaa. Todos están acusados de acusados de estar implicado en la muerte de manifestantes, así como de enriquecimiento ilícito y de corrupción.