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Japón ha reaccionado a la alarma nuclear con más calma que el resto del mundo. Los españoles residentes en la isla nipona afirman que el caos es mayor fuera que dentro del país y quitan importancia a las informaciones que hablan de desabastecimiento de alimentos o combustible.

Los núcleos 1, 2 y 3 de la central de Fukushima están dañados según ha confirmado la Agencia Internacional de Energía Atómica, que dice que que la situación es muy seria.

180 trabajadores de la central intentan enfriar con agua de mar los núcleos para reducir la presión, mientras la agencia nuclear japonesa sigue midiendo los niveles de radiación en el exterior y asegura que la radiación actual no es un peligro inmediato para la salud.

Por su parte, Estados Unidos no permite que sus soldados se acerquen a menos de 80 km de la central nuclear.

A pesar de los llamamientos oficiales a la calma, muchos japoneses están abandonando las ciudades cerca de la costa más castigada por el tsunami. Es un éxodo hacia el sur, que ya se nota en la capital, en Tokio.

El emperador Akihito ha dicho que está "profundamente preocupado" por la catástrofe en la central nuclear de Fukushima y ha pedido a los japoneses que no se den por vencidos. Es la primera vez que se ha dirigido al país en un momento de crisis desde su llegada al trono, hace 22 años y prueba la enorme gravedad de la catástrofe.

El Gobierno japonés ha pedido a los ciudadanos que no que no acaparen más combustible del que necesistan. Ha anunciado, también, el reparto de arroz en las zonas más devastadas por el tsunami.

Los expertos continúan pidiendo a los japoneses de las zonas afectadas que, en la medida de sus posibilidades, permanezcan en el interior de sus casas, bajo techo. En caso de que, por extrema necesidad, tengan que salir, la televisión ofrece recomendaciones de seguridad.

La televisión pública japonesa NHK explica la situación de la central de Fukushima Daiichi. Los operarios que intentan refrigerar los reactores de la central de Fukushima han regresado a la central después de que hayan descendido los índices de radioactividad. Durante la noche (hora española), los 50 trabajadores que realizaban estos trabajos se habían retirado tras otro incendio en el reactor número 4, que se ha extinguido en poco tiempo. La clave es refrigerar las barras de combustible gastadas pero, por el momento, esta actuación no es posible poeque los niveles de radioactividad detectados en la central no garantizan la seguridad de los trabajadores (16/03/2011).

Los fallos siguen sucediéndose en la central nuclear de Fukushima, donde un segundo reactor tiene probablemente daños en la vasija del núcleo y del que sale una amenazante columna de humo. La radiación ha vuelto a subir y aunque no hay nuevas alertas a la población, desde el exterior se cree que la situación en Japón está fuera de control. Este miércoles también se ha producido un nuevo incendio en el reactor 4 (el mismo que ardió el día anterior), pero se ha extinguido en poco tiempo, y se ha informado de más problemas en los reactores 1, 2, 5 y 6. En estos dos últimos están elevando su temperatura.

Aunque al menos aparentemente lo más preocupante viene del reactor 3, del que sale desde hace varias horas humo blanco, cuyo origen todavía se desconoce. Este reactor registró una explosión el lunes que hizo saltar por los aires el edificio externo, aunque en su núcleo las autoridades solo admitieron una posible deformación. Sin embargo, ahora han dicho que probablemente esté dañado. "Es posible que salga vapor a través de la estructura" del núcleo, ha dicho el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano, para explicar la causa "más probable" del aumento súbito de la radiación detectada en la entrada de la planta.

Cuatro días después de que un terremoto de magnitud 8,9 en la escala Richter sacudiera Japón y un tsunami arrasara gran parte de sus costas, siguen llegando imágenes del desastre.

Las autoridades de Japón han elevado a casi 6.500 los muertos y desaparecidos, y han situado en 25.000 los rescatados, mientras que cada vez son mayores los problemas de abastecimiento para los supervivientes.

Las autoridades niponas creen que la cifra final de víctimas será mucho mayor, puesto que en algunos municipios afectados podría haber algunos miles de víctimas todavía no contabilizadas.