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Las negociaciones para una tregua en Gaza han vuelto a fracasar. Ni Israel ni Hamás ceden en sus posturas para llegar al acuerdo mientras la cifra de palestinos muertos desde el inicio de la guerra supera los 40.200 y los heridos se acercan a los 100.000. Muchos vagan junto a la montaña de escombros en las se han convertido sus casas tras los bombardeos israelíes. Han perdido no solo sus pertenencias, también familiares. Entretanto, el ejército israelí ha extendido sus operaciones en Gaza y ha acorralado a la población en supuestas zonas humanitarias cada vez más pequeñas.

Una camilla entra en las urgencias del hospital Santa Teresa de Beirut. Es un entrenamiento en el que se simula la llegada de un herido de guerra ante un hipotético enfrentamiento entre Israel y Hizbulá. La mayoría del sistema sanitario libanés es privado, pero los hospitales públicos atenderán a aquellos que no puedan pagar los costes de las operaciones. Algunos centros poseen suficientes equipos para responder ante una avalancha de enfermos y heridos incluso con las calles cortadas. Además, cuentan con formas de tratar heridas por fósforo blanco que usa Israel gracias a instalaciones donadas por la Cruz Roja. Pese a ello, la crisis económica que ha azotado Líbano ha vaciado la tesorería de varios hospitales, con instalaciones que deben usar generadores de fuel para mantener el suministro eléctrico.

Los enfrentamientos en Gaza siguen y no tienen visos de que vaya a parar después de que las negociaciones para lograr una tregua hayn quedado congeladas. Israel y Hamás mantienen sus discrepancias, y Biden ha vuelto a llamar a Netanyahu para exigirle que promueva ese alto el fuego. En una conversación "a tres" junto a la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, Biden ha seguido presionando al primer ministro israelí para que cierre con urgencia un alto el fuego. Pese a ello, Israel y Hamás siguen firmes en sus posiciones. Hamás pide la salida del ejército israelí y el fin de la guerra, algo que rechaza Netanyahu. Por su parte, la visita a la zona del enviado de EE.UU., Antony Blinken, tampoco parece haber dado sus frutos, dado que los principales problemas siguen sin resolverse y las negociaciones están estancadas. Se abre, por tanto, una nueva fase de incertidumbre con el riesgo de un ataque iraní y de Hizbulá.

Las guerras causan pérdidas tanto humanas como materiales. En Ucrania, UNESCO cifra en más de 430 los edificios históricos afectados por los bombardeos. En el caso de Gaza, son 50. La evaluación de los daños se lleva a cabo gracias a imágenes por satélite que les proporciona UNOSAT, el Centro de Satélites de Naciones Unidas.

Actualmente, en la lista del Patrimonio Mundial en Peligro está la Catedral de Santa Sofía, la más destacada de la capital ucraniana, y el centro histórico de Odesa y Leópolis.

También han incluido recientemente el monasterio de San Hilarión, en Gaza. Son símbolos de la identidad de ucranianos y palestinos. Su destrucción supone un coste muy alto que va más allá de lo económico. Mientras continúen las guerras, los daños seguirán aumentando, dejando tras de sí restos de historia difíciles de recuperar.

Un miliciano palestino patrulla por el campo de refugiados de Shatila, escenario de una de las masacres más terribles de la guerra civil libanesa. Abu Noor, el alcalde de la localidad, cuenta que los palestinos aquí son poco más que parias, sin derecho a trabajar ni comprar propiedades fuera del campo. Entre los residentes se encuentran supervivientes de la matanza y que cuentan con familiares en Gaza. Los recuerdos por lo ocurrido en Shatila aún son palpables en sus calles y viviendas, con un museo que recuerda tanto el evento como conmemora la herencia y las tradiciones palestinas. Actualmente, unos 6 millones de refugiados siguen reclamando su derecho al retorno a Palestina.

Un grupo de alpinistas que se encontraba este fin de semana en la cima del volcán indonesio Dukono han salvado su vida en una frenética escapada al ser sorprendidos por una espectacular erupción. Según las autoridades indonesias los alpinistas realizaban una subida "no autorizada" y han sido puestos en una lista negra para futuras escaladas. El volcán, de poco más de mil metros, está situado en la mayor de las islas Molucas.