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Las autoridades de Baréin han dado un paso con el que quieren dejar claro cuál es su postura: han derribado el monumento de hormigón que se encuentra en el centro de la plaza de la Perla, en Manama, hasta ahora epicentro y símbolo de las manifestaciones a favor de la democracia que comenzaron en el país hace varias semanas.

El Gobierno de Japón ha elevado hoy de 4 a 5, el nivel de alerta nuclear, lo que lo convierte en el segundo peor accidente nuclear de la historia, después de Chernobil.

Nos vamos a Tokio

Aunque las autoridades japonesas dicen que el riesgo de radiación es nulo fuera del área de seguridad de 20 kilómetros alrededor de la central, sigue saliendo gente de Tokio. Muchos van hacia Osaka, la gran ciudad situada en el sur , donde esperarán a ver como evoluciona la situación

  • Fukushima no podrá producir una contaminación de alcance mundial
  • Ni siquiera Tokio, a unos 200 kilómetros, tiene qué temer
  • En el accidente de Chernóbil el material radiactivo se dispersó por toda Europa

Tras una semana de sobresaltos continuos, llegan los primeros datos positivos desde Fukushima. Las autoridades aseguran que su plan de lanzar agua sobre la planta ha funcionado. Por el momento, ha bajado la presión y también el nivel de contaminación.

Yukio Edano, portavoz del Gobierno japonés, ha dicho que "las mediciones de radiación no han sido tan serias para tener efectos sobre la salud humana, aunque algunas lecturas son altas".

Para realizarlas, un avión no tripulado sobrevuela la central. Su función, obtener datos más precisos porque es fundamental conocer qué nivel de agua tiene el depósito número 3, que es el que alberga plutonio.

Dado el aparente éxito, los helicópteros y los camiones cisterna van a continuar inyectando agua marina. Aunque lo prioritario es hacer llegar la electricidad a la planta, lo que facilitaría el enfriamiento de la central. Un cable eléctrico de un kilómetro y medio de longitud se ha conectado ya en el reactor 2. Aunque las autoridades esperan que la central vuelva a tener energía este domingo, han admitido que los trabajos de cableado van más lentos de lo previsto.

Para asesorar a las autoridades japonesas ha llegado a Tokio el director general del Organismo de la Energía Atómica, que también pretende obtener información más directa.

En el mismo aeropuerto, cientos de extranjeros esperan para tomar un avión. Mientras las compañías aéreas aumentan la capacidad de sus vuelos, y así hacer frente a la demanda, el Gobierno norteamericano ha puesto a disposición de sus nacionales varios aviones para salir de Japón.

Los reactores 2, 3 y 4 de la central de Fukushima expulsan vapor, aunque lo que más preocupa es la situación de los reactores 3 y 4 porque los niveles pueden estar muy bajos y las barras de combustible podrían quedar expuestas. Este viernes continuarán las operaciones aéreas y terrestres para refrigerarlos, así como los trabajos para el tendido de una red de alimentación eléctrica en el reactor 2. Todos los trabajos están supeditados a los niveles de radiación en el perímetro de la central. También este viernes, está previsto que el director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA) llegue a Tokio, acompañado por seis expertos que tienen la intención de visitar la central nuclear.

La crisis nuclear en la central de Fukushima sigue siendo "muy seria" pero permanece "razonablemente estable" después de que las autoridades japonesas hayan logrado conectar un cable eléctrico al reactor 2 y hayan bombardeado toneladas de agua por primera vez para llenar las piscinas de combustible de la central a través de helicópteros y camiones cisterna militares.

"Las autoridades japonesas han informado al OIEA de que los ingenieros han sido capaces de conectar un cable externo a la red eléctrica de la unidad 2. La operación se completó a las 09:30 (hora peninsular española)",ha indicado el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

La sombra del desastre nuclear sigue planeando sobre Japón, un país que hace frente a muchos otras dificultades como el desabastecimiento y los corte de luz. En Tokio, los japoneses parece que se toman la tragedia con más calma, pero los españoles residentes en la capital viven la situación con algo más de inquietud.