Desde que empezó la guerra entre el régimen de Al Asad y los rebeldes, más de seis millones de sirios han tenido que dejar sus casas. Dos millones y medio han huido del país. La mayoría busca refugio en países fronterizos, pero decenas de miles han pedido asilo en Europa.
El presidente sirio, Bachar al Asad, niega que vaya a dejar su cargo y ha zanjado que la cuestión no es objeto de debate, según publica este domingo la agencia rusa Interfax, una información que la Presidencia siria desmiente y califica como "falsa".
Es el principal grupo opositor en el exilio y el primero en confirmar su asistencia a las negociaciones de paz frente al régimen de Bashar Al-Asad.
El presidente sirio, Bachar al Asad, ha agradecido al papa su condena hacia los ataques externos contra Siria. MIentras tanto, al menos 39 personas han muerto, entre ellas ocho niños, en un bombardeo de la aviación en la ciudad de Alepo. La acción militar ha destruido un mercado y un hospital de la ciudad.
De las 300 víctimas mortales, noventa eran niños y solo treinta eran combatientes, según el observatorio sirio de derechos humanos. El capítulo más sangriento de la primavera árabe ha llegado a un punto muerto después de casi tres años de guerra civil y más de 100.000 muertos, según cifras de la ONU. El Ejército Libre Sirio sigue siendo el principal grupo rebelde pero no controla a los grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda cada vez más fuertes.
La conferencia ahonda en las diferencias entre la oposición siria
